Joshua Boyle
EXREHÉN DE LOS TALIBANES
Tras pasar cinco años secuestrado por los talibanes y regresar a su Canadá natal una vez liberado el pasado octubre, ahora está acusado de 15 delitos que habría cometido desde su regreso a casa. Uno de los cargos es por agresión sexual.
Tras haber pasado cinco años secuestrado por los talibanes en Afganistán y tras varios meses tras su liberación ahora se ve acusado de 15 cargos penales, entre los que está el de agresión sexual. Se enfrenta a una corte penal en su tierra natal, Canadá, adonde regresó con su esposa y tres hijos tras ser rescatado por un comando militar pakistaní en octubre del año pasado.
Joshua Boyle, de 34 años, es uno de esos occidentales que han logrado regresar del terror que supone el cautiverio a manos de organizaciones islamistas radicales. Se acabó la pesadilla durante la que mataron a su hija primogénita, violaron a su esposa y la obligaron a abortar, según el relato familiar tras el regreso a Canadá. Sin embargo, ahora Boyle se enfrenta a acusaciones tan graves como el daño atroz que los talibanes le causaron a él y a su familia.
La historia de los Boyle viene envuelta de cierto halo de singularidad desde antes incluso de que Joshua y su mujer, Caitlin Coleman, de nacionalidad estadounidense, viajaran a Afganistán en el 2012. El ahora detenido y en prisión preventiva desde el pasado 30 de diciembre, ya había estado casado con anterioridad con una de las hijas de Ahmed Khadr, un ciudadano canadiense de origen egipcio que fue acusado por las autoridades de Canadá y EE.UU. de estar estrechamente vinculado con Osama bin Laden y la organización terrorista Al Qaeda.
Ahora mismo, Joshua Boyle se enfrenta a 15 cargos penales, entre ellos ocho cargos de agresión, dos de agresión sexual y dos de confinamiento forzoso, así como de mentir a la policía, proferir una amenaza de muerte y el uso de una droga peligrosa. Pese al secreto del sumario y una legislación canadiense muy restrictiva respecto a la protección de las víctimas, se sabe que al menos son dos las personas objeto de los supuestos delitos cometidos por Boyle.
Los hechos de que se acusa al detenido habrían ocurrido entre el 14 de octubre –un día después de su llegada a Canadá– y el 30 de diciembre, fecha en que fue detenido por la policía.
Ayer mismo, se pudieron ver unas breves imágenes de Boyle durante una primera comparecencia preliminar ante el juzgado, adonde acudió con barba y una camiseta de color naranja.
El juez encargado de los primeros trámites otorgó a su abogada, Ninetta Caparelli, el aplazamiento de una nueva comparecencia hasta el lunes próximo para que la defensa pueda trabajar en un plan de fianza que permita a este hombre secuestrado durante cinco años por los talibanes, lograr la libertad hasta el juicio.
Por razones desconocidas y pese a que Caitlin ya estaba embarazada, la pareja decidió en el 2012 hacer un viaje en plan mochilero por Afganistán. Boyle dijo tras su liberación que su objetivo había sido el de ayudar como peregrinos a los aldeanos que vivían en zonas dominadas por los talibanes. Fueron al poco secuestrados. Al parecer, unos años antes, en el 2009, Joshua había explicado a su entorno que estaba obsesionado con lo que estuviera relacionado con el terrorismo islámico.
Estando ya en cautiverio, nació la niña, que sería asesinada al cumplir dos años, y luego también fueron traídos al mundo sus otros tres hermanos, que lograron regresar con vida junto a sus padres tras la liberación por efectivos pakistaníes tras un chivatazo de los servicios de información estadounidenses.
Tras su llegada a Canadá, Boyle declaró que estaba deseando rehacer su vida con su familia y levantar un hogar que fuera un “refugio seguro” y poder dar a sus hijos por fin una educación en un entorno que les permitiera “recuperar una parte de la infancia que perdieron”.
La familia llegó a ser recibida el mes pasado por el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, en una audiencia en la sede del Parlamento. El propio Boyle difundió a través de su cuenta de Twitter una foto donde se veía al primer ministro sosteniendo en su regazo a uno de sus hijos.
Fue liberado tras pasar en Afganistán cinco años junto a su mujer y tres hijos nacidos durante el cautiverio