La Vanguardia

Contra la impunidad

‘Lesa humanitat’, de Héctor Fáver, plantea los crímenes del franquismo como asunto pendiente y actual, “no del pasado”

- FERNANDO GARCÍA

Los crímenes del franquismo siguen impunes cuando pasan casi 80 años desde que todo empezó y más de 40 desde que se instauró la democracia. El documental Lesa humanitat, que Héctor Fáver lleva hoy a las salas, “no es una historia sobre el pasado” sino sobre la falta de investigac­ión, reconocimi­ento y exigencia de responsabi­lidades por los crímenes de la dictadura a día de hoy, subraya el director. Una laguna en parte amparada por las leyes –en especial la de Amnistía– pero también por la falta de voluntad política al respecto.

A lo largo de hora y media, y con narración en catalán del actor Eduard Fernández, el exjuez Baltasar Garzón; el ya fallecido abogado argentino Carlos Slepoy, impulsor de la querella de víctimas del franquismo formulada en ese país; el fundador de la Asociación para la Recuperaci­ón de la Memoria Histórica, Emilio Silva; la presidenta de la Asociación Todos los niños robados son mis niños, Soledad Luque, y el periodista e investigad­or Alfredo Grimaldos, entre otros, airean las deudas históricas que la opción por el borrón y cuenta nueva de la transición ha dejado sin saldar.

“¿Qué locura es ésta, quién nos tiene agarrados por las tripas para que digamos que todo está superado, cuando todavía estamos hablando de esto?”, lanza Garzón a la cámara tras recordar su petición ante el Supremo –junto a los abogados Manuel Ollé y Eduardo Ranz– para “cerrar el Valle de los Caídos y convertirl­o en un lugar de memoria”. Tal como se recuerda en el largometra­je, Garzón es paradójica­mente el único procesado en relación con los crímenes del franquismo, en la causa que el propio Supremo abrió contra él por su investigac­ión de las desaparici­ones de la dictadura cuando era magistrado de la Audiencia Nacional. El asunto termino decayendo, pero tuvo un alto coste para Garzón.

La obra de Fáver, cineasta argentino afincado en Barcelona,

“Camboya es el país del mundo con más desapareci­dos y fosas comunes; el siguiente es España”

arranca en Camboya. Sobre planos en los centros de tortura y fotos de víctimas y de restos humanos, el narrador recuerda el exterminio de unos dos millones de personas a manos de Pol Pot y su banda asesina. Dice: “Tras la Segunda Guerra Mundial, Camboya es el país del mundo con más desapareci­dos y fosas comunes. El siguiente es España”. Luego, la película da cuenta de los museos y memoriales de las dictadoras de la propia Camboya, Argentina, Alemania... Falta España.

El documental casi no deja títere con cabeza en el espectro político. Emilio Silva y Alfredo Grimaldos responsabi­lizan tanto al PP como a determinad­os dirigentes del PSOE de la política de olvido que se ataca; de la renuncia a depurar los delitos de “lesa humanidad” de Franco y los suyos. Duro, muy duro.

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MIGUEL CORTÉS / EFE Franco y Mussolini durante su encuentro de 1941 en Bordighera

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