Reyes Magos del escenario
LA MAGIA HA INVADIDO DE NUEVO LOS GRANDES TEATROS CON JORGE BLASS, MAG LARI Y EL MAGO POP. Y TAMARIZ Y HAUSSON AÚN ILUSIONAN
Los Reyes Magos existen. Porque, desde luego, la magia tiene sus reyes, aunque no vayan sobre camellos tras una estrella fugaz. Durante décadas la magia estuvo confinada en España a espacios marginales, pero el nuevo milenio ha traído una generación de ilusionistas como Jorge Blass, Antonio Díaz –El Mago Pop– o el Mag Lari que han creado grandes espectáculos teatrales que han convencido a los programadores y al público de que el ilusionismo no es un arte sólo para niños.
Internet y la televisión también han ayudado. Tanto el Mag Lari, como Jorge Blass o Antonio Díaz –en su programa dejó perplejo a Stephen Hawking con un truco de levitación– han triunfado en la pequeña pantalla, como ya lo hizo uno de sus grandes referentes, Juan Tamariz: a Lari le compraron un libro suyo de niño, Jorge Blass fue a su academia. Un Tamariz que, con 75 años, sigue imparable y que desde que conoció la magia a los cuatro años en un teatro ya no la dejaría pese a una curiosa carrera: estudió Física, entró en la Escuela de Cine y dirigió un corto en el que debutó ¡Carmen Maura! e incluso fue un Tacañón del Un, dos, tres, Don Estrecho. En 1973 ganó el primer premio mundial de cartomagia en París y ya no ha parado su humor, su violín imaginario y su magia potagia. Su hija Ana conduce la Gran Escuela de Magia.
Si Tamariz llena grandes teatros, sus nietos mágicos los revientan. El Mago Pop está en el Rialto madrileño con Nada es imposible, montaje con el que ha jubilado La gran ilusión, que logró ¡800.000 espectadores! Díaz, nacido en Badia del Vallés en 1986 y licenciado en el Institut del Teatre, porque quiere que sus montajes cuenten historias, se enganchó a la magia de niño al sacarle una moneda de la oreja. Fan de David Copperfield, se teletransportó a Nueva York en medio de un programa de Buenafuente y sigue buscando la sorpresa con el vuelo y las nuevas tecnologías.
Nuevas tecnologías con las que también juega Jorge Blass (Ma-
Los nuevos magos usan la tecnología y hacen montajes muy teatrales: la magia no es sólo para niños
drid, 1980), que ha apostado por la interactividad para atraer al público. Usa móviles, iPads... con tanto éxito que David Copperfield le llamó hace dos años para comprarle un truco: alguien del público elegido al azar sube al escenario, entra en su Facebook y elige a un amigo que... ¡se teletransporta y aparece en el teatro! El público tarda en asimilarlo.
Blass estudió Psicología, pero desapareció en tercero. En cambio el Mag Lari (Barcelona, 1973) acabó Filología Catalana. Ahora cumple 25 años como profesional: debutó en el Asil Hospital de La Garriga en Navidad. Con los años, ha creado un personaje repleto de humor sarcástico y fan de Michael Jackson. Y una magia muy teatral: algunos se quejan de que no hay suficiente magia en sus montajes. Como réplica está en el Condal barcelonés con la acelerada función 25 il·lusions .Y anuncia que cierra una era y buscará magia más contemporánea.
El que sigue en su línea es Hausson, Jesús Julve (Barcelona, 1955). Y su línea es la poesía escénica, más aún desde que se cruzara con Joan Brossa, con espectáculos como Poemància. Hausson, que está en La Seca con Jugant
amb la màgia, actuó en el mundo del cabaret cuando la magia se encerró allí. Pero recuerda que en la primera mitad del XX la magia llenaba teatros y los grandes magos mundiales comenzaban gira en Barcelona. Ahora muchos nombres globales ya son de aquí.