La UE y el momento Macron
Acomienzos del 2017, muchos temían que el proyecto europeo sufriera un colapso durante el año. El Reino Unido había decidido abandonar la Unión Europea, Estados Unidos había elegido un presidente que vitoreaba a los brexiters y los populistas que participaban en las elecciones francesas y alemanas representaban un claro peligro para la integración europea.
A medida que nos hemos acercado al 2018, la imagen ha sido muy diferente. El proyecto europeo no sólo ha sobrevivido, sino que puede estar ganando un nuevo impulso. Más que nadie, el presidente francés Emmanuel Macron está en el centro de este giro. Macron ha lanzado o propuesto una iniciativa tras otra para fortalecer las instituciones de la UE, mientras lidera la política exterior europea. Con Angela Merkel luchando por formar un gobierno después de las elecciones alemanas de septiembre, todos los ojos están puestos en Macron.
El estado de ánimo cambiante en Europa el pasado año se ha visto influenciado por tres factores. El primero es el Brexit, que indudablemente está causando problemas a los británicos y que hace que la mayoría de los europeos empiecen a comprender hasta qué punto sus economías y sociedades están entrelazadas.
El segundo factor es Donald Trump, cuya Administración tiene una posición más baja en Europa que cualquier otra en la historia. Según una encuesta reciente, los alemanes ahora consideran a Trump como una amenaza mayor para sus intereses en el extranjero que el presidente ruso Putin o el dictador norcoreano Kim Jong Un.
Durante el pasado año, los líderes europeos aceptaron que Europa tendrá que asumir una mayor responsabilidad en sus propios asuntos. Tras un encuentro desagradable con Trump en la cumbre del G-7 en Italia en mayo, Merkel resumió un sentimiento que la mayoría de los otros líderes europeos comparten ahora. “Los europeos debemos luchar por nuestro propio futuro y destino”, dijo en un estallido no programado en una parada de campaña.
El tercer factor es la Rusia de Putin, que ha seguido entrometiéndose en las elecciones occidentales y actuando agresivamente en Ucrania.
En total, el efecto BTP –Brexit, Trump, Putin– ha convencido incluso a los euroescépticos de que la cooperación a nivel de la UE es necesaria. Pero, además, Europa está siendo impulsada por un crecimiento económico más fuerte. Los días oscuros de la crisis del euro han comenzado a desvanecerse en la memoria, como la crisis de refugiados de finales del 2015, que tuvo un profundo efecto político en Alemania. Aunque la gran tarea de profundizar la integración de la UE sigue sin terminar, las condiciones políticas y económicas para ver ese proceso han mejorado.
Al mismo tiempo, la UE ha emergido repentinamente como preservadora del orden mundial liberal. En septiembre entró en vigor el Acuerdo Económico y Comercial Global (CETA) con Canadá. Y, desde entonces,
El presidente francés aparece como el líder europeo más decidido a fortalecer las instituciones de la Unión
la UE se ha acercado a la finalización de un acuerdo comercial aún más importante con Japón.
Aún así, no hay lugar para la complacencia. La gobernabilidad se está volviendo más complicada dentro de ciertos países europeos. En Alemania, formar gobierno después de una elección solía ser un asunto sencillo. Pero ahora el país podría estar con un gobierno interino hasta marzo. Mientras tanto, Alemania difícilmente puede desempeñar su papel habitual como ancla de estabilidad de Europa.
En Hungría, Austria y Baviera, el nacionalismo va en aumento. Y en Italia, pocos se atreverían a hacer predicciones sólidas sobre lo que sucederá en las elecciones generales, que deben celebrarse el 4 de marzo.
Además, los europeos no pueden confiar indefinidamente en los bajos tipos de interés que han contribuido a la recuperación actual. Los líderes de la Unión Europa deberán esforzarse mucho más por las reformas estructurales que hasta ahora. Aunque España ha revivido su economía con importantes reformas, y Macron ha abordado el notoriamente bizantino código laboral de Francia, la Unión Europea todavía está luchando en muchos frentes.
Este año será la última oportunidad para llevar a cabo reformas a escala de la UE antes de que comience un fatídico año de ajuste de cuentas. En marzo del 2019, Gran Bretaña dejará la UE, con o sin un acuerdo de divorcio. Luego, en mayo, vendrán las elecciones al Parlamento Europeo, y se nombrarán nuevos líderes para las instituciones de la UE.
Macron espera ansiosamente un nuevo gobierno en Berlín. No está nada claro que la próxima coalición alemana respalde su agenda de reforma de la UE. Y, con cada día que pasa, a la Comisión Europea se le acabará el tiempo para buscar iniciativas que puedan finalizar de modo realista antes del 2019. Aunque la tristeza y la fatalidad del 2016 pueden haber retrocedido, podrían volver fácilmente. Mantener el impulso conseguido por la elección de Macron en Francia requerirá una acción decisiva en los próximos meses.