Ni tópicos ni cánones
En su cuarto álbum de estudio, el músico, cantante y compositor estadounidense fortalece su condición de creador referencial de la música urbana contemporánea, demostrándolo especialmente al haber conseguido abrir la paleta de colores sonoros llevando paralelamente sus ritmos a lo esencial. Y todo ello en menos de una hora de audición, en donde se asiste a una auténtica avalancha de rítmicas destiladas, melodías casi impresionistas y una exhibición vocal tan elaborada como apabullante. En este último sentido, quizás no tanto desde el ángulo de gancho estético, como sí en la de su espléndido trabajo sobre todo tipo de texturas y líricas estilísticas.
Aunque algunas voces mostraron cierta decepción cuando apareció este álbum –no en vano era la continuación de un anterio rTo pimp a butterfly, obra maestra y definitoria del género en términos actuales–, Damn. muestra a un creador en toda su extensión. Esta progresión en su carrera artística la ha dado con un disco que quizás no vaya un paso más adelante en el ámbito específico del hip hop –sintetizando mucho–, sino en su deslumbrante capacidad de observar, sentir y percibir cuales son las respuestas en un sentido global donde se entremezcla su pulso vital y personal con la obra musical y el desafiante posicionamiento social y político: Yah. y Feel. son impecables en este sentido.Es quizás lo que se suele llamar madurez, que en esta ocasión ha vestido con un cierto clasicismo sonoro y conceptual rapero.