Céline, otra vez en el foco
Polémica en Francia por el anuncio de la publicación de los libelos antisemitas del autor
Un título ambiguo (textos polémicos) cuando se los conoce como panfletos antisemitas y una editorial de prestigio (Gallimard), explican la sorprendente invitación cursada al editor Antoine Gallimard, y al biógrafo y novelista Pierre Assouline, responsable del prólogo a la reedición francesa de aquellos textos de Céline, el 19 de diciembre, por la muy oficial delegación interministerial para la lucha contra el racismo y el antisemitismo.
¿Censura? Su presidente, Frédéric Potier, inquieto ante la publicación que la prensa fechaba el 28 de mayo próximo, habría insinuado la necesidad de envolverla en un aparato crítico redactado por historiadores. Gallimard se habría negado.
Diálogo sin corroboración de ambas partes pero que, junto con la polémica sobre la necesidad o no de resucitar esos libelos, llevó al vespertino Le Monde a darle al tema su primera plana. Y dos páginas en el suplemento de libros.
Detrás de todo esto flota, impregnada de azufre, la imagen del autor, Louis-Ferdinand Céline (18941961), rival de Proust gracias a su Viaje al final de la noche, publicado en 1932, a la hora de buscar el novelista francés más significativo de la primera mitad del siglo XX.
“Lo que me interesa en Céline –lo ensalzó Julien Gracq– es sobre todo el empleo tan adecuado y eficaz de esa lengua totalmente artificial, enteramente literaria, que ha extraído del francés hablado”.
Pero Céline es también, desde 1937 cuando publica el primero de sus panfletos, Bagatelas para una masacre, un propagandista eufórico de Hitler y el nazismo. Y antisemita ferviente. En La escuela de los cadáveres (1938) solicita “una Confederación de Estados Arios de Europa”. Y “un ejército francoalemán como única fuerza antijudía del mundo”. En 1941, en fin, ya borrada por el gobierno colaboracionista la ley de 1939 que penalizaba el antisemitismo y que le obligó a retirar los dos primeros panfletos, publica Les beaux draps. Son los tres textos que ahora provocan polémica. Detrás también flota, más difuminada, la imagen de la Francia colaboracionista, cuyos casi cien mil nombres oficialmente reconocidos, y casi todos juzgados y condenados, aparecen en documentos desclasificados recientemente.
Más atrás aún aletea la realidad de una Francia de relentes antisemitas a finales del siglo XIX, la del caso Dreyfus. Con el correlato, bajo la Ocupación alemana, de las deportaciones de judíos que de Gaulle prefirió disimular bajo una supuesta Resistencia masiva. Esa realidad oscura debió aguardar a la presidencia de Jacques Chirac para un mea culpa oficial.
El caso es que los panfletos de Céline circulan por internet. Y el 2012 fueron reeditados en Quebec, donde los derechos de autor caen al dominio público a los cincuenta años de la muerte del autor y no a los setenta como en Francia.
Un éxito para Éditions 8 que, con más de 2.200 ejemplares, convirtió la antología en el mayor best seller de su fondo dedicado a textos inhallables. Es precisamente ese texto (1.044 páginas, 231 de notas), firmado por Régis Tettamanzi, especialista en el escritor, el que Gallimard editará.
Edición autorizada. Poco antes de morir, a sus 67 años, el propio Céline exigió que sus panfletos nunca fueran reeditados. Pero el 2017 su viuda, la bailarina clásica Lucette, hoy de 105 años, dio el sí.
En Le Monde, Henri Godard, profesor de la Sorbona, especialista en Céline de quien publicó una celebrada biografía, en el 2011, en Gallimard, arguye que, “a pesar del antisemitismo de sus panfletos, la lectura de Céline nos obliga, más que cualquier otra, a preguntarnos que es lo que hace la novedad, la potencia, de un escritor”. Y el sociólogo Pierre André Taguieff, quien pide más aparato crítico, relativiza por su parte las protestas de quienes se oponen a la reedición, “porque no han impedido que los textos viajen desde hace años por la red”.
Gallimard reeditará ‘Bagatelas para una masacre’, ‘La escuela de los cadáveres’ y ‘Les beaux draps’