Sufrimiento animal
Se celebra la fiesta de Sant Antoni Abat, protector de los animales, con el paradójico escenario de caballos expuestos a enormes sobrecargas y contextos de extenuación, que lleva, en algunos lastimosos casos, a su muerte. El año pasado fallecía una yegua en los Tres Tombs de Torrelles de Llobregat. Tan sólo hace dos semanas otro équido moría infartado en la cabalgata de Reyes de Terrassa, cuando aún lamentamos aquella calurosa tarde de agosto del 2015 en que un caballo se desplomaba deshidratado en la subida de Montjuïc tirando de un carruaje turístico.
A la luz del siglo XXI Catalunya sigue mostrando una imagen que no se compadece con su discurso progresista. Así como no está bien que un toro sea maltratado bajo el pretexto de la cultura, tampoco es justificable prodigar sufrimiento a otro animal en nombre de ninguna tradición, una costumbre curiosa en que se bendicen perros mientras se hostiga a caballos.
La sociedad catalana sale a las calles a bregar por derechos y libertad; es hora de que entrelacemos coherencia y no llenemos sus aceras con estiércol anacrónico. Todos los seres sintientes, humanos o no, merecen respeto y dignidad. Tradiciones con consistencia moral forman una sociedad evolucionada y diferenciada.
CORINA E. SCHVINDLERMAN
Esplugues de Llobregat