Vibra el Palau
El Barça vuelve a creer con una lección ante el potente CSKA
Fue una exhibición. Una noche de postín. Una victoria de fe, de calidad y de perseverancia. Una lección ante uno de los mejores equipos de Europa. El Barça vuelve a creer en sí mismo tras sumar su cuarto triunfo seguido, aunque ninguno como el de ayer. Por el nivel de compromiso y de garra que transmitió el equipo y por la calidad del contrincante, el CSKA. Sigue siendo complicado que el Barcelona avance en la Euroliga porque ha desperdiciado toda la primera vuelta pero si juega como anoche todavía tendrá opciones.
Porque la salida del Barça resultó maravillosa. En cuanto a intensidad, ilusión, inteligencia y acierto no se le podía pedir más a los de Sito Alonso, que hicieron buenos los deseos mancomunados de su entrenador. Entre todos, ponían el marcador muy a favor para los blaugrana. El Palau, con una gran entrada, gozaba tras días de esperpento. El quinteto de la reacción en Vitoria, el formado por Ribas, Navarro, Hanga, Moerman y Tomic le estaba propinando un soberano repaso al líder. Porque el CSKA entró en escena al ralentí. Sabiendo de su clase los moscovitas esperaban su momento pero se vieron con un 21-9 a los 7 m. Ribas había metido triples, Tomic había bailado en la pintura y Hanga se había marcado un mate estratosférico saltando desde lejísimos. Para frotarse los ojos.
La entrada de De Colo, con su muñeca, capeó el temporal que estaba recibiendo el CSKA, que maquilló el resultado al final del primer periodo (25-17), aprovechando que la segunda unidad barcelonista había bajado el pistón.
Mantenerlo era harto complicado y más teniendo en cuenta que Alonso no podía contar con Seraphin, por problemas en la rodilla. Eso lo aprovechaba el CSKA para capturar rebotes ofensivos, pero el Barça no le perdía la cara al duelo. Al contrario. Cinco puntos consecutivos de Vezenkov elevaron la diferencia a los quince y un triple de Koponen colocó la máxima hasta ese momento (40-24, minuto 15). Sin embargo, todo estaba siendo demasiado bonito. Dos triples de Fridzon pusieron en la nevera al Palau y cuatro pérdidas de balón del Barça provocaron la reacción del CSKA (47-42 al descanso).
Al Barcelona le urgían resistencia y clarividencia para no tirar por la borda sus intenciones. No acababa de recobrar la puntería a la vuelta de los vestuarios pero lo compensaba bajando el trasero en defensa, luchando cada pelota y capturando rebote tras rebote. Por eso se mantuvo por delante y cuando el CSKA se acercó a tres apareció el capitán Navarro para clavar dos triples. Otro, en este caso, de Koponen, abría hueco y el Barça entraba en el último cuarto once arriba gracias también a la precisión de Heurtel.
Se trataba de administrar la renta sin dejar de mirar el aro. Así lo entendió Oriola, autor de seis puntos seguidos que llevaban al Barça a rozar la victoria (72-55, minuto 32). Ya no se iba a escapar.