Tirantez entre porteros y chatarreros del Turó Park
La irrupción de un nuevo grupo rompe la armonía entre los encargados de las fincas y los buscadores de desechos
El portero Santiago Ponce cuenta que hasta hace poco reinaba el equilibrio entre los contenedores del barrio del Turó Park. “Tú le decías a los africanos que empujaban su carrito del supermercado que no se pusieran a destripar un televisor delante de la finca, que no dejaran la calle llena de desperdicios –añade el profesional ataviado su traje azul oscuro, en la calle Mestre Nicolau–, y todos te respondían con una sonrisa y te hacían caso. Y nosotros les apartábamos las cosas aprovechables, para que no tuvieran que rebuscar en los contenedores”. En el Turó Park aún proliferan los porteros que acostumbran a barrer su lado de la acera, que por estas fechas adornan sus portales con descomunales árboles de Navidad y barrocos belenes. “Pero la llegada de unos rumanos muy agresivos –lamenta Ponce– rompió el equilibrio”.
Si uno ronda un rato por los alrededores del parque dedicado al poeta Eduardo Marquina y pregunta a la gente que empuja carritos, escuchará que sí, que conviene llevarse bien con los porteros, que los cuestionados chatarreros de Europa del Este no le arrebatan a uno su carrito del supermercado, pero que si lo sorprenden en el momento de hacerse con un televisor de 50 pulgadas o una bañera con patas le gritarán “eso es mío, eso es mío” de un modo muy poco amistoso. “Y alguno ya se llevó una bofetada –tercia Faustino Fernández, al otro lado del parque, en su portería de la calle Bori i Fontestà–. Porque la basura de este barrio es muy diferente a la del resto de la ciudad. Aquí puedes encontrar cosas muy interesantes”.
“Hasta hace poco, hasta que empezaron las obras del carril bici, los rumanos aparcaban su furgoneta aquí al lado –explica Ricardo Sánchez, el decano de los porteros del Turó Park, quien se jubila pronto–. No tenían problema en pasar la noche adentro, en hacer sus necesidades en cualquier sitio, en descuartizar los televisores y dejar la acera hecha un asco. Enseguida comenzaron a amedrentar al resto de los chatarreros. Siempre gritan ‘eso es mío, eso es mío’. No les puedes decir nada. El otro día fotografié a una del grupo, porque esa mujer también pide limosna a las personas mayores de un modo muy desagradable... y se encaró conmigo y empezó a preguntarme por qué le hacía una foto. Los porteros del Turó Park tenemos un grupo de WhatsApp para intercambiar información sobre seguridad. Si vemos a alguien sospechoso, al típico inspector del gas falso, le hacemos una foto y la hacemos circular. A los rumanos, que no tienen nada que ver con los africanos, los tenemos fichados”.
“La reactivación económica está incrementando la venta y rehabilitación de viviendas –dice Bartolomé Criado, presidente de la asociación de vecinos y comerciantes del Turó Park–. Ello provoca más deshechos. Además, el robo de cartones de los contenedores es masivo. Escarbar en los contenedores del barrio Turó Park es todo un negocio. Se trata de una situación muy desagradable que no cesa de ocasionar quejas de vecinos y comerciantes, que hemos comunicado varias veces al Ayuntamiento, pero no conseguimos que nos hagan ningún caso. No entendemos que permitan esta situación”.