Colas para el voto de la suerte
La administración Merche de Girona celebra el éxito de ventas en un día “anormal” para el sector
Puntual como un clavo, a las 8.15 horas Carlos Voz sube la persiana de la Merche, la administración de lotería que regenta junto a su hermano Andrés. Resopla y verbaliza sus dudas mientras guarda las llaves del negocio. “Lo que puede pasar hoy será una incógnita. Es un día anormal, nunca el día antes del gordo había caído en jornada electoral, de modo que no sabemos cómo nos puede afectar al negocio”, explica. Mientras, Andrés se apresura a pasar la aspiradora al pequeño local antes de que llegue el primer cliente.
Un cuarto de hora después de haber abierto cruza el dintel una joven despistada. “¿La lotería de Navidad cuándo es?”, pregunta. “Hoy es el último día para comprar”, le advierte el lotero. “Pues uno que acabe en 46”, pide. Despistados como esta joven, clientes que dejan la compra para el último día, gente con corazonadas repentinas son algunos de los perfiles que se repiten tradicionalmente el día anterior al sorteo, el día de más afluencia de público en búsqueda de la suerte. “A media mañana, la cola suele salir del local, veremos qué pasa hoy”, comenta Carlos, a primera hora. Advierte que el hecho de que no sea jornada lectiva, ya de entrada no ayuda. “Con los colegios cerrados, habrá menos ventas”, anticipa.
Pronóstico fallido. Al mediodía, la cola invade la acera que hay frente al local. Los transeúntes esquivan como pueden a los clientes despistados, a los que han dejado la suerte para el final como mosén Jordi o un trabajador autónomo de mediana edad de Besalú, de paso por Girona, que jamás había comprado un décimo. “Es una cuestión sentimental, mi padre siempre jugaba en esta administración y ahora que no está, lo hago yo”. A media mañana, muchos clientes que salen de la Merche ya ha ejercido su derecho a voto. Para otros, como Astrid, la administración es parada previa a su paso por las urnas y la oficina. La proximidad con el Col·legi Verd, donde a ratos se forman largas colas, está compensando con creces la falta de afluencia que Carlos temía por no ser día lectivo. Alegría de ventas dentro de local y en la distancia. En algunos momentos, los teléfonos no paran de sonar. “Hay muchas peticiones de última hora, algunas de Madrid. Una mujer ha pedido un número acabado en 2, se lo mando ahora por mensajero”, dice Andrés, que confiesa estar viviendo una jornada más positiva de lo esperado. A falta de tres horas para cerrar el local, el pronóstico ahora es muy distinto al que tenían los dos hermanos al subir la persiana. “Las ventas hoy serán similares al año pasado”, afirma Andrés, que ha aprovechado su hora de comer para ir a votar. Un año en que el contexto político ha pesado sobre los loteros que han registrado un descenso de ventas. También en preferencias ciudadanas. “Las terminaciones en 55 y 155 están vendidas desde octubre”, dice Andrés. Lo que no se ha agotado es la ilusión. Al menos, hasta el momento en que se cante el gordo.
La proximidad con un colegio electoral ha compensado el hecho de que no sea día lectivo