“Con Sorkin actúas como en el teatro”
Jessica Chastain alaba la peculiar forma de rodar del genial guionista y flamante director
Trabajar con Aaron Sorkin “es un verdadero desafío”. Jessica Chastain, intérprete de Molly Bloom en Molly’s game, empezó así su entrevista de hace unos días con un grupo de periodistas españoles. La frase podía sonar a una de esas generalidades que los actores de Hollywood lanzan al tuntún para hacer y hacerse promoción durante la presentación de su última peli. Pero la actriz californiana, que de superficial no tiene un pelo, enseguida justificó y argumentó su afirmación de manera elocuente. Tal como explicó, Sorkin hace sudar la gota gorda a unos artistas acostumbrados a actuar en escenas cortas que no requieren memorizar grandes parrafadas y permiten darse un respiro a cada rato. Con Sorkin se acabó la diversión y lo facilón –vino a decir Chastain– y llegó el curro en serio. Como en un escenario.
“La primera semana rodamos durante seis días consecutivos, 47 páginas de guión seguidas”, explicó la intérprete. Se refería en concreto a la conversación clave que su personaje mantiene con el abogado Charlie Jaffey, encarnado por Idris Elba. “Nunca pensé que podría llegar a hacer una cosa así con un diálogo”, admitió la actriz. “Pero hacerlo de esa modo es muy interesante”, reconoció también. “Porque te ayuda a preparar el viaje interpretativo y hacerlo más natural, pues realmente es así como las conversaciones se desarrollan”, razonó.
Chastain recordó a sus entrevistadores cómo la mayoría de los directores prefieren utilizar uno de los recursos de lo que llamamos la magia del cine.
“Cuando ves una película percibes las acciones como un continuo que puede durar muchísimo. Pero para los actores resulta en general muy fácil, porque las escenas se van partiendo y solo tenemos que decir unas pocas frases sueltas”. Algo que sin embargo Sorkin, famoso por la agilidad e intensidad de sus diálogos, no hace “en ningún momento”. Es decir, que con él cada tramo de actuación correspondía a largos ratos de conversación (nueve o diez folios), la mayoría de las veces entre dos o tres interlocutores: “Era lo más parecido a trabajar en una obra de teatro. Pero a mí me encanta actuar, y esa manera de hacerlo me parece muy bien”, dijo la estrella, que no en vano empezó su carrera haciendo en Julieta con la compañía Theatreworks.
Otro componente de gran teatralidad en Molly’s game está en las 93 veces en que Jessica Chastain / Molly Bloom se cambia de ropa a lo largo de la película. “También eso refleja muy bien el arco y los giros del personaje”, que en la historia real pero sobre todo en la versión de Sorkin utiliza los vestidos “como máscara para aparentar lo que piensa que los hombres quieren ver en ella”, señaló. Tal mimetismo tiene no obstante un límite claro: el momento en que Molly se harta, se rebela y empieza a vestirse exactamente como le da la gana.
Es esta etapa última de la Molly emancipada, la que organiza sus propias partidas de póker y deja atrás la complacencia ante los machos dominantes, la que mejor encaja con la personalidad de Chastain como mujer tan dulce y educada como firme y combativa. Su intervención ante los informadores fue en gran parte una exhibición de independencia. En cuanto se enteró de que los responsables de la promoción del filme habían tratado de prohibir toda pregunta que no se refiriese directa y exclusiva a la película, incluida cualquiera que aludiera al candente escándalo Weinstein sobre abusos sexuales en Hollywood, la artista dijo: “¡Pero si llevo todo el día hablando de eso! Pregunten lo que quieran”.
En realidad, la pretensión de los publicistas era insostenible, toda vez que
Molly’s game habla ampliamente de los abusos de poder, componente principal de las agresiones sexuales en el mundo del cine... y en todos los ámbitos (“Hay abusos en Hollywood, en la Casa Blanca y en la agricultura”, dijo la actriz). La cinta es además un ejemplo de defensa de la mujer. No sólo porque trata de una mujer acosada y atacada por hombres sino porque, caso insólito en la industria estadounidense, la dirección de Fotografía corre a cargo de una mujer: Charlotte Bruus Christensen. “Eso demuestra cómo vamos avanzando. Espero que sirva como ejemplo para otros cineastas”, proclamó Chastain.
SIN DESCANSO
“La primera semana rodamos durante seis días seguidos, 47 páginas de un tirón”
ELLAS AVANZAN
Sorkin no sólo eligió una historia de mujer; también optó por una jefa de fotografía