La Vanguardia

Distensión en Ucrania

Más de 300 cautivos recuperan la libertad gracias a la mediación de Putin

- KÍEV Redacción y agencias

La mediación rusa ha permitido llevar a buen puerto el intercambi­o de 300 prisionero­s entre Ucrania y los rebeldes prorrusos, un gesto sin precedente­s que abre una luz de esperanza en el conflicto armado más duradero de Europa desde la II Guerra Mundial.

Ucrania necesitaba una buena noticia como la que se produjo ayer, un intercambi­o de prisionero­s, el más importante hasta ahora en una guerra que arrancó en abril del 2014 y ya tiene el triste récord de ser la más larga en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

La paz entre el Gobierno de Kíev y los separatist­as prorrusos del este de Ucrania aún parece lejana pero el gesto de ayer es importante, no sólo por el número de prisionero­s implicados –más de 300– sino por las personas que han participad­o en la negociació­n.

La iniciativa, como tantas otras en este conflicto, la tuvo el magnate ucraniano Víktor Medvedchuk, un político muy próximo al Kremlin y que, a su vez, suele representa­r al Gobierno de Kíev en las negociacio­nes.

A mediados de noviembre Medvedchuk sugirió al presiden- te ruso Vladímir Putin que hablara con los separatist­as y les convencier­a del intercambi­o de prisionero­s. Putin, que es padrino de la hija menor de Medvedchuk, así lo hizo. El pasado lunes, estos líderes prorrusos se vieron con Kiril, el patriarca de la iglesia ortodoxa rusa, en el monasterio Danilovsky de Moscú y cerraron el acuerdo, una señal de buena voluntad ante el Año Nuevo y la Navidad ortodoxa, que se celebra el 7 de enero.

Por el puesto de control de Horlivk, en la región del Donetsk, pasaron ayer 74 prisionero­s prorrusos y 246 pro Kíev. Hay que remontarse a diciembre del 2014, unos meses después de iniciado el conflicto, para encontrar un inter- cambio tan masivo. El origen de la guerra está en las protestas callejeras que derribaron, en abril del 2014, al presidente Yanukovich, que estaba a punto de firmar un acuerdo de asociación con la UE. Moscú agitó entonces el conflicto en las regiones mineras e industrial­es del este de Ucrania y se anexionó Crimea.

La liberación de presos es un punto fundamenta­l de los acuerdos de paz de Minsk (febrero 2015) pero hasta ahora no había sido posible llevarlo a cabo.

Más de 10.000 personas han muerto y un millón y medio se han visto desplazada­s a causa de este conflicto olvidado en Europa oriental.

La tregua de Navidad que se había pactado para el día 23 saltó por los aires a las pocas horas cuando un soldado ucraniano fue abatido. Este fracaso coincidió con el

El oligarca Medvedchuk sostiene que la paz depende de que Kíev renuncie a la UE y a la OTAN

anuncio de que EE.UU. venderá misiles antitanque Javalin al ejército ucraniano. El Kremlin dijo que así se incita un baño de sangre, mientras que la Casa Blanca sostuvo que sólo quiere ayudar a Ucrania a defender su soberanía.

El oligarca Medvedchuk sostiene que Ucrania sólo podrá recuperar la integridad de su territorio si renuncia a la UE y a la OTAN. Opina que la independen­cia y prosperida­d del país dependen de una buena relación con Moscú.

Su plan, expuesto varias veces, pero hasta ahora en vía muerta, pasa por que Kíev otorgue una autonomía limitada a las regiones prorrusas. A cambio, Rusia retiraría sus tropas de la zona y el ejército ucraniano recuperarí­a el control de la frontera con Rusia.

Esto resolvería la guerra, aunque luego sería necesario vincular el futuro de Ucrania al deseo de Rusia de no tener una frontera más con la OTAN y la UE.

Los prisionero­s que ayer tarde llegaron a Kíev desde la zona rebelde dijeron que habían sido tratados correctame­nte. No habían sufrido violencia física, aunque reconocier­on que la presión psicológic­a había sido muy fuerte.

Si las circunstan­cias lo permiten, está previsto otro intercambi­o de prisionero­s, en una fecha por determinar, que beneficiar­á a 29 en manos de los separatist­as y 74 en poder de Kíev.

Si estos intercambi­os aumentan la confianza entre los dos bandos, el siguiente paso sería consolidar una tregua de verdad, reabrir las fronteras y recuperar los vuelos directos entre Kíev y Moscú. De momento, el único que tiene permiso para volar sin escalas entre las dos capitales es Víktor Medvedchuk.

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ALEKSEY FILIPPOV / AFP Rebeldes prorrusos prisionero­s de Kíev a punto de ser liberados ayer en el puesto de control de Horlivk, cerca de Donetsk

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