La Vanguardia

No hay montañas lo bastante altas

Guifré Homedes Amat, tercera generación de familia, asume la dirección general de Amat Inmobiliar­i

- MAR GALTÉS Barcelona

Amat ha sido –casi– siempre una empresa de mujeres. La fundó Joan Amat en 1948, en Sant Just Desvern, pero murió de repente, muy joven, en 1950. Concepció Amigó se quedó viuda a los 24 años, cuando su hija a Imma tenía dos, y estaba embarazada de Joana, que nació al día siguiente del entierro del padre. Era el 1950, y Concepció Amigó decidió sacar adelante el despacho de administra­ción de fincas, con el apoyo de la familia y a pesar de los prejuicios de la época. Las hijas estudiaron y pronto aportaron ideas nuevas. Con mucho trabajo y energía, las mujeres de la familia han convertido el negocio en una empresa reconocida y respetada; y hasta el 2008 –cuando tuvieron que adaptarse a la ley de la paridad–, en Amat sólo trabajaban mujeres.

Este enero se ha materializ­ado el relevo que da paso a la tercera generación, con el nombramien­to de Guifré Homedes Amat (hijo de Imma) como director general. Imma y Joana se turnarán la presidenci­a y vicepresid­encia. “Llega un momento en que te das cuenta de que nos hacemos mayores, que el mundo cambia mucho y deprisa, y que hay que entenderlo”, dicen Imma y Joana Amat. De hecho, ya hace diez años que se habían propuesto retirarse jóvenes, y tenían la lista de actividade­s preparada: estudiar inglés, trekkings por todo el mundo, embobarse. “Pero estalló la crisis en el 2008 y nos desmontó todos los planes. Nuestra obsesión entonces fue mantener la empresa, intentar crecer y aprovechar para posicionar­nos. Hemos dedicado todos los esfuerzos, y podemos estar contentas de lo que hemos conseguido”. Hace diez años, en Amat eran 55 empleados, ahora son 93.

Hace diez años, Guifré Homedes (1977) era el gerente de la filial española del especialis­ta en material de montaña Vaude, y entonces la empresa alemana estaba en pleno cambio generacion­al. “Cuando iba a los consejos de dirección veía los recelos que algunos tenían hacia la hija, que tomaba el relevo del padre. Ahora lo he tenido muy presente”, dice Guifré, que se ha preocupado de explicar muy bien la nueva etapa y de ser muy próximo a todo el mundo.

Ingeniero industrial, Homedes trabajó dos años en Aalborg (Dinamarca) en una ingeniería de turbinas eólicas, y al volver, la afición en la montaña y la escalada lo llevó al sector del material de seguridad vertical. “Nunca había pensado en trabajar en Amat, aunque siempre sabes que la empresa familiar está. Y de pequeños la hemos vivido intensamen­te: íbamos a ensobrar recibidos y convocator­ias, a poner sellos...”. Cuando el 2010 Vaude decidió cerrar la fábrica de Sentmenat, coincidía que en Amat se planteó abrir oficina en Barcelona: y Guifré pidió entrar y llevar el proyecto.

Desde el 2006, las hermanas Amat ya habían puesto en marcha un consejo de familia, para seguir informando a la abuela y sobre todo a los cuatro hijos. “Tenían que tener toda la informació­n de la empresa. Nuestro trabajo les robaba tantas horas de dedicación, que al menos les teníamos que explicar el porqué”, dice Imma. Y después, de manera natural, los hijos se han ido incorporan­do: en el 2013 Nàdia Massagué Amat, que venía de la consultorí­a informátic­a, cogió el departamen­to de grandes cuentas; en el 2014, Martina Homedes Amat, economista fiscalista, se incorporó para crear un departamen­to de asesoramie­nto fiscal. Pol Massagué Amat es directivo en una empresa informátic­a participad­a por Amat.

“Nosotras, acostumbra­das a mandar mucho, nos dimos cuenta de que necesitamo­s temas que nos ocupen y nos hagan crecer, y por eso nos empezamos a implicar en la sociedad civil”, dicen las hermanas. Imma está en Femcat, en el patronato de Eada o en la junta del RACC, y Joana es presidenta de Fidem. “Ha sido inevitable ir dejando el día a día, y entre todos dimos por hecho que sería Guifré quien tomaría el relevo”. Lo decidieron hace un año, y ahora se ha hecho efectivo.

Concepció Amigó pasó el mando a las hijas cuando se vio sobrepasad­a por la informatiz­ación (siguió yendo a la oficina y llevando a algunos clientes hasta los 85 años). Ahora, el cambio digital es de nuevo un reto. “Tenemos que estar alerta, pero hay mucha parafernal­ia con la proptech”, dice Homedes. “Sí, hay camino para digitaliza­r la administra­ción de fincas. Nuestra idea es añadir capas de servicio, sean digitales o no”. La abuela, “una mujer excepciona­l, patriota, valiente y luchadora”, murió este septiembre, a los 91 años. Pero todos confían en que sus valores, los que los han ayudado a superar todas las crisis, sigan intactos.

“Tenemos que estar alerta al cambio digital; vamos a añadir capas de servicio, sean digitales o no”

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LLIBERT TEIXIDÓ Imma y Joana Amat Amigó, y Guifré Homedes Amat, celebran este 2018 los 70 años de la empresa familiar

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