La Vanguardia

“Mi padre es uno de los mayores poetas del siglo XX”

Tengo 65 años. Nací y vivo en Madrid. Me he dedicado a la banca, y ahora velo por el legado poético y cultural de mi padre. Tengo pareja, y cuatro hijos y seis nietos. ¿Política? Liberal y centrista. Soy de formación católica. Le mataron a Lorca, y eso le

- VÍCTOR-M. AMELA

Cómo era su padre? Muy buena persona. Inteligent­e, cultísimo: sabía de todo. Impulsivo, valiente, íntegro y discreto. ¡Y uno de los mayores poetas del siglo XX! Elija un recuerdo de su padre. Encerrado, escribe. Soy hijo único, pero hago ruido. Y él requiere silencio...

¿Qué escribía?

Ensayos sobre filosofía, literatura, arte. ¡Y su poesía! Había debutado ya antes de la guerra, en 1935, con Abril... A mí me dedicó un poema cuándo cumplí 18 años, en 1970.

¿Me lo recita?

El final: “Vive como puedas lo tuyo y lo mío; / todo ha vuelto a hacerse / corazón, contigo, / hijo de mi carne, / de mis sombras hijo”.

¿“Lo tuyo y lo mío”?

Mi padre me invita a vivir por ambos, sintió quizá su propia vida demasiado lastrada...

¿Su padre no vivió su propia vida?

Su alegría de vivir primordial de joven poeta granadino se truncó a los 26 años por lo que le cayó encima en 1936, en su Granada...

¿Qué le pasó?

Empieza la guerra y le matan a sus dos mejores amigos, granadinos como él: Joaquín Amigo –unos republican­os le despeñan por el escalofria­nte Tajo de Ronda–, y Federico García Lorca... Escritores, como él mismo.

¿La poesía les unía?

El arte y la sensibilid­ad, granadinos los tres: Joaquín Amigo le presentó a Federico a mi padre, doce años menor que Lorca: le reverencia­ba, ¡Federico era su maestro, su luz!

¿Qué relación tuvieron?

En 1932, con 22 años, por su ansia de ser poeta, mi padre había conseguido permiso paterno para irse a Madrid, y allí trató mucho a Lorca. Y también a otros poetas.

¿A qué poetas?

Los hermanos Panero, Miguel Hernández, Vicente Aleixandre, Vivanco... Todos publicaban en Caballo verde para la poesía, revista que dirigía el poeta chileno Pablo Neruda.

¿Eran todos amigos?

Cada uno con sus ideas, ¡pero unidos por la poesía! El comunista Neruda escribirá 30 años después: “¿Qué decir de Luis Rosales a quien yo conocí naranjo, recién florido en aquellos años treinta, y que ahora es grave poeta, exacto definidor, señor del idioma?”.

Solemnes piropos del que será Nobel.

Y sigue: “Ahora lo tenemos lleno de frutos, exigente y profundo. Atravesó este mortal antipolíti­co el momento desgarrado­r de Andalucía y se ha recuperado en silencio y en palabra. Salud, ¡buen compañero!”.

¿“Mortal antipolíti­co”?

Mi padre despreciab­a la politiquer­ía, avidez de poder. ¡Y más tras la criminal muerte de alguien tan bueno como su amigo Federico!

He ahí “el momento desgarrado­r...”

Unos matones sublevados golpearon a Federico en su casa de Granada, y él decidió refugiarse en la casa de la familia de mi padre.

¿Era esa casa un refugio seguro?

Se tenían mucha confianza, y dos hermanos de mi padre eran relevantes cargos de Falange en Granada: ¡nadie osaría incordiar a un huésped de los Rosales en su propia casa!

Pero... alguien osó.

Sí, Ramón Ruiz Alonso, un cedista arribista y rencoroso: se presentó en la casa con un contingent­e de soldados y una denuncia falsa –¡Federico, espía ruso!–... y se lo llevó.

¿No estaban allí su padre, sus tíos?

No: él esperó a que estuviesen en el frente, ¡cobarde! Mi abuela sí se le enfrentó: se jugó el tipo, como luego se lo jugó mi padre.

¿Sí? ¿Cómo fue eso?

¡Ocultar a un rojo era pena de muerte! Pero mi padre fue al gobierno civil a recuperar a su amigo Lorca, con sus hermanos..., y se encaró a Ruiz Alonso. El gobernador les dijo que Lorca ya no estaba allí, ¡y amenazó con fusilar a mi padre! Mi abuelo tuvo que pagar una enorme multa para salvar a su hijo...

Y los bárbaros asesinaron a Lorca...

¡Qué horror tan grande! Mi padre vivió con ese peso en el alma. Sentía que había marcado a su familia, y que los García Lorca se les alejaron... Y encima tuvo que soportar la calumnia de que había traicionad­o a Federico.

¡Qué injusto! Cuánta vileza...

Sí. Desamparad­o, mi padre resistió toda su vida sin una sola queja. ¡Cómo le admiro!

Pero sí luchó contra la República...

Por católico, defendió su fe como demócrata y liberal. Luego estaría en el consejo privado de Don Juan. ¡Y siempre se negó a ser catedrátic­o bajo Franco! Y veía en Barcelona “la capital de España”, veía su “halo cordial”.

¿Cuál es el legado de la obra de Rosales?

Su figura fue incómoda para derechas e izquierdas, y por eso nadie le reivindica. ¡Me indigna que su formidable obra poética haya quedado marginada! Cuánta mezquindad. ¡A Josep Pla le gustaba! Es una poesía viva.

Escójame algunos poemas...

Lea La voz de los muertos, ¡qué escalofrío!

Lea La casa encendida, lea Autobiogra­fía...

En aquel poema para mí, él me dice: “desde que tus pasos me abren el camino”...

Se emociona. ¿Cómo camina usted hoy?

Mira, hace poco, para un documental, caminé junto a Laura García Lorca, la muy gentil sobrina de Federico... A mi padre le hubiese emocionado mucho vernos así, ver caminar de nuevo juntas a estas dos familias...

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MANUEL BONILLA
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IMA SANCHÍS
LLUÍS AMIGUET
VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET

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