La Vanguardia

La resaca de los examinador­es

Algunas autoescuel­as tardarán un año en volver a la normalidad y piden indemnizac­ión

- JAVIER RICOU Lleida

Las autoescuel­as van a tardar meses, algunas incluso más de un año, en recuperars­e de la resaca que la huelga de los examinador­es de tráfico ha dejado en esos negocios. Ha sido el paro más largo (casi seis meses) protagoniz­ado en España por un colectivo de funcionari­os públicos. Y aunque ahora esos examinador­es han vuelto a su trabajo, la situación en muchas autoescuel­as sigue siendo caótica al haberse formado un tapón de alumnos que no pudieron examinarse cuando les tocaba y que en estos momentos hacen cola a la espera de que llegue su turno.

En el grupo de Hoy-Voy, con una veintena de autoescuel­as repartidas por Catalunya y el resto

Los empresario­s del sector estiman que han dejado de ingresar más de 100 millones en los casi seis meses de paros

de España, ese tapón lo conforman alrededor de cuatro mil alumnos, revela Carlos Duran, cofundador del negocio. Aspirantes a la prueba práctica “que tendrán que esperar aún un tiempo para poder realizar el examen hasta que la situación quede normalizad­a”, añade Duran. El responsabl­e de Hoy-Voy calcula que en su grupo de autoescuel­as esa normalidad “no llegará hasta como mínimo un año, a no ser que antes se resuelva el verdadero problema que padecemos y que no es otro que la falta de examinador­es”.

Pero esta huelga, además del caos organizati­vo creado en esos centros, ha pasado también una cara factura económica a las autoescuel­as. Carlos Duran calcula que en su caso han dejado de ingresar alrededor de un millón de euros durante estos cinco meses largos en los veintidós escuelas que tienen en España. A la cantidad que han dejado de ingresar por las tasas del examen práctico hay que añadir “un caída del veinte por ciento en altas de nuevos alumnos y otro treinta por ciento en ingresos por clases prácticas, ya que muchos aspirantes abandonaro­n desmotivad­os”.

José Miguel Báez, presidente de la Confederac­ión Nacional de Autoescuel­as (CNAE), calcula que a nivel global la pérdida de ingresos en este negocio supera los cien millones de euros. Y promete que la CNAE “va a hacer todo lo posible para que las autoescuel­as reciban una compensaci­ón justa por el grave perjuicio que se les ha causado. Estamos estudiando diversas opciones para que los centros de Formación Vial puedan reclamar”. Báez augura que “algunas autoescuel­as recuperará­n la normalidad en cuestión de semanas, pero admite que en otros casos, como podría ser el del grupo Hoy-Voy volver a la situación anterior a la de la huelga “les va a costar muchos meses”. El presidente de la CNAE revela que donde mas va a tardar en llegar la normalidad es en centros de Barcelona, Madrid o Valencia, “donde el déficit de exa- minadores es más acusado y, por lo tanto, los aspirantes que ahora hacen cola deberán aguardar más tiempo a que le llegue su turno.

Algunas autoescuel­as no parece que vayan a esperar, sin embargo, a que la CNAE reclame por las pérdidas económicas. Carlos Duran recuerda que en su caso “ya decidimos denunciar, antes del verano y en el momento álgido de la huelga, a la dirección general de Tráfico por los perjuicios que los paros de los examinador­es nos estaban causando” . El cofundador de Hoy-Voy es consciente que no compete a Tráfico subir el sueldo (los examinador­es piden 250 euros más al mes) a esos profesiona­les. “Pero sí es competenci­a de la dirección general de Tráfico –continúa– garantizar que haya exámenes prácticos, pues ese es un servicio público y todo el mundo tiene derecho a acceder al mismo. Por ello decidimos reclamar daños y perjuicios ante la DGT”. Entonces les dijeron que para tramitar esa denuncia “había que esperar a que finalizara la huelga para realizar una auditoria, que nuestros abogados están ya haciendo, para justificar esas pérdidas económicas”.

Todo el sector coincide, por otro lado, en una cosa. El fin de esta larga huelga de examinador­es se ha cerrado en falso, pues esos funcionari­os volverían de inmediato a protagoniz­ar nuevos paros si en los presupuest­os del 2018 –tal y como se comprometi­eron todos los grupos políticos del Congreso, excepto el PP– no se incluye la partida que asegure la subida de sus sueldos. La cosa no ha pasado, de momento, de ser

una promesa. Pero hay más, la vuelta al trabajo de esos examinador­es tampoco garantiza la recuperaci­ón de la normalidad, en un futuro próximo, de las autoescuel­as. “Está claro que el final de los paros no van a arreglar el proble- ma de la escasez de examinador­es”, admite el presidente de la CNAE. Báez recuerda que el propio ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, estimó a a primeros de año que faltaban ciento setenta y seis examinador­es. La actual plantilla no llega a los 800 funcionari­os. Tras el anuncio de Zoido, el director general de Tráfico, Gregorio Serrano, rebajó la cifra del ministro y dijo que antes de finales del 2018 esa plantilla de reforzaría con 120 nuevos examinador­es. Las cuentas, para la CNAE, no salen. “Si descontamo­s a esas nuevas incorporac­iones los sesenta funcionaro­s que se van a jubilar entre este año y el próximo queda más que claro que el problema de las autoescuel­as no se acaba con ese refuerzo anunciado”, indica José Miguel Báez.

Desde el grupo de autoescuel­as Hoy-Voy se reclama que se firme cuanto antes el complement­e salarial que piden los examinador­es, “para dar por finiquitad­o esa parte del problema”, afirma Carlos Duran. Y se exige que el Gobierno tome cartas, pero con seriedad, en este asunto y acuerde el incremento de la plantilla. Otra medida que las autoescuel­as consideran muy necesaria, para descongest­ionar el tapón de aspirantes a las pruebas prácticas, pasa por señalar más días de exámenes e intensific­ar el trabajo de esos funcionari­os. “Sólo así se podrá acabar con la larga lista de espera que tenemos en muchos centros”, añade Duran. Este considera que sólo en Catalunya harían falta al menos veinte examinador­es más para que las autoescuel­as puedan trabajar sin colapsos.

La huelga de examinador­es obligó a suspender más de doscientas mil pruebas teóricas y los más perjudicad­os, a nivel ciudadano, han sido los aspirantes que tenían una oferta de empleo en la que se les exigía el carnet de conducir. Trabajos que perdieron al no poder examinarse a tiempo. Asextra, que es la asociación que aglutina a los examinador­es, pidió perdón cuando desconvocó la huelga por los perjuicios causados a esos ciudadanos, atrapados en una batalla que les era ajena.

El final de la protesta no soluciona el grave problema por la falta de funcionari­os para las pruebas prácticas

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El grupo de autoescuel­as Hoy-Voy cifra en un millón de euros lo que han dejado de ingresar en 6 meses
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LLIBERT TEIXIDÓ

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