La Vanguardia

MÁS ALLÁ DEL BRITISH MUSEUM

- RAFAEL RAMOS

Londres esconde numerosos museos donde se muestran coleccione­s de lo más variopinta­s provenient­es en su mayor parte de la época victoriana.

La National Gallery, el British, la Royal Academy o la Tate forman parte del ADN londinense, tanto como Oxford Street o Piccadilly Circus. Pero hay muchos otros museos, más pequeños y exóticos, que escapan al radar no sólo del turista ocasional sino incluso de los nativos. Un recorrido por ellos es una manera extraordin­aria de conocer la ciudad, encontrars­e con algunos de sus personajes, descubrir tesoros artísticos, profundiza­r en temas sociales y ver cómo era la Inglaterra de siglos anteriores, y en especial de la época victoriana. Casi podría decirse que forman parte de los secretos mejor guardados de Londres.

Pocos personajes tan londinense­s (aunque naciera en Yorkshire) como el pintor, escultor y militar sir Frederic Leighton, de la segunda mitad del siglo XIX, especializ­ado en obras clásicas de temática histórica y bíblica, que con tan sólo diecisiete años hizo un retrato del filósofo Schopenhau­er. Numerosas son los casos de artistas que mueren en la pobreza, pero no el suyo. No conforme con ser reconocido como uno de los maestros de la pintura prerrafael­ita y la “nueva escultura” inglesa, se apuntó como soldado voluntario a un cuerpo de fusileros integrado exclusivam­ente por artistas, llegando a recibir el rango de teniente coronel. Le fue tan bien que se compró la mansión de Holland Park que hoy es uno de los museos más curiosos de Londres, con un árabe propio de Estambul o Fez, baldosas de diseños islámicos y una colección de objetos de arte clásicos y contemporá­neos que acumuló durante sus muchos viajes.

Otra de las joyas museística­s de la capital que pasan casi desapercib­idas es la casa-museo de sir John Soane, en Lincoln Fields, la plaza pública más grande de Londres y la “ciudad de los abogados”, donde antiguos edificios que se remontan a los siglos XVII y XVIII albergan los bufetes de las firmas legales más prestigios­as del país. Soane, hijo de un albañil, no hizo sin embargo su fortuna como magistrado sino como arquitecto, y entre sus obras figuran el Banco de Inglaterra, el Royal Hospital de Chelsea y la Dulwich Picture Gallery. La fortuna que amasó le permitió comprar varias propiedade­s adyacentes, que llenó de antigüedad­es dignas del Museo Británico, como el sarcófago de alabastro de Seti I, bronces griegos y romanos, mosaicos, urnas funerarias, bustos, estatuas, una réplica en miniatura de la escultura de Diana de Éfeso, cerámicas chinas, cristales esmerilado­s, marfiles de la India, cuatro Canalettos y cuadros de Hogarth, Piranesi y Turner, entre otros. Además de treinta mil dibujos y maquetas.

En este recorrido por la historia y la cultura de Londres son parada obligatori­a las residencia­s de Sigmund Freud y John Keats en el elegante barrio literario de Hampstead, donde el padre del psicoanáli­sis se instaló con su familia huyendo de la anexión de Austria por los nazis. En ella se pueden admirar la biblioteca del neurólogo, el escritorio donde escribió varias de sus obras, y su famoso diván. Cerca, en Parliament Hills, se encuentra el chalet donde vivió el poeta John Keats poco antes de su muerte de tuberculos­is a los 25 años, imbuido de la tristeza y el romance de su trágica pero brillante existencia. Ahí concibió sonetos inolvidabl­es y se enamoró de su vecina Fanny Brawne (el anillo de prometida que le regaló forma parte de la exhibición, junto con sus libros y cuadros). Otra maravilla de esta parte del norte de Londres es la Kenwood House, mansión aristocrát­ica del siglo XVII, cuyos jardines han figurado en películas como Notting Hill, una notable biblioteca, esculturas de Heptworth y Moore, y pinturas de Rembrandt, Turner y Joshua Reynolds. También abierta al público, en el número 2 de Willows Road, está la casa del arquitecto modernista Ernö Goldfinger, nacido en Hungría, que desde 1930 diseñó algunos de los bloques de apartament­os más emblemátic­os (y polémicos) de la ciudad.

Al norte del río está la casa de los

Una serie de pequeños museos, algunos alejados del centro, explican la historia y el carácter de la capital inglesa a través de sus personajes más

interesant­es

Dickens. Y al sur, en Lambeth, dedica la gran metrópoli su particular homenaje a Florence Nightingal­e con un museo que traza la vida de la famosa y heroica enfermera, desde sus humildes orígenes hasta su papel heroico en la guerra de Crimea. Two Temple Place, en el Victoria Embankment, es un extravagan­te complejo neogótico que fue el hogar de Willliam Waldorf Astor, un abogado, político, hombre de negocios y editor de prensa de la segunda mitad del XIX y principios del XX, neoyorquin­o de nacimiento pero londinense de adopción (en 1891 fingió su muerte de neumonía ante la prensa norteameri­cana y se trasladó a Inglaterra), considerad­o el hombre más rico de su época.

Dentro de esta fantasía de las vanidades no se puede dejar de lado el Horniman museo de Lewisham, un barrio emergente del sur del Támesis, que de ser más céntrico figuraría entre las grandes atraccione­s de Londres. Frederick Horniman, un victoriano, era el hijo del creador del imperio del té que lleva su nombre, y con catorce años empezó a trabajar en la firma familiar. No falto de dinero, viajó por todo el mundo adquiriend­o una colección ecléctica (y hasta cierto punto excéntrica) de obras de arte y todo tipo de artefactos a los mercaderes con quienes entraba en contacto. Como la antropolog­ía y la historia natural le interesaba­n especialme­nte, entre los objetos exhibidos hay máscaras tribales africanas, esculturas hechas con los restos de peces y una morsa disecada.

También tiene “su” museo, en Holborn, John Hunter, un eminente patólogo y cirujano escocés del siglo XVIII con un cierto interés por lo macabro, que coleccionó curiosidad­es como el esqueleto de un gigante de más de dos metros o la dentadura postiza de Winston Churchill. Los interesado­s en los temas médicos o adictos a series de televisión como Anatomía de Grey pueden pasarse un buen rato en “La vieja sala de operacione­s” de London Bridge, y admirar los medios y el instrument­al primitivo con los que se amputaban los miembros hace un par de siglos, antes de que existiera la anestesia (el dolor era por supuesto insufrible, pero se realizaban en menos de un minuto, si sirve de consuelo, y las paredes eran de madera de caoba). El Royal London Museum de Whitechape­l narra la historia de ese hospital, especializ­ado en medicina forense, a través de viejos uniformes, escalpelos, mascarilla­s y objetos del “hombre elefante” y las víctimas de Jack el Destripado­r. Henry Solomon Wellcome, inspirador de la Wellcome Collection, empezó a recorrer con dieciséis años Estados Unidos como misionero. Tipo despierto, vendía un “tinte invisible” hecho con zumo de limón. En 1880 fundó su compañía farmacéuti­ca, la primera en desarrolla­r la pastilla como medio para ingerir las medicinas, que hasta entonces se tomaban como líquidos o polvos. Tras trasladars­e al Reino Unido, en 1810 adoptó la nacionalid­ad británica. La exhibición está compuesta de más de cien mil objetos, entre ellos calaveras, brazos y piernas disecados y el cepillo de dientes de Napoleón.

No todos los museos de Londres son, ni mucho menos, tan macabros. La galería William Morris, en el alejado barrio de Walthamsto­w, presenta una gran colección de telas, muebles y cerámicas en lo que fue la casa del poeta y diseñador, uno de los individuos más interesant­es de la Inglaterra victoriana, que se dedicó con igual entusiasmo a la restauraci­ón de edificios antiguos que al marxismo, fundando la Liga Socialista. El Brunel Museum de Rotherhite está dedicado a su contemporá­neo Isambard Kingdom Brunel, el ingeniero que dirigió la construcci­ón del primer túnel bajo el Támesis inaugurado en 1843 y (utilizado hoy por una de las líneas del metro). El california­no Dennis Severs se instaló en 1979 en Spitafield­s, entonces una zona dilapidada de la capital que pronto empezó a adoptar un aire bohemio y a atraer a artistas como Gilbert & George. Compró una mansión de diez habitacion­es, que reformó y decoró en estilos completame­nte distintos, y han sido conservada­s –con restos de comida y todo– como si sus inquilinos acabaran de marcharse ayer. El Kirkaldy Testing Museum es un tributo a otro ingeniero escocés, David Kirkaldy, inventor de un instrument­o para medir la tensión hidráulica utilizado para la construcci­ón de puentes como los de Sydney, Blackfriar­s y San Luis. Una de las mejores coleccione­s de arqueologí­a egipcia del mundo está en el Petrie Museum de la universida­d UCL, con ochenta mil artefactos que explican la vida en ese país, desde los tiempos prehistóri­cos hasta los romanos. Entre ellos figura el vestido más antiguo que existe en el mundo, del año 2.800 antes de Cristo. La fundación Percival David (un empresario de las finanzas del siglo pasado nacido en Bombay) tiene una de las mejores coleccione­s de cerámicas chinas del planeta.

Hay museos del rugby y del críquet, de tiras cómicas y magia, de masonería y publicidad, de juguetes, abanicos, campanas, máquinas de vapor y de coser, de cine y jardinería... Si de Nueva York se dice que es la ciudad que nunca duerme, Londres es la ciudad donde es imposible aburrirse.

CURIOSIDAD­ES

La “antigua sala de operacione­s” recrea cómo se amputaba antes de la anestesia

ANTIGÜEDAD­ES

El museo Petrie tiene una colección de arqueologí­a egipcia digna del British

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10 Keats Grove El poeta vivió en el literario
barrio de Hampstead, igual que Lord Byron, D.H Lawrence, George Orwell o Robert Louis Stevenson. En
esta casa de Parliament Hill
escribió algunos de sus mejores poemas
PETER MACDIARMID / GETTY CASA DE JOHN KEATS 10 Keats Grove El poeta vivió en el literario barrio de Hampstead, igual que Lord Byron, D.H Lawrence, George Orwell o Robert Louis Stevenson. En esta casa de Parliament Hill escribió algunos de sus mejores poemas
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100 London Road Gran colección de máscaras africanas y objetos eclécticos reunidos en sus viajes por el empresario del té Frederick Horniman
VIEW PICTURES / GETTY MUSEO Y JARDINES HORNIMAN 100 London Road Gran colección de máscaras africanas y objetos eclécticos reunidos en sus viajes por el empresario del té Frederick Horniman
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13 Lincoln Inn Fields La casa del célebre arquitecto contiene un sarcófago egipcio valiosísim­o, antigüedad­es griegas y cuatro cuadros de Canaletto
STEVE VIDLER / © STEVE VIDLER MUSEO DE SIR JOHN SOANE 13 Lincoln Inn Fields La casa del célebre arquitecto contiene un sarcófago egipcio valiosísim­o, antigüedad­es griegas y cuatro cuadros de Canaletto
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221 Baker Street Es un personaje literario, pero el museo muestra dónde vivía y trabajaba en la imaginació­n de Arthur Conan Doyle
DAN KITWOOD / GETTY MUSEO DE SHERLOCK HOLMES 221 Baker Street Es un personaje literario, pero el museo muestra dónde vivía y trabajaba en la imaginació­n de Arthur Conan Doyle

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