Politosis, una nueva enfermedad
Algunas enfermedades acaban con las letras osis: artrosis, tuberculosis... Existe una nueva patología, que denominaré politosis. Me refiero al complejo cuadro clínico cuyo denominador común es ansiedad, que suele acompañarse de insomnio y cierto cambio de carácter muy sutil que tan sólo suelen apreciar las personas más cercanas, a pesar de que el afectado de politosis, cuando se le detecta dicha sintomatología, responde asombrado “de qué diablos estás hablando”. Llegada la noche el enfermo de politosis pensará en el efecto reparador del descanso y en el poder hipnotizante del sueño que borrará miserias de reciente realidad.
En España, durante los años del franquismo, los anticonceptivos estuvieron prohibidos. Siendo ya médico y recién llegado a España tras mi estancia en Inglaterra, donde la anticoncepción no sólo era libre práctica, sino que existía una asociación que proporcionaba información gratuita, fui requerido por el Sindicato Libre de Estudiantes para que diera una conferencia sobre “Control de natalidad”. Fue expresamente prohibida por el decano de la facultad quien, además, dirigía mi tesis doctoral. Pronuncié la charla ante un público médico ansioso por conocer métodos anticonceptivos que les permitieran regular eficazmente la natalidad, sin tener que recurrir a los medios clásicos. El decano, indignado por no haber aceptado su expresa prohibición, lanzó los papeles de mi tesis doctoral con estas palabras: “Caballerete, busque quien quiera ayudarle”. Actualmente esta respuesta, afortunadamente, no podría darse pues gozamos de una democracia que ampara la vida científica, y el rechazo a una obra científica sólo puede aceptarse con argumentos científicos que pongan en duda la validez de las hipótesis de su autor. En la dictadura franquista no sólo se analizaba el currículum de los profesores, sino que se analizaban los trabajos científicos y a sus autores. Mi tesis versaba sobre discariosis, alteración celular con posible relación con el cáncer. Mi reciente pasado en favor de los anticonceptivos era suficiente motivo para desestimar cualquier otra aportación científica. Me dirigí al profesor Botella (Madrid), quien aceptó el reto y obtuvimos la máxima calificación.
En la actualidad los medios de comunicación son tan eficaces que nos permiten conocer con transparencia la vida, los milagros y las posibles incongruencias de los políticos, o incluso científicos, lo que puede provocar decepciones que llegan a constituirse en ansiedades, que podríamos denominar politosis que están amargándonos la existencia.