No es un aeropuerto, es la Sagrada Família.
El templo toma de referencia la Santa Sede e instala diez arcos detectores y escáneres
El monumento más internacional de Barcelona ha tomado como referencia el Vaticano en materia de seguridad y acaba de instalar en su acceso diez arcos detectores y escáneres.
Ser el monumento iconográfico más internacional de una ciudad como Barcelona que atrae a millones de turistas conlleva inevitablemente –y desgraciadamente– que su nombre esté incluido en la lista de objetivos del terrorismo yihadista. Y si la ciudad ha sido víctima recientemente de un atentado y, además, se sospecha que los autores de la matanza la tenían en el punto de mira, la seguridad pasa a convertirse en una prioridad. Teniendo muy presentes todos estos condicionantes, la Sagrada Família empieza el año más blindada que nunca. Unos maceteros gigantes y pesados rodean el exterior del templo a modo de bolardos para impedir un eventual atentado con furgoneta como el que arrolló a centenares de personas en la Rambla, el perímetro está rodeapasado do por Mossos d’Esquadra con armas largas como parte del plan operativo antiterrorista y desde finales de diciembre el interior del templo cuenta de un refuerzo de la seguridad en los accesos similar a la que hay instalados en los aeropuertos o estaciones de tren.
La idea está inspirada en los sistemas de seguridad del Vaticano, donde los visitantes se someten a un exhaustivo control antes de acceder a la basílica. Ayer, largas colas de visitantes se desdoblaban hasta en seis carriles para pasar un control en el que debían depositar en unas bandejas de plástico la mochila y los objetos metálicos –monedas, cinturones, relojes – y luego pasar por el arco de seguridad, bajo la atenta mirada de vigilantes de seguridad. El sistema de escáneres y de arcos de seguridad pretende agilizar la entrada continua de visitantes y al mismo tiempo mejorar la eficacia de los controles. En total son diez arcos detectores y escáneres, seis para visitantes y cuatro para grupos.
Hasta la fecha, las medidas de seguridad a las que debían someterse los usuarios antes de acceder al templo consistían en un simple chequeo manual y una inspección ocular de las mochilas y los bolsos. Ahora, con los escáneres, todo será mucho más fiable, señalan los responsables de la seguridad del recinto.
Uno de los interrogantes que sobrevuelan la puesta en marcha del nuevo sistema es si esto causará demoras para entrar en el templo. Los responsables de la Sagrada Família tienen claro que no afectará, todo lo contrario. Los nuevos mecanismos perfeccionan los registros y agilizan las colas, subrayan. Así, según los datos facilitados, las nuevas medidas son capaces de absorber una demanda de 1.500 visitantes cada hora.
Los escáneres empezaron a funcionar la última semana de diciembre a modo de prueba y el 1 de enero se pusieron en marcha de manera permanente y definitiva.
Uno de los retos en los que se pondrá a prueba la capacidad de respuesta del sistema será cuando se celebren misas en la Basílica. Los fieles acuden al templo pocos minutos antes del inicio de la ceremonia y también deberán pasar los controles de seguridad. El 30 de diciembre hubo la primera prueba real con la celebración en la Sagrada Família de la última eucaristía del año, a la que acudieron cerca de tres mil personas. Todas ellas en un tiempo de media hora fueron capaces de pasar los controles de seguridad y presenciar la ceremonia, según aseguró el director de seguridad del templo, Marc Martínez, director de seguridad del templo.
Las nuevas medidas forman parte de un plan estratégico de
CONTROL MÁS ÁGIL Y EFICAZ Los responsables aseguran que las nuevas medidas no causarán demoras
PLAN INICIADO EN EL 2015 La basílica desvincula el mayor control de los efectos del atentado del 17 de agosto
seguridad que empezó a fraguarse a finales del 2015, cuando el yihadismo era una amenaza latente que todavía no había causado estragos en Barcelona. Los responsables de seguridad del templo desvinculan la adopción de las medidas del atentado yihadista del 17 de agosto pero no así de la amenaza que acecha los monumentos de las grandes urbes donde se concentran mayor número de visitantes. La Sagrada Família ha invertido dos millones de euros para llevar a cabo un refuerzo de la seguridad que complemente al operativo que despliegan los Mossos y la Guardia Urbana en los aledaños de las calles Sardenya y Marina.
Los directivos de la Sagrada Família recalcaron ayer que en los días que llevan en funcionamiento los controles no han causado rechazo entre los visitantes ya que existe una conciencia social de que las medidas de seguridad son necesarias y los ciudadanos lo tienen asumido. La experiencia les dice, además, que los controles son imprescindibles. En los últimos años los vigilantes han interceptado visitantes que pretendían entrar en el templo con cuchillos, sprays de autodefensa o incluso pistolas eléctricas.
Mientras tanto, los maceteros instalados en noviembre, en principio con motivo de las celebraciones navideñas, seguirán colocados alrededor del templo como medida de seguridad. “Las jardineras seguirán hasta nueva orden”, aseguró el jefe de seguridad, Marc Martínez.