Xin, xin, xin; fum, fum, fum; glup, glup, glup
Quién no ha pasado este días por la Gran Via y ha visto las luces de Navidad de esta emblemática avenida.
Sin duda, los comerciantes hicimos “xin, xin, xin” el año que el alcalde Hereu dio un vuelco a la pobre iluminación navideña de aquellos tiempos, incorporando las denominadas “calles de ciudad”, calles y avenidas importantes que por falta de trama comercial quedaban a oscuras. Hay que recordar que las luces de Navidad son iniciativa de los ejes comerciales y que se pagan a partes iguales con el Ayuntamiento.
Con la llegada del equipo de Colau los comerciantes hicimos “glup, glup, glup” cuando se nos anunció un cambio radical en la estética y una reducción de los días de encendido. Aunque acabó con un entendido diálogo con el concejal de Turismo, señor Agustí Colom.
Tres años después todo ha quedado en “fum, fum, fum”...
El reclamo de diversión que aportaba a los niños y niñas la pista de hielo de plaza Catalunya desapareció sin nada a cambio.
El recuerdo entrañable de la tradicional comida de Navidad que provocaban los galets que adornaban las calles fue también barrido.
Se han recortado las “calles de ciudad”, hasta el punto de que Balmes se ha quedado a oscuras; hace unos cuantos años que se mantiene el mismo diseño en la Gran Via; se recorta el horario de encendido en 30 minutos con el pretexto del ahorro energético, cuando la tecnología led permite ser más eficiente y sostenible.
Desde Barcelona Oberta y otras entidades vinculadas al turismo pedimos, desde hace unos años, un acto de encendido de luces de eco internacional, a la altura de las principales ciudades turísticas mundiales. Más todavía en estos momentos, después del último semestre negro que hemos vivido, hay que estimular y apoyar el turismo desde todos los ámbitos.
Confiamos en que la próxima Navidad podamos hacer un “ding, dang dong” estelar de la mano del Consistorio, que revitalice la cada vez más pobre campaña de Navidad de la ciudad de Barcelona.