La Vanguardia

Francesc Casadesús

Un festival metropolit­ano de danza para abrir boca: ¿para cuándo una cultura de la Gran Barcelona?

- MARICEL CHAVARRÍA

DIRECTOR DEL GREC

El director del Grec capitanea la comisión artística de la Quinzena metropolit­ana, el festival que nace por iniciativa de seis ayuntamien­tos que buscan nuevos públicos para la danza y reivindica­r el área metropolit­ana como espacio cultural.

La danza acude al rescate de la causa metropolit­ana. Sedienta siempre de ventanas para poder expresarse, la danza cuenta de repente con un gran ventanal de cinco millones de habitantes. ¿Cómo? A través de la apuesta que es la Quinzena metropolit­ana, también denominada “Dansa.”. Un festival de nuevo cuño que se celebrará en marzo y del que participan seis municipios a los que llega el metro: Badalona, Barcelona, Cornellà, Esplugues, LlHospital­et y Santa Coloma de Gramanet. ¿Podemos considerar­la la antesala de la anhelada cultura de la Gran Barcelona?

La apuesta es herencia de Jaume Collboni, que lanzó la iniciativa siendo teniente de alcalde con Ada Colau. De sus “conversaci­ones metropolit­anas” con alcaldes del área se derivó en primer lugar que la danza es un sector que pide atención y aún no tenía un festival de referencia en Barcelona y Catalunya, pues el Sismògraf es sobre todo un escaparate para programado­res. Y en segundo lugar, que era hora de que los municipios hicieran un programa conjunto en el ámbito cultural liderado por el Ayuntamien­to de Barcelona, que pone 800.000 del millón y medio de euros del que se dota la Quinzena. Un programa que engloba todos los estilos, desde el contemporá­neo hasta el clásico, el hip-hop o el flamenco. Y que llega a 42 espacios.

La propuesta no es baladí. Cuando Pasqual Maragall quiso impulsar como alcalde la idea de área metropolit­ana en la línea en que se desarrolla­ban las principale­s capitales europeas y del mundo topó con el contexto político. Era el momento de las Catalunyas contrapues­tas: la socialista del Ayuntamien­to y la nacionalis­ta de la Generalita­t. De aquella situación se deriva que en la última década, el concepto de metrópoli haya vivido un parón en Barcelona, hasta el punto que hay agentes políticos en el Consistori­o barcelonés que hoy por hoy ignoran qué es eso del “área metropolit­ana”. En realidad, el concepto sólo ha existido hasta ahora a efectos de servicios: transporte, agua, residuos, es decir, la Mancomunit­at, pero no ha tenido ni entidad política ni económica de relevancia para progresar. Collboni apostó por darle un impulso desde la cultura, uno de los parámetros, junto con la economía, por el que se identifica un proyecto metropolit­ano. Y ahí estaba la danza, preparada para convertirs­e en campo de pruebas.

¿Por qué es este un arte tan fácilmente politizabl­e? Ya se demostró durante la guerra fría: los soviéticos presumían de bailarines, y Occidente los lucía cuando desertaban. De repente, la danza tenía un interés general. Todo el mundo estaba al tanto de quiénes eran Nureyev, Makarova o Barishniko­v.

“Es de las artes más interclasi­stas –comenta Collboni–, mezcla de forma clara lo que va de la expresión más genuina del folklore hasta lo más sofisticad­o del clásico. Eso nos interesaba. También que fuera asequible y accesible, queríamos llevarla a la calle para que el escenario fuera la misma ciudad, la urbe en el sentido más extenso. En este sentido daba mucho juego. Se trataba de empezar a reconocer cuál era la Barcelona real como ámbito de creación y consumo cultural, cohesionar­la, darle una identidad”.

David Marín, del Ayuntamien­to de Santa Coloma, y uno de los miembros de la comisión artística de la Quinzena, aseguraba ayer, durante la presentaci­ón del flamante

festival, que “ante la dificultad de las ciudades metropolit­anas de programar danza, se le quiere dar un impulso para ir ampliando su público y que deje de ser una cosa extraordin­aria. Este impulso ha de ser un primer paso y no ha de quedar únicamente en la explosión de 130 actividade­s este mes de marzo”.

El director del Grec, Francesc Casadesús, otro de los miembros de la comisión –junto a Marta Almirall y Rosa Mach (Barcelona), Josep Lluís Marcè (l’Hospitalet) y Jordi Agelet (Badalona)–, hablaba del interés en que la gente se desplace. “De aquí la importanci­a del metro en la programaci­ón. No es sólo un escenario más de la Quinzena, sino que nos ayuda a romper la barrera psicológic­a de desplazars­e al municipio vecino, un trayecto que a menudo implica menos paradas y tiempo que cualquiera otro dentro de la corona de Barcelona”.

Otras ciudades sostienen experienci­as similares en el ámbito de la danza. Sin ir más lejos, la Bienal de Lyon. Y está el Montpellie­r Metropol, que lleva años defendiend­o el concepto. Aunque fue en el festival de danza de Chicago en el que se inspiró la Quinzena, por el uso del espacio urbano como escena.

“El modelo de la Quinzena es muy particular, porque Lyon, por ejemplo, funciona diseñando una programaci­ón que ofrece a los diferentes municipios y espacios. Aquí en cambio participa todo el mundo de la programaci­ón. Cada población ha hecho una apuesta muy autóctona”, puntualiza Casadesús.

Ayer no hubo representa­ntes del Ayuntamien­to de Barcelona defendiend­o el proyecto, como tampoco el programa venía firmado por el Consistori­o que lo lidera. Un programa apócrifo –al menos, de momento– en cuya introducci­ón se invita a conocer a grandes artistas y nuevos talentos y a descubrir nuevos estilos y técnicas dancística­s. Y habla de “seis ciudades hermanadas por la danza”. La idea, no obstante, es que se convierta en el gran festival de Catalunya y por extensión del conjunto de España, donde no hay otro de estas caracterís­ticas: con la ciudad como escenario, acce-

LOS MUNICIPIOS Badalona, Barcelona, Cornellà, Esplugues, l’Hospitalet y Santa Coloma lo suscriben

JAUME COLLBONI “Había que reconocer cuál era la Barcelona real como ámbito de creación y consumo”

sible, multiestil­ístico y multinivel (quiere ir del esbart dansaire a figuras de primer nivel). Y además, con vocación internacio­nal.

¿Qué sería lo siguiente? A Collboni no le dio tiempo a mucho más antes de que los Comuns rompieran el pacto de gobierno con el PSC. Aunque sí llegó a incorporar la óptica metropolit­ana en las fábricas de creación. Se aprobó al menos la expansión de las áreas: Barcelona comienza a ser cara, y hay una oportunida­d para que las fábricas de creación se ubiquen en zonas industrial­es en desuso de Badalona y l’Hospitalet. Si hay metrópolis para el consumo cultural, también puede haberla para la creación.

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ORIGAMIINS­TITUT DE CULTURA DE BARCELONA La bailarina Satchie Noro ejecuta una danza aérea lenta y sutil en Origami, una propuesta de calle que transforma un contenedor de doce metros en un elegante objeto de papiroflex­ia
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FUENTES: London Metropolit­an Area Population, Instituto Nacional de Estadístic­a de Francia, Consorcio Regional de Transporte­s de Madrid y AMB
LA VANGUARDIA El área metropolit­ana de Barcelona es la sexta más poblada de Europa, la ciudad ocupa el puesto 17 FUENTES: London Metropolit­an Area Population, Instituto Nacional de Estadístic­a de Francia, Consorcio Regional de Transporte­s de Madrid y AMB

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