Suspensión de licencias durante un año en el Paral·lel
El Ayuntamiento de Barcelona anunció ayer la elaboración de un plan especial de usos para ordenar las actividades de la avenida Paral·lel y la calle Gran de Sant Andreu que, de entrada, conllevará la suspensión de licencias para la apertura de determinados locales durante un año.
En el caso del Paral·lel confluyen ámbitos con regulaciones distintas, como el plan de usos de Ciutat Vella o las normativas que se aplican a los barrios de Sant Antoni (Eixample) o Poble Sec (SantsMontjuïc). El objetivo de las futuras regulaciones es garantizar el equilibrio de usos y el interés público, preservar el comercio local y de proximidad, proteger el entorno urbano y la convivencia ciudadana. Según la regidora de SantsMontjuïc, Laura López, en el Paral·lel se trata de “revertir un plan que se hizo de espaldas al vecindario y pensado para el turismo y que ahora busca esa conectividad entre los barrios de Sant Antoni, Raval y Poble Sec y que estará pensado principalmente para sus vecinos”.
Para elaborar sendos planes, el gobierno municipal ha decidido suspender durante un máximo de un año las nuevas licencias de actividades vinculadas al ocio, la alimentación y el turismo en las dos vías afectadas, exceptuando las que ya están en trámite.
Según la concejal, desde el distrito está previsto colaborar con los vecinos, entidades y asociaciones de la zona para fomentar actuaciones que sirvan para la dinamización socioeconómica de la avenida Paral·lel. El plan persigue la vieja y siempre desdibujada aspiración de consolidar esta avenida como polo cultural con actuaciones como la recuperación del teatro Arnau, la potenciación del uso del espacio público por parte de los vecinos y la conectividad entre los barrios.
En Gran de Sant Andreu se pretende reforzar el eje comercial y garantizar la continuidad de los comercios locales y de proximidad. El Ayuntamiento iniciará en marzo una reforma de esta calle que aumentará el espacio disponible para los peatones. La obra, que está previsto que acabe a finales del 2018, busca reforzar la calle como eje histórico del barrio de Sant Andreu.