Hermosa pequeñez, a veces
Una vida a lo grande
Dirección: Alexander Payne
Intérpretes: Matt Damon, Christoph Waltz, Kristen Wiig,
Producción: EE.UU. 2017. 135 m. Downsizing. Comedia.
Lo pequeño es hermoso, se dice. Pero lo pequeño puede ser terrible, como demostró Herzog en También los enanos empezaron pequeños (1970). Lo pequeño, en realidad, es pequeño. Y punto. Sin color moral ni valor añadido. Una certeza que afronta, a lo grande, el nuevo filme de Alexander Payne sobre un mundo disminuido.
Payne, indiscutible humanista del cine, director sin películas malas, con títulos en su haber como Entre copas (2004), Los descendientes(2011) y Nebraska(2013) entre otros. Quizá esta huida a lo pequeño que aquí emprende, entendida como la huida de uno mismo, sea la más discutible de las suyas. Se sitúa en un mundo que ofrece la posibilidad de disminuirse: Paul (Matt Damon) y Audrey (Kristen Wiig) deciden reducirse porque, además, mientras se empequeñece el dinero se multiplica. Pero no para todos. Estamos en una sociedad a escala en el que la supuesta felicidad debe pagar su precio y donde nadie escapa de su circunstancia, poco más o menos como en la nuestra.
El nuevo filme de Payne resulta, de entrada, una propuesta cautivadora, movediza, imprevisible. Aunque en su ir de aquí para allá sin saber muy bien hacia dónde vamos –sin ir a ningún sitio, en realidad– uno se siente cada vez más perdido y hastiado. Cansado de un viaje que se va aquietando, como los péndulos cuando van perdiendo fuerza.
Damon, en su faceta de americano medio con sobrepeso, nos hace vivir la ilusión de lo diminuto bajo el influjo de Cariño, he empequeñecido a los niños. Otra referencia ineludible, por el lado jocoso, de esta comedia a escala, donde lo pequeño es hermoso y terrible, a la vez. / S. Llopart