Clásicos universales
Las obras de J.M. Barrie, Lovecraft, Edith Wharton y Juli Vallmitjana pertenecen ya al dominio público
En el año recién estrenado, en España han quedado libres de pago de copyright las obras de dos escritores tan populares como James Mathew Barrie, creador de Peter Pan, y Howard Phillips Lovecraft, uno de los autores más inquietantes de la literatura de terror.
Amenudo el nombre de un autor pasa años o décadas ausente de los escaparates de las librerías y un día sus libros reaparecen masivamente. En un mundo gobernado por la actualidad y la novedad, es muy posible que su resurrección se deba a que sus obras han pasado a dominio público. De esta manera los editores se ahorran el pago de derechos de autor o pueden acceder a títulos que tenían en exclusiva otros editores.
En España quedan libres de pago de copyright las obras de dos escritores que cuentan con una inagotable multitud de seguidores. James Mathew Barrie, creador de Peter Pan, y Howard Phillips Lovecraft, uno de los autores más inquietantes de la literatura del terror.
Barrie dio vida a Peter Pan y Wendy en una obra de teatro en 1904; luego retomó parte de la historia en 1906 en Peter Pan en los Jardines de Kensington; después publicó un libro en 1911 y en 1928 le dio la forma definitiva. Antes de morir, el escritor dejó testado que los derechos de autor debían ir destinados al principal hospital infantil de Londres, Great Ormond Street. El hospital se ha estado financiando gracias al legado Barrie. Un año después de que los derechos en el Reino Unido finalizaran (1987), el gobierno aprobó una extensión perpetua del copyright, aunque sólo sobre algunos de los derechos de la obra y sólo para el Reino Unido.
Aunque en la Unión Europea los derechos de autor suelen tener una vigencia de 70 años a partir de la muerte del escritor, una cláusula en España especifica que se retrasa en diez años la entrada en dominio público de aquellos autores fallecidos antes de 1987, es decir, que en el 2018 quedan liberados los libros de quienes murieron en 1937. Entre los autores locales, destaca Juli Vallmitjana, que en 1910 publicó La Xava, una novela singular en la literatura catalana, un retrato crudo de los bajos fondos de Barcelona y del mundo gitano. Al final de su vida escribió Albi y Lletres al meu fill David. Estos días se acaba de publicar, en castellano, una recopilación de prosas y textos teatrales, Teatro de gitanos y de la vida (Athenica), en edición de Joana Masó y edición crítica de IgnasiXavier Adiego. El libro se completa con un texto de su contemporáneo Fernand Baldenperger La entrada patética de los gitanos en las letras occidentales. Como destaca Joana Masó, Vallmitjana se erige aquí en denunciante de “la Barcelona indiferente”, que ignora la miseria de sus barrios más empobrecidos.
Carles Soldevila, Antoni Rubió i Lluch, el anarquista Ángel Pestaña y dos víctimas del estalinismo: Andreu Nin y el traductor Robles, son otros autores cuyos escritos quedan libres de royal- ties. En literatura en castellano, destaca la liberación de derechos de la obra del uruguayo Horacio Quiroga, maestro de los cuentos de terror y de lo sobrenatural que, sin embargo, palidecen ante la vida real del escritor. Su biografía está marcada por el azar de los accidentes mortales con armas de fuego y por los suicidios con potentes dosis fulminantes o hierbas de efecto lento que afectaron a sus familiares más directos. Se la ha comparado con Poe, aunque sus cuentos son más crueles y más inquietantes. Su caso podría presidir el club de los escritores suicidas. Él mismo acabó probando el cianuro, internado en un hospital de Buenos Aires, donde compartía habitación con un enfermo de elefantiasis.
Además de Lovecraft y Barrie, en las letras anglosajonas hay otra autora cuyos libros a partir de este año quedan libres, Edith Wharton, autora de una de las novelas clásicas de la literatura norteamericana, La edad de la inocencia, comparable a Henry James y, como él, autora de cuentos inquietantes y relatos de fantasmas.
El cumplimiento de los derechos de los escritores rusos no siempre ha sido nítido. Ahora quedará en dominio público la obra de Zamiatín, el verdadero creador del mundo de Gran Hermano que desarrolló Orwell en su novela 1984. El escritor británico había leído la obra maestra del ruso, Nosotros, en su versión francesa y nunca negó su deuda con Zamiatín. La sociedad vigilada y objeto de represión inauguró una nueva forma de distopía, que se acerca mucho a grandes rasgos a la sociedad contemporánea.
Este año queda libre de derechos de autor ‘Nosotros’, la obra de Zamiatín que inspiró ‘1984’ de Orwell