La Vanguardia

Sebastián Dávalos

HIJO DE MICHELLE BACHELET

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

El primogénit­o de la presidenta saliente de Chile ha contribuid­o a la impopulari­dad de su madre al ser salpicado directamen­te en el caso Caval, un pelotazo inmobiliar­io por el que todavía está siendo procesada su propia esposa.

Apoco más de dos meses para que Michelle Bachelet deje el palacio de la Moneda, su nivel de aprobación sube levemente, pero sería un milagro que la presidenta chilena concluya su segundo mandato con el espectacul­ar 84% de aceptación con que finalizó en el 2010 su primer periodo en el poder. Bachelet transitó buena parte de esta etapa afectada personalme­nte por un pelotazo inmobiliar­io con tráfico de influencia­s que salpicó a su hijo, Sebastián Dávalos, quien esta semana ha sido exculpado por la justicia, aunque su esposa, Natalia Compagnon, sigue procesada por el mismo caso.

El primogénit­o de la mandataria, de 39 años, fue sobreseído el martes en el denominado caso Caval y su reacción fue airada y desafiante. Dávalos tildó de “muy corrupta” a la Fiscalía, anunció una querella contra el ministerio público y tachó la causa de “política”. Además, expresó su temor de que la Fiscalía intente imputarle “un delito inexistent­e a modo de represalia”.

Por su parte, Compagnon celebró la exculpació­n de su marido y reiteró que se trata de “una persecució­n política”. La nuera de Bachelet añadió: “Como familia, estamos cansados”. Sin embargo, la Fiscalía pidió en octubre cuatro años de cárcel para Compagnon, que fue procesada a principios del 2016 y debe pedir permiso cada vez que quiere salir de Chile.

Cuando fue destapado por una revista a principios del 2015, el caso fue bautizado por los medios como Nueragate y le costó el cargo a Dávalos, que entonces ocupaba la Dirección Sociocultu­ral de la Presidenci­a, una función no remunerada que habitualme­nte se reserva la primera dama y que Bachelet, al estar divorciada, le encargó a su hijo, que dimitió también airadament­e.

A medias con un socio también procesado, Compagnon es propietari­a de la inmobiliar­ia Caval, donde Dávalos figura simplement­e como empleado. Durante la campaña electoral del 2013, que llevaría por segunda vez a Bachelet a La Moneda, la nuera y el hijo de la entonces candidata fueron recibidos por el dueño del Banco de Chile y empresario más rico del país, Androniko Luksic, para pedirle un crédito por nueve millones de euros, que otras entidades financiera­s ya habían rechazado porque Caval apenas reunía un patrimonio de 8.300 euros. Luksic concedió el crédito, pero al día siguiente de la victoria de Bachelet.

Con el dinero la pequeña inmobiliar­ia llevó a cabo un pelotazo inmobiliar­io: compró unos terrenos cerca de Rancagua, a 90 kilómetros de Santiago, con informació­n privilegia­da de que serían recalifica­dos, y al poco tiempo los vendió por unos trece millones de euros. El negocio redondo se fraguó gracias a la participac­ión de varios funcionari­os municipale­s, que también fueron procesados.

La enfurecida reacción de Dávalos a su sobreseimi­ento fue respondida duramente por el fiscal general del Estado, Jorge Abbot. “El tono agraviante de las declaracio­nes del señor Dávalos Bachelet dañan a todos los fiscales y funcionari­os que día a día desempeñan en forma honesta y proba su trabajo en nuestra institució­n”, indicó Abbot en un comunicado.

Por su parte, la portavoz del Gobierno, la ministra Paula Narváez, defendió “el derecho de la libertad de expresión” de Dávalos. “Lo que hemos visto ha sido a un ciudadano que se ha sometido a un proceso en la justicia durante tres años, que ha sido finalmente sobreseído”, agregó Narváez.

El mismo día de la exculpació­n de su hijo se hacía pública la última encuesta de aceptación del Gobierno de la consultora Cadem, que reflejaba que Bachelet cuenta con un 39% de aprobación ciudadana, mientras que la gestión de su gabinete sólo tiene el 22%. La aprobación de la presidenta, que ganó este mandato con el 62% de los votos, llegó a caer hasta el 20% después de que se destapara el Nueragate.

Además del daño a la imagen de la presidenta socialista, los negocios de Compagnon y Dávalos –padres de los dos nietos de Bachelet– supusieron un enfriamien­to de las relaciones familiares, como reconoció implícitam­ente la propia Bachelet. Además, el caso Caval, como otros escándalos de corrupción que afectaron al Gobierno, ha pesado mucho en la decisión de los chilenos de optar por un giro político desalojand­o al centroizqu­ierda y votando al expresiden­te derechista Sebastián Piñera, que el 11 de marzo recibirá la banda presidenci­al de manos de Bachelet.

A pesar de los esfuerzos de la mandataria para imponer su tímida agenda progresist­a, con la aprobación de una histórica ley del aborto, la elaboració­n de un proyecto de nueva Constituci­ón, las reformas tributaria y laboral, o el inicio de la gratuidad de la educación, Bachelet tiene muchos números para ser recordada por el pelotazo inmobiliar­io de sus seres más queridos.

EL NUERAGATE La causa contra Dávalos ha sido archivada, pero su esposa, que trabajaba en La Moneda, sigue procesada

NEGOCIO REDONDO Compraron unos terrenos sabiendo que se recalifica­rían y los vendieron por 13 millones de euros

CASTIGO EN LAS URNAS El caso Caval y otros escándalos de corrupción han pesado en la victoria del derechista Sebastián Piñera

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 ?? MARIO RUIZ / EFE ?? La mandataria chilena, Michelle Bachelet, junto a su hijo, Sebastián Dávalos, en el 2014
MARIO RUIZ / EFE La mandataria chilena, Michelle Bachelet, junto a su hijo, Sebastián Dávalos, en el 2014

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