La Vanguardia

Recuerdos de escuela

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Me remito a la carta de Juan Planas Cerdá “Recuerdos de escuela” (25-26/XII/2017), sobre acontecimi­entos sucedidos en el colegio de la Bonanova, hoy La Salle Bonanova, en 1939-1940, modificand­o algo de la de Teodoro Insa (16/XII/2017).

La educación física-premilitar fue regida por el teniente coronel Luis Caturla durante doce años. En 1939, le sucedieron el capitán instructor González Hernández y Alfonso Franco, jefe de la Unidad de Falange del colegio, para formar su espíritu nacional: oficiando la liturgia falangista diaria cantando brazo en alto, con la ayuda del hermano Vicente, con fuerte y timbrada voz, el Himno nacional o Cara al sol.

El uso del catalán en el colegio, en el que ingresé el 1/IV/1939, era coloquial, en casa y fuera de ella. Los castigos consistían en faltas de disciplina. Los comunitari­os eran más eficaces, induciendo a los alumnos al chivatazo mediante la circulació­n de un objeto entre los que hablaban catalán, para castigar al último poseedor por medio de la implantaci­ón de la delación sucesiva entre compañeros. Lo sufrí en segundo de bachillera­to y suponía tres años de vigencia. Nos dieron una “bala de vidrio”. Quien me la pasó dijo: “Lo siento, pásala”. Me sentí incapaz y la tiré. El comprensiv­o profesor desistió de aplicar un castigo colectivo. Pasado un tiempo me contó que este método era habitual en Francia. Lo llamaban la parleuse para eliminar el uso de las lenguas vernáculas. Aquí no funcionó.

JOSEP CAMPOS AVILLAR Barcelona

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