La utopía se instala en el Pompidou de Málaga
La llegada del siglo XX abría un nuevo capítulo en la historia de la Humanidad, una época que olvidaba definitivamente el pasado y miraba con optimismo al futuro. La desigualdad social, el oscurantismo y la decadencia que se habían apropiado del siglo anterior motivaron una acogida entusiasta a los ideales revolucionarios, entendidos como una promesa de un mundo nuevo y mejor.
La Primera Guerra Mundial, la revolución de Octubre, los nacionalismos y los totalitarismos marcaron aquellos tiempos donde los artistas de vanguardia se convirtieron en los profetas que auguraban tiempos mejores para todos, finalmente un fiasco que convirtió al nuevo siglo en uno de los más terribles.
El Centre Pompidou de Málaga acaba de renovar su colección permanente con una nueva exposición, dedicada a las utopías del nuevo siglo, comisariada por Brigitte Leal, directora adjunta del Pompidou de París, que habla de las esperanzas y los desengaños de la sociedad en el siglo XX, de las sucesivas búsquedas de la felicidad que se fueron superponiendo y aniquilando unas a otras.
“Los artistas modernos, actores, testigos o víctimas de la Historia, han reinventado los grandes mitos utópicos. Son espíritus libres, enemigos de toda propaganda, divididos entre utopías y contra utopías, sueño y realidad, han resucitado figuras y formas simbólicas que defienden o denuncian los ideales y las quimeras de la humanidad”, explica Leal.
La gran utopía, El final de las ilusiones, Juntos, La ciudad radiante, Imaginar el futuro y La edad de Oro
son los capítulos que componen la historia en el espacio cultural malagueño.
En esta nueva entrega de arte que el Centre Pompidou cede a Málaga se exponen 63 obras de 60 artistas, presentes hasta marzo del año 2020. El Centre Pompidou ha aprendido de los errores de la primera muestra y en esta segunda fase ha primado la calidad sobre la cantidad. Únicamente repiten Picasso, Chagall, Miró, Saura y Julio González, a los que se añaden obras de Doigt, Stella, Kandinsky, Delaunay o el Equipo Crónica.
Entre las principales obras que se exhiben en la nueva muestra destacan La caída de Ícaro
(1974), de Marc Chagall, que representa
el fracaso de las utopías; El Monumento a la Tercera Internacional (1917) de Vladímir Tatlin, una torre de babel representativa del arte revolucionario que encierra una radio para difundir los ideales revolucionarios;
El hombre que corre (1930) de Malevitch, el fundador del suprematismo que creyó en el poder transformador de la Revolución rusa y que, desengañado en la época estalinista tuvo que regresar a la figuración o Personajes y pájaros en la noche (1974) de Joan Miró. En esta ocasión, los fondos del museo Pompidou llegan a Málaga en un momento crucial para el centro establecido en la Costa del Sol hace dos años y medio, por el que han pasado
ya casi 500.000 visitantes. Una etapa decisiva por cuanto se acerca el final del convenio firmado entre el museo parisino y el ayuntamiento malagueño, que establecía una permanencia de cinco años, que finalizan en el 2020. ¿Qué sucederá después? “Queremos que esto continúe. En qué forma y por cuánto tiempo será objeto de diálogo más adelante. El Pompidou tiene unas 120.000 obras, de las cuales apenas podemos mostrar el 5%, por lo que para nosotros es muy importante trabajar con otros países”, manifiesta Serge Lasvignes, presidente del Centre Pompidou de París, que está a un paso de abrir subsedes en Bruselas y Shangai y tiene planes para expandirse por al menos otros cuarenta países, entre ellos Colombia.
El Centre Pompidou de Málaga le cuesta a la ciudad unos cuatro millones de euros anuales, que el consistorio paga con gusto ya que considera que se trata de una magnífica inversión que ha contribuido a colocar a la ciudad como uno de los principales destinos culturales de España. “Por parte del Ayuntamiento ya hemos dejado clara a los franceses nuestra voluntad de continuar con el proyecto. Entiendo que la voluntad es compartida con los responsables del Pompidou, pero de momento no hay nada firmado”, señala el alcalde Francisco de la Torre.