La astucia de Valverde
No le salió mal la jugada a Ernesto Valverde, que había decidido correr sus riesgos al dejar en Barcelona a medio equipo titular y casi a la otra mitad en el banquillo de Vigo. Que el entrenador azulgrana enseñe su lado aventurero es un síntoma de confianza que debe ser interpretado positivamente, significa que los pilares de su proyecto son ya lo suficientemente sólidos como para no temer que una eventual derrota le desmonte el tenderete. Probablemente hace unos meses no se hubiera atrevido con una rotación integral pero ahora Valverde se siente seguro y el barcelonismo lo está con él, permitiéndole licencias que no son ataques de entrenador sino que obedecen a un plan establecido y muy pensado.
La Liga es prioritaria y es bueno que así se entienda. Los tiempos en que la Copa salvaba una temporada, recordados con cariño por (nosotros) los celebrarrecopas (por cierto, la Recopa era mucho más divertida que el bodrio de la Europa League), han pasado a mejor vida gracias al crecimiento del Barça como club, inconformista, ambicioso y un par de tallas más grande en Europa gracias a un palmarés abrumadoramente ganador en los últimos 25 años.
¿Significa eso despreciar la
El entrenador se siente seguro y el barcelonismo lo está con él, ya no existe aquel miedo a perder
Copa? En absoluto. Significa relegarla al tercer puesto de las prioridades, reducir su importancia a guinda de una gran temporada y no aceptarla como justificación de una mala. El desgaste que implica una lectura equivocada de la Copa puede acabar afectando a la Liga y, sobre todo, a la Champions, trofeos mayores que sí dan sentido al Barça contemporáneo. Valverde, respaldado por nada menos que 26 partidos seguidos sin perder, aprovechó Vigo (octavos de final, ida, queda mucho para la final) como espacio para meritorios (Semedo sobresalió) y oxígeno para los mejores, que este año además no fruncirán tanto el ceño porque al acabar tienen Mundial. Hizo bien. Como también al conceder unos minutos a Dembélé.
La eliminatoria de Copa sigue viva. Y Valverde, más.