El ‘melendazo’
En el Espanyol desde los cinco años, Melendo representa la nueva era del club
“Hazme caso, llévatelo un día a entrenar. Te sorprenderá”. Jordi Lardín no pudo ofrecer mejor consejo a Quique Sánchez Flores cuando este se interesó por la cantera. El técnico acababa de iniciar su proyecto en el Espanyol y tenía overbooking de centrocampistas, pero atendió al requerimiento del director deportivo del Espanyol y santo y seña de una generación blanquiazul. Y poco tardó en aparecer el genio de la lámpara en forma de descaro, quiebros endiablados, velocidad con el balón y la cabeza y lucidez en la frontal del área. Ahí estaba Melendo, la pequeña maravilla del fútbol base perico. Formado en el club desde los cinco años, llamaba por fin a los 19 a la puerta del primer equipo. Lardín –eso no se lo dijo a Quique– temía que el jugador se acabase fugando de no progresar. Pero el técnico no lo dudó y decidió abrírsela.
Desde ese momento hasta el miércoles ha pasado apenas temporada y media. Lo suficiente para que el desacomplejado canterano haya superado la fuerte competencia que tiene en el club optimizando los pocos minutos de los que ha dispuesto. Su carta de presentación sirvió de gran anticipo: se convirtió en el mejor jugador de la última Supercopa de Catalunya, que el Espanyol ganó al Barcelona –un buen presagio– con un solitario gol de Caicedo. “Me encanta. Está preparado, es un chico fantástico. Tiene hambre, siente el Espanyol, quiere ser futbolista, juega muy bien al fútbol... para nosotros es magnífico. Nos hace jugar mejor, conserva bien la pelota, es un jugador interesante. Ojalá tenga progresión y probablemente lo veremos pronto en Primera”, dijo entonces de él Sánchez Flores. Menos de un mes después ya lo hacía debutar en la Liga. Melendo no se lo creía. De hecho, tuvo que llamar a sus padres para que le trajeran el chándal del equipo, que tenía en casa, cuando se vio en la convocatoria y se fue concentrado en lugar de volver a su casa en Sant Adrià.
Pronto llegó su ficha para el primer
ARTÍFICE DE LA VICTORIA
“He jugado y ganado muchos derbis, pero los cambio todos por este, ha sido maravilloso”
equipo y su renovación, junto a la del resto de los integrantes de la nueva “generación Chen”, como la dio en llamar el propio Lardín: Marc Navarro, Aarón y él. En esta temporada y media su papel ha sido de revulsivo. El técnico siempre ha recurrido a él como último recurso de los últimos minutos. Hasta el punto de que su difícil rol ha consistido durante todo este tiempo en tomar el peso del equipo para darle ese impulso final, para que pasase algo que no había pasado en los 80 u 85 minutos anteriores. Una responsabilidad ingrata a la que Melendo no podía ni quería renunciar.
“El único secreto para llegar hasta aquí es no rendirse nunca”, dijo el día que tomó el dorsal 14. Una máxima que Melendo ha cumplido en todas las categorías del fútbol base y que ahora ha seguido cumpliendo. El miércoles le volvió a tocar salir a cambiar el partido, a revolucionarlo. Y ahí se plantó, sin complejos, para encontrar una gran conexión con Marc Navarro, con quien juega desde hace años, para dar la campanada con un gol con nombre propio: el “melendazo”.
“Es mi primer gol como profesional y se lo dedico a mis compañeros y a la afición. He jugado y he ganado muchos derbis, pero los cambio todos por este”, decía eufórico tras el partido. “Me encanta que haya sido él. Está en una posición complicada y está demostrando ser fuerte mentalmente”, dijo Quique. “Es un jugador que en muy poco tiempo va a marcar las diferencias”, añadió ayer Lardín. El miércoles ya lo hizo.