Cs presiona a los comunes para un pacto sobre la Mesa
PSC y PP apoyarían una presidencia naranja del Parlament
En caso de que los tres grupos independentistas no alcancen los 70 diputados, ya sea porque no cierren un acuerdo o porque los diputados electos que están encarcelados o permanecen en Bruselas no puedan votar, los 8 diputados de Catalunya en Comú podrían tener un papel decisivo tanto en la constitución de la Mesa como en la posterior votación de investidura del presidente de la Generalitat.
De ahí que ayer la líder de Ciutadans, Inés Arrimadas, presionara a los comunes –y también a Pablo Iglesias– recordándoles que pueden verse en la tesitura de “tener que escoger entre apoyar a los constitucionalistas o a los independentistas”.
Pese a que Junts per Catalunya, ERC y la CUP están negociando un acuerdo que garantice al independentismo la presidencia de la Generalitat y de la Mesa –el órgano rector del Parlament–, Cs no arroja la toalla a la espera de que las diferencias estratégicas entre los tres partidos acaben imposibilitando la suma. Cs cuenta con el apoyo del PSC y el PP para la Mesa, pero necesita para llegar a los 65 escaños. En los últimos días, varias fuentes de los comunes han negado cualquier posibilidad de pacto con Arrimadas, pero Cs insistió ayer en reclamar su apoyo. Entre otras razones porque sabe que una parte de votantes de Podemos en Catalunya y el conjunto de España podría no entender que dieran la presidencia de la Mesa a un representante independentista. Y esa brecha estratégica entre los comunes y Podemos es la que intentará explotar el partido socioliberal.
Con todo, el portavoz parlamentario de Cs, Fernando de Páramo, admitió que por ahora no se han sentado a hablar con Xavier Domènech y los comunes y señaló que estos han demostrado desde un primer momentos que “somos sus adversarios”.
“Es muy difícil sentarte a hablar con los que te vetan desde un primer momento, pero ahora deberán decidir si quieren a un presidente del Parlament constitucionalista o independentista”, señaló Páramo.
El dirigente de Cs revindicó la victoria de Arrimadas en número de votos y escaños el 21-D y afirmó que su formación es la única que puede echar “el freno” para que este no sea un órgano al servicio de los independentistas y de Puigdemont, después de que Carme Forcadell lo utilizase como el “brazo ejecutor” del anterior gobierno soberanista. Evitar, insistió, que se repitan los episodios como los del 6 y 7 de septiembre, cuando se aprobaron de forma exprés las leyes de ruptura, o el 27 de octubre, con la declaración unilateral de independencia.
La de la Mesa se ha convertido en la gran pugna política tras el 21-D, una previa de lo que será una investidura, que, avisó ayer Arrimadas, no descarta “aunque está difícil” a optar a la presidencia de la Generalitat. En este sentido, admitió que espera no tener que “volver a someter a Catalunya” en breve a unos nuevos comicios.
Por su parte, la portavoz parlamentaria del PSC, Eva Granados, reconoció ayer que es “difícil” que haya un presidente de la Mesa del Parlament que no sea independentista porque “no salen los números”. Aun así, sostuvo que la formación que lidera Miquel Iceta hará “todo lo posible para que haya una presidencia no independentista”. Sin embargo, recordó que todavía no ha recibido ninguna oferta aún por parte de la formación naranja.
Mientras, el portavoz parlamentario del PPC, Santi Rodríguez, señaló que su grupo no tiene “ningún inconveniente” en apoyar a un candidato de Cs para que presida la Cámara catalana, pero pidió a Arrimadas que dé un paso más y opte a la Generalitat. “Las dificultades son exactamente las mismas y su victoria el 21-D le da toda la legitimidad”, dijo.
“Podemos debe escoger entre los constitucionalistas o los independentistas”, señala Arrimadas