La carta a los Reyes del mundo de la cultura
Responsables de diferentes sectores expresan sus deseos para el nuevo año
El año 2017 en Catalunya se cierra con un déficit en el consumo cultural. El sector editorial no sólo ha visto cómo el grupo Planeta trasladaba su sede fiscal a Madrid, sino que ha registrado una disminución del 10% en el consumo desde que el día 1 de octubre se celebrara el referéndum y el procés tomara una senda no exenta de baches. La inestabilidad política y la concatenación de jornadas históricas ha absorbido buena parte de la atención de una ciudadanía que, por lo menos en determinadas fechas, ha abandonado teatros y salas de conciertos, cines y museos. Así las cosas, los deseos del sector cultural para el 2018 incluyen, que duda cabe, una mayor estabilidad y una reactivación de las tareas de Generalitat y Ayuntamiento de Barcelona, en estos momentos en standby. Distintos agentes culturales y responsables de equipamientos formulan su particular carta a los Reyes Magos
PEPE SERRA, director del Mnac “Los presupuestos de cultura deberían llegar al 2% del PIB”
“Para empezar, es necesaria la centralidad de la cultura y, por lo tanto, una dotación presupuestaria acorde. Si es verdad que la cultura, como la sanidad o la educación, forma parte del Estado del bienestar y es un instrumento fundamental en nuestra sociedad, los presupuestos de cultura no pueden ser inferiores al 1% y deberían alcanzar como mínimo el 2%.
En segundo lugar, está la cuestión de la fiscalidad y el mecenazgo. No sólo una ley que incentive y reconozca los patrocinios y el mecenazgo, sino también el consumo individual. Entender que las aportaciones a la cultura son otra vía para pagar impuestos, no para eludirlos, del mismo modo que lo son los abonos particulares. Un abonado al Lliure debería tener una recompensa porque está invirtiendo en cultura.
Pero además sería necesario que en temas culturales las administraciones sean una única voz. Para grandes temas, para estrategias, para el trabajo a medio y largo plazo, para la planificación, que las administraciones actúen
coordinadamente con el sistema cultural y no de forma separada.
Otro tema clave es la educación. Históricamente se habla del divorcio entre la cultura y la educación… sin que nunca se llegue a producir ese acuerdo real estratégico que permitiría que el mundo cultural esté presente desde la base en el mundo educativo, que es lo que generaría una sociedad diferente, una relación más propia, menos acomplejada y más crítica.
También resulta básica la planificación a largo plazo y la cuestión del sentido y la prioridad. Se trabaja de manera improvisada en cultura y no se fijan prioridades ni planes a medio y largo plazo que se tengan que cumplir. Actualmente hay un cortoplacismo vinculado a intereses políticos y no de país. Transformar un sector significa trabajar a medio y largo plazo aunque tú no disfrutes de los resultados y elaborar planes construidos con rigor y dotados de sentido en el contexto en el que se desarrollan y no de forma aislada.
Por último, pero fundamental, la accesibilidad y la autocrítica. Que la cultura sea accesible de verdad. No hablo de barreras físicas, sino de que exista una auténtica igualdad de oportunidades de acceso y vías reales de participación y cocreación. Se ha hecho con las bibliotecas, que son gratis, y tienen tres millones y medios de usuarios. Pero con el resto no hay igualdad social. Hay que mirar quién no tiene acceso y corregirlo y las instituciones debemos cada vez más ser conectores entre las personas, lugares de encuentro y discusión más que prescriptores.
DANIEL FERNÁNDEZ, presidente Federación del Gremio de Editores de España “Que se lea más, porque las sociedades que más prosperan son las lectoras”
“Si tuviera que escribir una carta a los Reyes y aún creyese que son Magos les pediría que se lea más, porque las sociedades que más prosperan material y hasta espiritualmente son las sociedades lectoras. En toda España tenemos un problema, todavía hoy, con nuestros índices de lectura y disfrute de libros.
Yendo a peticiones más concretas, pediría mayores dotaciones públicas para bibliotecas, ayudas para que las librerías sigan siendo ese motor cultural básico en tantos pueblos y ciudades, respeto a la supuesta hora de lectura escolar, a ser posible sin imposiciones que alejen a los jóvenes de los libros, un mejor trato y reconocimiento a todas las lenguas del Reino y sus producciones editoriales, la creación de bibliotecas escolares y estímulos para que cada alumno empiece su propia biblioteca particular…
Siendo aún más concreto: a la Unión Europea hay que pedirle que active de una vez la directiva para equiparar el IVA del libro digital con el del libro físico. Con el gobierno central y especialmente con el nuevo Ministro de Cultura, Educación y Deporte, han mejorado bastantes cosas. Se ha corregido la compensación por copia privada, el famoso canon, después de que el gobierno, pese a las advertencias del sector, saliese trasquilado del Tribunal de Justicia de la Unión Europea y de nuestro propio Tribunal Supremo. Y sobre todo se ha pactado con el sector, a través de la Cámara del libro de España, un plan de fomento del libro y la lectura que abarca desde el 2018 hasta el 2020. Ahora estamos esperando que haya presupuestos y despliegue real. Y que se ponga en serio el ministerio a luchar más y mejor contra la piratería.
De la misma forma, la digitalización del sector, especialmente del libro de texto, sigue en manos y esfuerzo de la inversión privada, sin que en ocasiones se reconozcan las lógicas licencias y compensaciones. En Catalunya, la interlocución con Santi Vila mientras fue conseller de Cultura creo que fue muy buena, pero la situación política que conocemos y padecemos hizo que se paralizasen demasiadas cosas. De forma similar, tras el impulso que dio Jaume Collboni a una Barcelona que jugaba a fondo y con naturalidad su carta de ser una ciudad y capital editorial, ahora hay dudas razonables sobre si se cumplirán los planes previstos, aunque el primer teniente de alcalde Pisarello se comprometió a ello. En resumen, estamos como los niños a las puertas de la noche de Reyes. Creemos que nos hemos portado bien y hemos trabajado durante años para que el 2018 suponga un cambio a mejor en las políticas que afectan al libro y la lectura. No esperamos exactamente regalos, sino que se cumplan por fin las promesas y rectificaciones tantas veces aplazadas. Tal vez bastaría con que los Reyes magos dejasen en cada casa uno o más libros …
VÍCTOR GARCIA DE GOMAR, director artístico del Palau de la Música
“Una vocación transformadora”
“Las diversas crisis por las que estamos pasando nos obligan a trabajar a partir de las ruinas de nuestras instituciones. La colaboración públicoprivada, los parámetros economicistas (visitas, taquilla) nos obligan a tratar la cultura como mercancía. Sin embargo, desde la óptica de la modernidad e innovación, necesitamos reequilibrar nuestras programaciones. Bajo el imperio del espectáculo y la comunicación debemos reconocer que nuestras programaciones no se dirigen a una mayoría sino a una diversidad de minorías. Así pues necesitamos una programación más plural y diversa que vaya desde los blockbusters hasta las propuestas de mayor riesgo.
En tiempos complejos, necesitamos optimizar recursos, mancomunar servicios y sacar provecho de las colaboraciones entre instituciones. Y evitar duplicidades entre espacios como El Palau de la Música, que es el ‘Atlas’ del repertorio y los grandes intérpretes, además de un centro cultural, y L’Auditori, que es el exquisito espacio donde se presenta en clave pública lo más puntero, los nombres del futuro, los músicos y formaciones del país, siempre teniendo como eje la OBC.
Para el Liceu habría que desear una narrativa propia, que ponga en el centro del proyecto sus formaciones propias, que sea ambicioso en su cadencia de estrenos de nuevas obras y en la recuperación de patrimonio, que halle un equilibrio entre grandes títulos y otros que nunca antes se han oído en Barcelona. Todo ello bajo una nueva mirada que actualice las dramaturgias.
Para nuestros compositores, que las administraciones revisen en qué consideración les tienen. La creación musical en nuestro país vive un gran momento. El apoyo a través de una jerarquía de oportunidades sería necesario. Ídem para los poetas.
Que despierte el apoyo público a los géneros minoritarios: música antigua, jazz de vanguardia, música contemporánea...
Giras por el territorio de las formaciones estratégicas (musicales, teatrales...)
Las fábricas de creación necesitan explicar mejor sus proyectos. La Modelo puede aspirar a ser un auténtico espacio de reflexión y exhibición multidisciplinar.
Parafraseando a Louise Bourgeois, si el arte es garantía de salud mental, necesitamos más que nunca que Barcelona y sus instituciones tengan una vocación transformadora respecto a la experiencia que ofrecen”.
LLUÍS PASQUAL, director del Teatre
Lliure “Que las instituciones culturales sean el máximo de independientes de la política”
“Van a llegar nuevos responsables culturales a la Generalitat y el Ayuntamiento. Yo soy mayor y ya he vivido muchos cambios en las administraciones. Y por eso deseo como carta a los Reyes que las instituciones culturales continúen siendo el máximo posible de independientes respecto a la política. Porque por suerte, nuestras instituciones culturales, que continúan siendo frágiles desde el punto de vista de los recursos, en cambio no son tan frágiles observadas desde su entidad. El Lliure tiene una entidad. Y el Mercat. Y el CCCB. Y el TNC. Y tantos otros. Han conseguido ya una entidad que debería resistir más allá de los avatares políticos que puedan acaecer.
Me viene a la memoria aquella frase de Churchill, reunido con el Jefe de Estado militar en la Segunda Guerra Mundial. El militar le dice que necesitan más dinero y que lo debería quitar de la cultura. Churchill se gira y le dice: ¿Entonces, para qué hacemos la guerra? Me sucede lo mismo. A las instituciones culturales se las ha de proteger y han de crecer. Así que pediré como cada año más recursos. Si en este país se dedica a la cultura un 0,5% del PIB, en los países de nuestro entorno dedican más del dos. En estos momentos, por los índices de crecimiento que se publicitan, se supone que estamos saliendo de la profunda crisis económica que hemos vivido. Eso se notará en la macroeconomía, pero nosotros, la cultura, somos microeconomía. Y no se nota. Al contrario. Por supuesto en la carta a los Reyes pediría que no hubiera más despropósitos como el IVA cultural y ahora el otro IVA, que nos dejen trabajar sin sustos.
Y que se mantenga la confianza del público que se ha manifestado en los últimos meses en plena crisis. La gente ha continuado queriendo ir al teatro. Eso hace más fuertes las instituciones, porque a quien van consagradas es al público y es él con sus impuestos quien las paga. Esa confianza no se ha perdido.
Estamos en un momento de cambio social muy grande. Las nuevas tecnologías del futuro ya son un presente muy presente en nuestra vida, hay un cambio de modelos de sociedad, y se observan sociedades muy divididas, como las que hemos visto en el Brexit, en EE.UU. con Trump o aquí. Estos cambios provocan transformaciones culturales, de lenguaje. Y hemos de tener recursos para poder crear herramientas para este nuevo lenguaje que aparece del mismo modo que ha sucedido en cada cambio de siglo. Porque estamos en un cambio de siglo que se ha alargado mucho. Hemos de encontrar las herramientas para el nuevo lenguaje y eso quiere decir recursos y una mirada crítica, autocrítica, y un diálogo renovado con el espectador”.