Dime que soy el más grande
Los republicanos hablan de Trump al estilo de los comunistas sobre Stalin, pero temen perder las cámaras en el 2018
Durante la recepción del miércoles en la Casa Blanca, en la euforia por la aprobación de la reforma fiscal, Trump exhibió su humor. “Ha tenido un año más duro que nosotros, pero ¡qué forma increíble de perder peso, Steve!”.
Los convocados, todos republicanos, rieron la gracia. La broma iba dirigida al congresista Steve Scalise, que el pasado junio se debatió entre la vida y la muerte, después de que un pistolero abriera fuego contra él y sus colegas mientras jugaban a béisbol. Esa fue su dieta, a base de plomo.
El chiste provocó sonrojo entre los analistas. “¿Alguien se imagina a Obama con un comentario de tal mal gusto?”, se plantearon. Pero más inimaginable es el espectáculo que vino luego, cuando Trump animó a los invitados a hablar, “a la manera como los funcionarios comunistas se dirigían a Mao o Stalin”, sugirió John Cassidy en The New Yorker.
Ruth Marcus lo ilustró ayer en The Washington Post. “Esta semana he sido testigo de cómo pasaban la peor legislación doméstica que he visto en mi vida, seguido de la ahora ya ritual, aunque no menos repulsiva, adulación al presidente Trump”. Y citó los dos momentos de esa jornada a su mayor gloria. Los republicanos han descubierto cómo sacar rédito y no ser insultados en sus tuits.
En primer lugar, el presidente abrió a las cámaras la sesión de su Gabinete. Una muestra, el tributo del vicepresidente Mike Pence: “Gracias a tu determinación, a tu liderazgo, estamos haciendo América grande de nuevo”.
Más tarde, en el acto con los legisladores, Pence añadió: “El presidente Trump está haciendo historia desde el primer día”. No le tembló la voz, sabiendo lo del Rusiagate, el fracaso en el derribo al Obamacare –pese al control total del poder– o que sólo ha logrado una gran victoria legislativa, que es precisamente la referida al recorte de impuestos que beneficia a las corporaciones y a los ricos.
“Ha sido un año de grandes logros para la Administración Trump”, aseguró Mitch McConnell, presidente del Senado. McConnell estuvo en la cuerda floja hace unos meses, tras las conspiraciones de Trump y su
Los conservadores ensalzaron a Trump tras la reforma fiscal con discursos propios de las dictaduras
asesor Steve Bannon. “No podríamos haber hecho esto sin el exquisito liderazgo del presidente”, proclamó Paul Ryan, líder del Congreso, que, tras años de lucha, conseguía un éxito para los lobbies que le sufragan. Hacía un par de días que había desmentido su retirada de la política porque no podía más con Trump.
Uno de los más elocuentes fue el senador Orrin Hutch, a quien se atribuye la inclusión en el proyecto fiscal de la cláusula que beneficiará a promotores inmobiliarios, como Trump. “Esta es la mejor presidencia que hemos visto, no sólo en generaciones, sino siempre”, afirmó Hutch para deleite del homenajeado, que no cabía dentro de sí de tanto placer.
“Esto tipo de discursos son los que de habitual se ofrecen en las dictaduras. Su audiencia no es el público, sino el tirano. Esto es lo que vi el miércoles en Washington y es la parte más aterradora de la victoria de Trump con los impuestos”, sostuvo Masha Gessen también en The New Yorker.
Pero, metabolizado el almíbar, McConnell alertó el viernes que los conservadores tienen muchos números de perder el control de una o de las dos cámaras en las elecciones legislativas del 2018.
Entonces, ¿este es el mejor presidente, según los aduladores republicanos, o el peor, como subrayan las encuestas?