La Vanguardia

El Girona sucumbe en Ipurua

Un intenso Eibar con un gran Inui acaba con la racha a domicilio de los de Machín

- RAMÓN ÁLVAREZ

El Girona no pudo ser ajeno al mal de Ipurua, esa sensación de desubicaci­ón que esta campaña ya habían sufrido de forma consecutiv­a Deportivo, Levante, Betis, Espanyol y Valencia, y acabó cayendo goleado ante un Eibar superior que consiguió anular completame­nte a los blanc-i-vermells. Ese 4-1 de anoche es la derrota

El japonés Inui, muy activo, marcó dos goles

más abultada de los de Pablo Machín en la máxima categoría y la que rompe una excelente racha de resultados a domicilio que los había llevado a permanecer invictos fuera de Montilivi en sus últimos seis desplazami­entos.

No en vano, enfrente tenía a uno de los mejores equipos locales, que también encadena seis partidos ligueros en casa sin perder (cuatro victorias y dos empates).

La cercanía de la grada, las dimensione­s de un terreno de juego que se hace muy estrecho para jugar con dos carrileros y el estado del campo, demasiado pesado para un equipo que basa su juego en la transición, acabaron siendo demasiada carga para un Girona, justo es decirlo, que tampoco estuvo atento ante la intensidad que despliega el Eibar, sobre todo en los primeros minutos, siempre decisivos en este escenario.

Porque los locales no necesitaro­n ni un minuto para abrir el marcador gracias a un balón a la banda izquierda y una gran acción de un Inui en racha que dribló a Ramalho para batir a Bono con un disparo cruzado. Que la acción no había sido fruto de la casualidad ni de la inspiració­n del interior japonés se confirmó en apenas diez minutos, cuando en otro balón al área y un centro al segundo palo Charles volvió a cabecear a las redes sin oposición entre Bernardo y Juanpe.

El Girona sólo tenía que despertar, aunque lo hizo cuando ya llevaba dos goles en contra. Sin posibilida­d de desplegar su juego, sí consiguió abrir el partido aún en ese primer tiempo gracias a un perfecto zurdazo de Timor en un libre directo lejano. Así consiguió irse vivo al vestuario y meter el miedo en el cuerpo a un rival que por fin se mostró algo más temeroso. Pero fue también un espejismo, ya que tras la reanudació­n volvió a aparecer Inui para convertirs­e en el hombre de la noche al culminar una rápida contra dirigida por Charles. Bono logró atajar su disparo, pero el japonés estaba completame­nte solo para hacerse con el rechace.

No se puede reprochar a los blanc-i-vermells –anoche de amarillo– bajar los brazos. El Girona siguió en el partido y Machín trató de buscar alternativ­as en el banquillo, pero su equipo siguió sin encontrars­e cómodo en un entorno demasiado hostil y ni siquiera Stuani, que llevaba dos jornadas consecutiv­as viendo puerta, pudo aparecer ayer. Ya en el añadido, el catalán Joan Jordán redondeó la goleada.

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JUAN HERRERO / EFE

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