CRISTIANO RONALDO - LEO MESSI
C.R. Ser el segundo, cuando quieres ser el primero, por exitoso que seas, es traumático. Vivir bajo la comparación eterna con Messi lo ha convertido en un ser histriónico, que necesita una constante búsqueda de atención a su persona. Un superyó digno de Freud. Si él habla, yo, mí, me son los pronombres más utilizados en sus construcciones gramaticales. Se mira al espejo y se encuentra perfecto, por eso entiende la envidia que le tienen muchos. Reconoce que la humildad es un defecto, por eso no la exhibe. Planifica todo lo que hace y dice. Ni sus formas ni su tono cambian, ni siquiera ante los jueces. Si Cristiano aplicara la mudez de Messi fuera del terreno de juego, sería, sin duda, ampliamente más admirado y venerado. A pesar de todo ello es el futbolista número uno en marca e ingresos comerciales, trofeo por el que nunca quiso competir el pibe.
L.M.La marca Messi ha hecho grande la marca Barça en la era del fútbol global. Barça es Messi, Messi es Barça. Hubo un Barça antes, se deberá reinventar uno cuando el argentino deje el club. Nadie es capaz de imaginar como será ese día, mejor no pensarlo y gozar el presente. Lionel es omnipresente en crónicas periodísticas donde acapara titulares y veneraciones, pero casi inexistente fuera de él en primera persona. Sus apariciones en los medios de comunicación son contadas y tan súbitas e inesperadas como algunas de sus acciones en el área rival. Sólo el Dios futbolístico aguanta esa infraactividad comunicacional deliberada. En el campo sus miradas hablan y sus celebraciones goleadoras comunican cuando él quiere que así sea. Solamente Maradona sigue sin aceptar su liderazgo, no cuesta descifrar el porqué, las abdicaciones nunca han sido fáciles en las monarquías.