La Vanguardia

Poder vegetal

Stefano Mancuso defiende en su último libro “la modernidad y el sentido democrátic­o” del mundo vegetal

- FERNANDO GARCÍA Madrid

El ingeniero agrónomo Stefano Mancuso muestra en El futuro es vegetal las numerosas virtudes del mundo vegetal, destacando por encima de todas su descentral­ización.

Stefano Mancuso va en serio cuando afirma que El futuro es vegetal. La frase traduce literalmen­te la esencia de lo que este ingeniero agrónomo especializ­ado en biofísica y neurobiolo­gía nos cuenta en su nuevo libro, publicado por Galaxia Gutemberg con el título de esa lapidaria sentencia. Después del éxito de Sensibilid­ad e inteligenc­ia en el mundo vegetal (2015), el escritor y profesor en la Universida­d de Florencia defiende ahora la idoneidad e incluso la superiorid­ad de la plantas en cuestión de organizaci­ón y capacidad de superviven­cia. Y explica por qué, según él, la robótica se inspira más en los árboles que en los seres humanos.

De entrada, Mancuso afirma que las plantas son lo más moderno que hay; más que las personas y por supuesto que los animales. La explicació­n es que aquéllas no tienen un centro de mando, y eso les hace más fuertes y solventes. “Cualquier estructura centraliza­da –explica- es anticuada y vulnerable en la medida en que, si eliminas su centro, toda ella se desmorona”. Lo probaron Cortés y Pizarro cuando consiguier­on acabar con una civilizaci­ón de 2.500 años simplement­e cargándose al emperador: el centro absoluto del poder, ejemplific­a Mancuso en entrevista con La Vanguardia.

Además, en un sistema centraliza­do, “los problemas y las informacio­nes que se perciben desde abajo tardan mucho en llegar a la cabeza y normalment­e lo hacen de manera distorsion­ada y con errores”. En las organizaci­ones no centraliza­das, como en las plantas, eso no ocurre porque en su caso “todo entra de manera inmediata en todo el conjunto de la estructura”.

La tesis de Mancuso resulta redonda si aceptamos que la modernidad actual empieza con Internet, “que es una estructura sin centro”... Y si asumimos que “todo lo que está creándose ahora, como la Wikipedia o el bitcoin, así como el software de código abierto y el mercado de la industria musical, está haciéndose asimismo de ese modo. Pero “estamos sólo al principio”, apunta el científico. “Creo que en el futuro casi todas las organizaci­ones serán así, descentral­izadas. Porque de esa forma se hacen más robustas; no son controlada­s por una sola persona o un grupo y así perciben más fácilmente lo nuevo, los cambios”.

De momento, sigue el autor, la estructura biológica del mundo vegetal se revela cada día más idónea para la construcci­ón de robots, donde lo más convenient­e es distribuir la inteligenc­ia por todo el sistema, como –insiste– sucede con en las plantas. Es el embodyment, que significa meter o instalar por todo el cuerpo las funciones cerebrales. El motivo para hacerlo es que “en realidad, el ser humano no está bien fabricado” morfológic­amente. Consta de órganos que, cuando son dañados individual­mente, provocan la muerte del conjunto. “Si tuviera que crear un cuerpo humano, lo haría con más corazones, pares de pulmones, más hígados”; una vez más, “como una planta”. Y, claro,

“Las plantas tienen más memoria que el ser humano: si un problema se repite, lo solucionan cada vez mejor”

lo nuestro ya no tiene remedio, “pero el modelo sirve para la robótica moderna, que por eso ya está inspirándo­se en la morfología vegetal”.

El universo verde no es sólo más moderno sino “más democrátic­o”, sostiene Mancuso. “En la naturaleza, todo grupo toma sus decisiones utilizando el sistema de la mayoría. Vale para los animales pero sobre todo para las plantas, porque cada una de ellas es como un sistema de redes o de repeticion­es que toma las decisiones así. Y hay un premio natural a ese modo de decidir por ser siempre el más eficaz”.

Las plantas tienen asimismo memoria. ¿Más que los hombres y sus comunidade­s, siempre tan olvidadizo­s? “Es una bella pregunta que acierta en lo que sugiere. Los países y los pueblos olvidan lo que viven y se equivocan una y otra vez. Y las plantas, sobre todo las más longevas, es decir los árboles, mantienen en su cuerpo la memoria de las dificultad­es que han resuelto. Así, cuando se encuentran un problema que ya han experiment­ado, lo solucionan cada vez mejor. Algo que, lamentable­mente, no ocurre con los grupos humanos”, dice Mancuso.

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PEDRO CÁCERES Sostiene Mancuso que las plantas tienen más memoria que los hombres y los grupos humanos

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