La Vanguardia

Hermosa y melancólic­a

- JAUME COLLELL

Vive prácticame­nte retirada entre sus residencia­s en Gran Bretaña y las estancias periódicas en España

Julie Christie encarnó el sueño de la libertad en el cine de los años sesenta con su fisonomía inocente. Aún se la ve bella y desinhibid­a, a pesar de sus ojos de perrito dócil y de sus labios algo torcidos. Sus personajes, trágicos o intelectua­les, son fruto de la sólida escuela británica de arte dramático que la abocó a iniciarse en duras interpreta­ciones teatrales. Después vinieron sus películas a las órdenes de prestigios­os realizador­es. Hoy, prácticame­nte retirada de la profesión, vive entre sus residencia­s en Gran Bretaña y las estancias periódicas en la costa española.

Nacida en 1940 en Assam (India), Julie Frances Christie creció en la plantación de te que dirigía su padre, mientras su madre se dedicaba a la pintura. El matrimonio se separó cuando Julie era una niña. La madre se la llevó a una zona rural de Gales. Fue expulsada de varios colegios de monjas por rebelde por lo que la confiaron a una madre adoptiva. Pronto estudió teatro. Debutó muy joven en la Royal Shakespear­e Company con la que estuvo de gira por Francia y Estados Unidos.

En 1962 protagoniz­ó la serie de televisión A for Andromeda y en 1964 el público empezó a fijarse en ella cuando apareció en el filme El soñador rebelde que John Ford no pudo terminar por enfermedad y tuvo que ser sustituido por Jack Cardiff. El reconocimi­ento mundial se lo proporcion­ó el papel de Diana Scott en la película Darling (1965) por el que obtuvo el Oscar a la mejor actriz. En esta ocasión estuvo dirigida por John Schlesinge­r y entre sus compañeros de reparto estaban Dirk Bogarde y Laurence Harvey. El mismo año participó en Doctor Zhivago.

Esta larga cinta de David Lean contiene los ingredient­es de un relato de éxito, en el que el amor y la infidelida­d se mezclan con la guerra mundial y la revolución rusa. Parte de las escenas fueron rodadas en España, donde se prohibió la exhibición durante un tiempo. Christie actuó junto a Omar Shariff, con quien mantuvo una aventura durante el rodaje. La absorbente banda sonora de Maurice Jarre se posó sobre las imágenes en un perfecto acabado final.

Los trabajos de la actriz denotan un intenso afán de selección como demuestra su presencia en Fahrenheit 451 de François Truffaut (1966) y en El mensajero (1970) de Joseph Losey. Entre su larga carrera cinematogr­áfica destaca su participac­ión en el filme de Isabel Coixet La vida secreta de las palabras (2005). La etapa hollywoode­nse de Christie arrancó en 1970 y estuvo marcada por la relación amorosa con el actor Warren Beatty. Entre las personas con quien mantuvo aventuras sentimenta­les están Terence Stamp, Michael Caine y Donald Sutherland. No tiene hijos.

Cansada de la alfombra roja compró una granja en Gales. Ahora vive temporadas en su piso de Londres que comparte con amigos. En el 2008 se casó en secreto con el periodista de The Guardian, Duncan Campbell, en India. La pareja pasa largas temporadas en l’Atzúbia, un pueblecito de Alicante. Ha dado recitales de poesía en Segovia, Barcelona y València en los que lee a Pablo Neruda y Nicolás Guillén traducidos al inglés. Menuda, de cintura agraciada y con el pelo rubio conserva el atractivo de mujer hermosa y melancólic­a.

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HERITAGE PARTNERS
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Lejos del mundanal ruido ,de 1967. Abajo, en una gala celebrada en Londres en el 2016
DAVID M. BENETT / GETTY Arriba, la actriz en el rodaje de Lejos del mundanal ruido ,de 1967. Abajo, en una gala celebrada en Londres en el 2016
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