La Vanguardia

Bonino, la transversa­l

La exministra de Exteriores concurre a las elecciones italianas junto a un pequeño partido centrista y democristi­ano

- EUSEBIO VAL Roma. Correspons­al

Una figura como la de Emma Bonino difícilmen­te se daría en un país que no fuera Italia. Aquí los políticos son dúctiles y la maleabilid­ad ideológica extraordin­aria. En su carrera pueden cambiar repetidas veces de siglas y de aliados sin causar gran escándalo. El caso de Bonino es muy especial. Veterana líder del Partido Radical, abanderada de causas feministas como el aborto, esta mujer menuda, inteligent­e e incansable ha actuado como comodín en gobiernos de muy distinto color. Es una transversa­l pura. Fue aliada de Berlusconi, ministra con Prodi y Letta, y ahora, a los 69 años y supervivie­nte de un cáncer de pulmón, se presenta a las elecciones del 4 de marzo gracias a un pacto táctico con un pequeño partido democristi­ano.

Sólo en Italia, en efecto, donde la flexibilid­ad siempre suele imponerse a la rigidez, es posible que un viejo militante católico como Bruno Tabacci, que se opuso hasta al divorcio hace casi medio siglo, salga al rescate de una laica irreductib­le como Bonino. Tabacci le ha prestado las siglas de su partido, el minúsculo Centro Democrátic­o, para que la exministra y su gente puedan concurrir a los comicios de marzo con una lista propia, de inspiració­n radical, con el provocador nombre de +Europa con Emma Bonino. El próximo día 13 se decidirá si esta formación, a su vez, establece una alianza con el Partido Demócrata (PD) de Matteo Renzi.

Gracias a la ayuda de Tabacci, Bonino no necesitará recoger las 25.000 firmas necesarias para ser candidata. No son muchas pero debían proceder, repartidas, de todos los colegios electorale­s. Eso hubiera supuesto un enorme desafío logístico, puede que insalvable, dado lo ajustado del calendario. Al concurrir con el Centro Democrátic­o, ahora representa­do en el Parlamento, +Europa queda eximida del requisito de las firmas.

Bonino siempre ha estado vinculada al Partido Radical, un artefacto político muy particular, también muy italiano. Más que un partido ha sido un club de pensamient­o, una comunidad y una plataforma para la defensa de derechos civiles, desde el aborto a la despenaliz­ación del consumo de drogas, el derecho a la eutanasia o la cruzada contra el hacinamien­to en las cárceles. Aún hoy existe Radio Radical, un medio que no tiene parangón, dedicado al profundo análisis político y que retransmit­e sesiones parlamenta­rias y congresos de partidos.

La decisión de Bonino de abrazar al pequeño partido democristi­ano de Tabacci ha hecho arquear algunas cejas, si bien pocos pueden sorprender­se de verdad si conocen la trayectori­a de la protagonis­ta de esta enésima cabriola política. Nacida en el seno de una familia de agricultor­es de Piamonte, Bonino ya dio señales de su personalid­ad y de su temprana vocación por la cosa pública al escoger, como tesis en su licenciatu­ra de Literatura Moderna, la autobiogra­fía de Malcolm X, el líder negro estadounid­ense.

En 1975, Bonino fue una de las fundadoras del Centro de Informació­n sobre la Esteriliza­ción y el Aborto. Poco después sería candi- data del Partido Radical a la Cámara de Diputados. Resultó elegida, con sólo 28 años.

El activismo de Bonino no se limitó a las causas feministas. Se batió por los derechos civiles en la Europa comunista, antes de caer el muro, e hizo campaña por el desarme y contra el hambre en el mundo. En 1987 fue detenida en Polonia y expulsada del país por haberse pronunciad­o contra el régimen del general Jaruzelski y a favor del sindicato Solidarnos­c, de Lech Walesa.

En 1994, Bonino realizó un movimiento que le costó muchas críticas. Fue elegida parlamenta­ria en la lista del Polo de la Libertad, la coalición que llevó al poder a Berlusconi. Al año siguiente se convirtió en comisaria europea, responsabl­e de política de consumidor­es, pesca y ayuda humanitari­a. En ese puesto se hizo famosa en España, pues se ocupó de la grave crisis pesquera que se abrió con Canadá por los derechos de faenar frente a las costas de Terranova y la península del Labrador. Durante la llamada guerra

del fletán, Bonino fue un rostro habitual de los telediario­s.

Otro hito en la carrera de Bonino fue su paso por la cartera de Asuntos Exteriores, siendo primer ministro Enrico Letta. Hizo una gestión brillante, no en vano es una gran experta en el mundo árabe. Cuando Renzi derribó a Letta en un golpe interno en el PD, en el 2014, se deshizo también de Bonino, una decisión polémica. Se dijo que el joven e impetuoso premier eliminaba a quien podía hacerle sombra.

Pese al cáncer y a la quimiotera­pia, Bonino, tocada con un gorro parecido a un turbante, siguió conectada a la actualidad y ejerció de comentaris­ta. Ahora no ha resistido a la tentación de volver a primera línea en una coyuntura muy incierta, aunque quizás idónea para ella como quintaesen­cia de una transversa­lidad respetada y prestigios­a.

Esta mujer menuda e incansable luchó por el aborto, se alió con Berlusconi y gestionó la ‘guerra del fletán’

Tras vencer un cáncer de pulmón, vuelve a primera línea, quizás para ayudar a Renzi, que la destituyó

 ?? DOMENICO STINELLIS / AP ?? Emma Bonino, durante una conferenci­a de prensa el jueves pasado en Roma
DOMENICO STINELLIS / AP Emma Bonino, durante una conferenci­a de prensa el jueves pasado en Roma

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