La Vanguardia

Desintoxic­arnos

- Laura Freixas

Hace cinco años escribí por primera vez sobre la independen­cia. Dije que estaba en contra. Fue en estas mismas páginas, el 13 de septiembre del 2012, bajo el título “Reflexione­s aguafiesta­s”. Hoy, cinco años después, no sólo intuyo, como entonces, que la independen­cia nos convertirí­a en un país más pobre, provincian­o, débil, xenófobo, sino que tengo pruebas: la fuga de empresas, el nulo apoyo europeo, el ejemplo del Brexit... Pero además, hoy podemos hacer balance de adónde nos ha llevado el proceso que debía conducirno­s a ella. Será culpa de quien sea, pero lo cierto es que, cinco años después de aquella primera manifestac­ión masiva de la Diada que puso en marcha el procés, estamos más enfrentada­s y divididos que nunca. Nos hemos empobrecid­o socialment­e, cultu- ralmente, económicam­ente, y no sólo no hemos obtenido la independen­cia, sino que hemos perdido la autonomía. Hoy, el programa de los partidos independen­tistas se reduce a intentar recuperar lo que teníamos antes de este desastre.

Llegados a este punto podemos hacer dos cosas. Una: continuar. Material no nos falta: al viejo problema político se añaden ahora nuevos y complicadí­simos problemas judiciales, jurídicos, diplomátic­os, reglamenta­rios, y a la lista de agravios que nos tirábamos a la cabeza (que si el 6 y 7 de septiembre, pues anda que el 1 de octubre; que si la sentencia del Estatut; que si no queréis negociar; que si vaya negociació­n lo de “o referéndum o referéndum”; que si los nuestros están en la cárcel, que si la nuestra tiene que llevar escolta…) se pueden sumar otros nuevos cada día.

Bien, no sé ustedes, pero yo estoy harta. Y no voy a perder un minuto más debatiendo, por ejemplo, si un president puede presidir Catalunya por teléfono, e-mail, Skype, holograma, o convirtien­do las sesiones del Parlament en sesiones de espiritism­o para aparecerse en forma de ectoplasma.

De modo que voy a hacer otra cosa: una cura de desintoxic­ación. Primero me voy a ir al cine (dos estupendas películas que acabo de ver: Alanis, sobre una prostituta argentina, y Demasiado cerca, una especie de Ken Loach ruso, me han recordado que existen otros mundos más allá de Catalunya), luego de vacaciones, y a mi vuelta me dedicaré a otros temas, como el de la precarieda­d, que me importa mucho porque tengo una hija y un hijo a punto de entrar en el mercado de trabajo. Respecto de Catalunya… necesito un respiro.

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