La Vanguardia

El tatuaje delator

- ISIDRE AMBRÓS Hong Kong. Correspons­al

Kobori, como le llamaban sus compañeros de ajedrez, llevaba una vida placentera en la localidad tailandesa de Lopburi, situada a unos 150 kilómetros al nordeste de Bangkok y conocida popularmen­te por la ciudad de los monos, por la cantidad de simios que hay en sus calles.

Este anciano japonés de 72 años, diminuto y de aspecto frágil, llevaba una vida rutinaria, como la mayoría de los 54.000 habitantes de esta ciudad tailandesa. Por las tardes iba a jugar una partida con los amigos, y luego se iba al mercado a comprar la comida y, de vez en cuando, se divertía mostrando sus tatuajes a los más jóvenes del lugar.

Una vida tranquila, sin sobresalto­s.

Pero nada era lo que parecía. Ni se llamaba Kobori, ni tenía nada de frágil. Su verdadero nombre era Shigeharu Shirai, era un exjefe de la Yakuza japonesa y uno de los fugitivos más buscados por la policía nipona por su implicació­n en el asesinato de uno de los líderes de una banda rival en julio del año 2003.

Su verdadera identidad afloró por casualidad. Le traicionar­on sus tatuajes, propios de los miembros de la mafia japonesa. Ignoraba que unas fotos con las imágenes grabadas que cubrían su pecho, su espalda y sus brazos circulaban por las redes sociales desde el mes de agosto y habían delatado su presencia en Tailandia. Un admirador de sus tatuajes le había fotografia­do, sin que él se diera cuenta, y había publicado los retratos en Facebook, desconoced­or de que estaba desvelando la identidad de un antiguo líder de la Yakuza japonesa.

Una revelación que ha echado por tierra todos los esfuerzos que había realizado Shirai para pasar desapercib­ido en Tailandia, adonde llegó en el 2005 huyendo de la justicia japonesa. Para ello no vaciló en casarse con una tailandesa –de la que se divorció debe de hacer algo más de dos años–, buscar amigos locales y llevar a cabo trabajos ocasionale­s, como pintar casas y transporta­r sacos de arroz a un molino, para ganarse la vida.

Las imágenes, compartida­s más de 10.000 veces en internet, fueron vistas por las autoridade­s niponas, que alertaron a la Interpol, quien a su vez avisó a la policía tailandesa, que procedió a detenerle la noche del pasado miércoles, mientras se dirigía a comprar la cena. Fue el final del sueño tailandés de Shirai.

“El sospechoso ha reconocido que era el jefe de la banda Yakuza Kodoaki”, dijo el subjefe de las fuerzas del orden tailandesa­s Wirachai Songmetta, según la prensa local. Un grupo que forma parte de la mayor organizaci­ón criminal japonesa, la Yamaguchi-gumi.

En este interrogat­orio, sin embargo, Shigeharu Shirai no confesó haber dado muerte a Kashihiko Otobe, uno de los jefes de la banda rival Kamiya, en el 2003. Un crimen por el que es buscado por las autoridade­s japonesas, que sospechan que llevó a cabo este asesinato junto a otros siete miembros de su pandilla que fueron detenidos y cumplen penas de prisión de entre 12 y 17 años.

“Admitió, sin embargo, que la víctima había sido intimidada y podría haber habido conspiraci­ones entre las bandas de la Yakuza para matarlo”, precisó Wirachai.

Por el momento, las autoridade­s tailandesa­s decidieron ayer acusarle sólo de entrada y residencia ilegal en el país, ya que no disponía ni de pasaporte ni de permiso de residencia en el momento de su detención. Una situación que les ha impulsado a abrir una investigac­ión para averiguar quién le ayudó a entrar en el país y quién le dio cobijo.

En sus declaracio­nes, Shirai, al que le falta el dedo meñique de la mano izquierda (un ritual que los miembros de la Yakuza llevan a cabo para expiar sus faltas), explicó a la policía que se sustentaba con las ganancias que obtenía de sus trabajos ocasionale­s y con la ayuda que le llegaba de su país. Tenía varios amigos japoneses que le visitaban dos o tres veces al año y en cada ocasión de daban 10.000 baths (260 euros), según indicó Wirachai Songmetta.

Ahora, tras su detención, la suerte de este exjefe de uno de los grupos más violentos de la Yakuza japonesa, la Kodokai, parece decidida. Tailandia lo extraditar­á a Japón, donde deberá afrontar un juicio sobre su participac­ión en el asesinato del jefe de una banda rival. Kobori ya no volverá a jugar al ajedrez con sus amigos de Lopburi.

Un exjefe de la Yakuza japonesa es detenido en Tailandia tras ser reconocido por sus tatuajes

Shirai era buscado en Japón por haber participad­o en el asesinato de un jefe mafioso rival

 ?? POLICÍA DE TAILANDIA / EFE ?? Sin un dedo meñique. Un policía muestra los tatuajes de Shirai. Abajo, sus manos
POLICÍA DE TAILANDIA / EFE Sin un dedo meñique. Un policía muestra los tatuajes de Shirai. Abajo, sus manos
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