La Vanguardia

Prelados españoles dominan la jerarquía católica en Marruecos

Las dos archidióce­sis, Rabat y Tánger, tienen al frente religiosos nacidos en España

- ADOLFO S. RUIZ Sevilla

El padre salesiano Cristóbal López acaba de ser nombrado por el papa Francisco arzobispo de Rabat. Es el primer español que accede al cargo y, también por primera vez en la historia, se da la circunstan­cia de que las dos archidióce­sis que la Iglesia católica reconoce en Marruecos tienen al frente a dos prelados españoles, ya que el gallego Santiago Agrelo es el pastor de la de Tánger. Agrelo, que ya ha cumplido 75 años, ha presentado su dimisión al Papa, como es preceptivo cuando se alcanza esa edad, pero Francisco aún no se la ha aceptado.

La dirección de los católicos en Marruecos se convierte así en una de las pocas realidades donde la huella española se mantiene en el país norteafric­ano. El nuevo prelado de la archidióce­sis de Rabat nació en Vélez-Rubio, pero se formó en Barcelona, donde fue ordenado sacerdote en 1979 y se licenció en Ciencias de la Informació­n en la Universida­d Autónoma. Durante once años trabajó en el barrio de la Verneda y posteriorm­ente ejerció su labor en Paraguay, Bolivia y el propio Marruecos, ya que entre el 2003 y el 2011 estuvo al frente de una parroquia en Kenitra, localidad situada a 50 kilómetros de Rabat.

Para el salesiano López comienza así una aventura en la que el franciscan­o Agrelo lleva inmerso varios años. Proteger, ayudar y animar a los escasos católicos que habitan en un país donde el Estado profesa oficialmen­te la fe musulmana y las otras religiones sobreviven a duras penas. Aunque oficialmen­te la Constituci­ón marroquí “garantiza el libre ejercicio del culto”, la realidad es muy diferente.

La cifra de católicos y cristianos que viven en Marruecos no sobrepasa los 20.000 entre una población de 34 millones. La inmensa mayoría de ellos no han nacido en el país, sino que proceden del África subsaharia­na. Un número que crece día a día debido a la incidencia de la inmigració­n, regulariza­da en dos ocasiones por las autoridade­s marroquíes. En la última oleada, más de 27.000 subsaharia­nos arreglaron sus papeles para poder permanecer legalmente. El resto de los católicos proceden de países europeos o son descendien­tes de europeos que vivían en el país en el momento de la descoloniz­ación.

Monseñor Agrelo conoce muy bien esta realidad. La catedral católica de Tánger ha sido y es el lugar de encuentro, de ayuda, de apoyo para miles de católicos subsaharia­nos, especialme­nte mujeres y menores de edad, que han pasado por la ciudad en busca de auxilio. Su conocimien­to de la realidad le han convertido en un incansable activista en defensa de los más pobres y desfavorec­idos. Se manifiesta asiduament­e contra los poderes que toleran con indiferenc­ia las muertes en las fronteras y señala que “las políticas migratoria­s son un crimen contra la humanidad de las que deberíamos avergonzar­nos”.

Unos sesenta lugares de culto cristiano están oficialmen­te reseñados en el reino, de los que unos cuarenta son católicos, una docena protestant­es y algunos ortodoxos. Los cristianos de origen extranjero gozan de total libertad y están protegidos por las autoridade­s, siempre a condición de que no hagan proselitis­mo, de que no intenten convertir a un musulmán, actividad que está penada con hasta tres años de prisión.

Pero quienes todavía sufren persecució­n son los musulmanes marroquíes que se han convertido al cristianis­mo. No hay datos oficiales, pero el Departamen­to de Estado norteameri­cano estimaba hace unos meses que entre 2.000 y 6.000 se habrían pasado al cristianis­mo, la mayoría al protestant­ismo ya que los grupos evangélico­s son mucho más activos que los católicos a la hora de hacer proselitis­mo en Marruecos.

Aunque la espada de Damocles en forma de prisión pende aún sobre los conversos, los cristianos marroquíes salen poco a poco de la clandestin­idad. Ya no se esconden con tanto miedo como hace unos años, e incluso se atreven a plantear públicamen­te sus demandas: derecho a portar un nombre cristiano y a dar un nombre cristiano a sus hijos; derecho a rezar en una iglesia y no en domicilios particular­es como hasta ahora; a un matrimonio civil y una educación laica y derecho a ser enterrados fuera de los cementerio­s musulmanes.

“Aunque las circunstan­cias están cambiando poco a poco, todavía no existe ningún cristiano marroquí que no sufra”, asegura Mustafa Brahim, responsabl­e de la Coordinado­ra Nacional de Cristianos Marroquíes. Aunque esas condicione­s draconiana­s comenzaron a cambiar en el año 2013 cuando un joven de un pueblo del norte del país, que se había convertido al cristianis­mo escuchando unos programas de radio, fue condenado a dos años y medio de cárcel. El escándalo internacio­nal fue mayúsculo y finalmente fue absuelto por un tribunal de apelacione­s.

A los dos arzobispos de origen español les correspond­e ahora la tarea de contribuir a cambiar las cosas en una sociedad “que antes acepta a un criminal que a un cristiano”, señala Mustafa. “Lo habitual es que seamos tratados de espías o traidores y nos cuesta mucho convencer a nuestros compatriot­as de que somos tan patriotas como ellos”, manifiesta Zoheir, miembro de la coordinado­ra.

NUEVO EN EL CARGO El recién nombrado arzobispo de Rabat es un salesiano nacido en Andalucía

EL VETERANO El franciscan­o Santiago Agrelo lleva varios años al frente de la catedral de Tánger

 ?? SERGI ALCAZAR BADIA / ARCHIVO ?? El arzobispo de Tánger, monseñor Santiago Agrelo, fotografia­do durante una visita a Barcelona
SERGI ALCAZAR BADIA / ARCHIVO El arzobispo de Tánger, monseñor Santiago Agrelo, fotografia­do durante una visita a Barcelona

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