Ciudadanos de tercera
Barcelona premia a las personas que han contaminado durante años la ciudad. Les regala la T-Verda, un abono anual renovable hasta tres años a cambio de renunciar a su vehículo contaminante. Si nunca has tenido coche o moto, si nunca has contaminado, si has viajado siempre en transporte público, en bici o a pie, lo seguirás haciendo sin ningún tipo de ayuda, porque no te lo mereces. Tu premio es seguir pagando por no haber contaminado.
¿Tienes hijos de entre 4 y 16 años? ¡Qué suerte! También les regalan el transporte, en concreto la T-16, sin importar cuáles son los ingresos familiares. En cambio, si quieres obtener la tarjeta rosa gratuita pero tus ingresos superan en un euro lo estipulado, qué mala suerte, te toca comprar tarjeta rosa reducida y seguir pagando. Así que a las personas jubiladas que han pagado siempre el transporte de sus hijos y no han circulado por la ciudad con vehículos contaminantes porque han utilizado siempre el transporte
colectivo ahora encima les toca pagar por seguir haciéndolo, y mientras otros viajan gratis.
En Barcelona hay ciudadanos de primera, de segunda y de tercera. Qué vergüenza.
I. VICENTE LUQUE Barcelona
Más recuerdos del 39
Recuerdo perfectamente el día que el hermano profesor encargado de nuestro curso de preparatorio –año 1939-40– en el colegio de Nuestra Señora de la Bonanova (hoy La Salle) entregó al llegar al aula a uno de los alumnos un trozo de madera diciéndole que si oía a un compañero hablando en catalán le pasase la “prenda”, y así sucesivamente a los siguientes, hasta terminar el día y devolvérsela: no especificaba cuál sería el castigo.
Segurament ho recordo perquè després de tres anys d’exili-refugi a Perpinyà durant la Guerra Civil anant a l’escola francesa i parlant només català a casa, quan vaig arribar a Barcelona no sabia una sola paraula de castellà i em devia entrar pànic en sentir aquella proposta; tenia set anys!
Cal dir que l’endemà ningú va trobar la fusta i mai més se’n va tornar a parlar. Els Germans de les Escoles Cristianes amb la seva prudència i saviesa van complir l’ordre que devia venir d’algun estament burocràtic i després se’n van oblidar completament.
He conservat sempre els meus coneixements de francès i he agraït tota la vida haver pogut ser trilingüe amb tota naturalitat i sense esforç, i als germans de La Salle, la meva formació i la seva esplèndida educació.
J. LLUÍS ESCAYOLA RITTER Barcelona