La Vanguardia

Era un ‘rally-paper’

-

En el saloncito de entrada del Real Club de Polo había sido anunciado que era necesario inscribirs­e para participar en la próxima competició­n rally-paper. La convocació­n había sido fijada para el 22 de marzo de 1902.

Se trataba de una competició­n que tenía como objetivo efectuar una salida fuera de la ciudad, lo que implicaba un contacto intenso y continuado con la naturaleza, a través de una variedad de paisajes y de sorpresas. Otro objetivo consistía en que los jinetes incrementa­ran su dominio sobre el caballo y adquiriera­n así mayor soltura y seguridad. Y, por supuesto, otro propósito era el de quebrar la monotonía diaria con una propuesta de aquella índole.

Es cierto que a los primeros clasificad­os se les solía entregar un premio, como por ejemplo una copa, pero era más bien un hecho simbólico y un recuerdo que un fin en sí mismo para ser conquistad­o con el mayor esfuerzo y a cualquier precio.

No se trataba en modo alguno de lanzarse a galopar y de obligar a que la montura sufriera un castigo físico al tener que recorrer el itinerario campo a través o sobre un terreno accidentad­o, que a la postre acabaría por dañarle sobre todo las articulaci­ones.

En un rally-paper solían inscribirs­e por parejas, casi siempre mixtas. El grupo de participan­tes, más o menos numeroso, podía ir seguido de algún que otro carruaje, portador de comida para realizar en su momento y en el lugar adecuado una merienda improvisad­a en plena naturaleza.

También intervenía­n otros jinetes, cuya misión era la de vigilar y puntuar el resultado de cada una de las pruebas. Y es que en todas ellas variaban el tipo de ejercicio y su propia dificultad, que a veces se efectuaba sin descabalga­r o también a pie. Estos episodios podían ser interpreta­dos hoy como una especie de prueba, a modo de gincana.

En definitiva se trataba de seguir un itinerario prefijado, con diversos puntos de concurso que era menester ir descubrien­do a medida que, al término de cada uno de los ejercicios, hallaban en papeles escondidos nueva informació­n para proseguir el camino aún ignoto. En los mencionado­s puntos de concurso, se daban las instruccio­nes sobre cada una de las pruebas.

Se pedía a los que tomaban parte en la prueba que vistieran uniforme o habit rouge, tanto para distinguir­los mejor de los acompañant­es como para aportar una pincelada de calidad estética.

En aquellos años, la Peña Hípica, recién formada y que contaba con un buen centenar de socios, solía convocar estos rally-paper. Algunos centraban su recorrido en los extensos campos propiedad del aeródromo militar, que por su poca dificultad orográfica se habían revelado como adecuados para que los neófitos se inscribier­an sin temor al ridículo o a sufrir algún accidente, para así animarlos a participar de nuevo.

Se trataba de una competició­n amable, tranquila y para disfrutar también del paisaje

PÉREZ DE ROZAS / IMAGEN CEDIDA POR EL ARXIU FOTOGRÀFIC DE BARCELONA

 ??  ?? Los participan­tes en un concurso organizado en 1933 se dirigen hacia el próximo objetivo
Los participan­tes en un concurso organizado en 1933 se dirigen hacia el próximo objetivo

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain