Terror en las aulas
Un adolescente de 15 años atacó ayer con un hacha y un cóctel molotov a sus compañeros en un colegio de la ciudad rusa de Ulán-Udé, cerca de la frontera con Mongolia, provocando siete heridos. Es el tercer incidente acaecido esta semana en centros escolares de Rusia con circunstancias parecidas. Aunque tras los de Perm y Cheliábinsk, los investigadores no apreciaron relación entre ambos, otro ataque en tan poco tiempo les ha hecho sospechar que podría no ser una casualidad. “Se investigan todas las posibilidades”, dijo la policía. Pero ayer ya se hacía hincapié en la posible “relación de los tres sucesos por medio de las redes sociales”.
En las instituciones políticas se confirmó que se está investigando en esta dirección. El enviado presidencial en el Distrito Federal de Siberia, Serguéi Meniailo, señaló que según los primeros informes el atacante de ayer formaba parte de un grupo cerrado en las redes sociales y podría estar ligado a escolares que provocaron ataques en otras regiones.
Meniailo comparó lo ocurrido en Ulán-Udé, capital de la república budista de Buriatia, con un temerario juego suicida de La ballena azul, que se hizo popular en los últimos años entre adolescentes de todo el mundo.
Según testigos, el atacante entró en el colegio número 5 de Ulán-Udé hacia las nueve y media de la mañana, poco después de que comenzasen las clases. Enmascarado, con un hacha y un cóctel molotov, subió al tercer piso e irrumpió en el aula de lengua rusa y literatura, donde una profesora impartía clase a alumnos de 13 años. Incendió la habitación y comenzó a propinar hachazos a diestro y siniestro. Luego intentó quitarse la vida hiriéndose en el pecho antes de saltar por la ventana. Hubo que hospitalizar a siete personas, incluido el atacante, identificado como Antón, quien es uno de los tres en estado grave.
Los medios locales lanzaban ayer varias hipótesis: venganza contra la profesora por un suspenso; que Antón fuera captado por una organización criminal; o que el chico intentase imitar a los villanos de los cómics japoneses.
Pero ninguna versión da más miedo que la de La ballena azul. Las autoridades quieren descubrir qué papel han tenido las redes sociales. De momento, se sabe que la víspera Antón usó las posibilidades de internet para intentar implicar en sus planes a sus amigos, que se negaron, según Interfax. También alertó a una chica de que no fuese a clase, “porque iba a haber una carnicería”, explicó una vecina a un canal de televisión de Buriatia.
Esta semana negra comenzó el lunes 15 de enero. Dos adolescentes de 16 años provocaron 15 heridos en el colegio número 127 de Perm, en los Urales. Dos días después, un chico apuñaló a otro en un colegio de Smólnoye, un pueblo de la provincia de Cheliábinsk, en el sur de los Urales.
Los sucesos llegaron ayer hasta el Parlamento. Irina Yarovaya, vicepresidenta de la Duma (Cámara Baja), dijo que hay que incluir en los planes de estudios un apartado para enseñar a los alumnos cómo actuar cuando les llegan informaciones peligrosas a través de las redes. En el Consejo de la Federación (Cámara Alta), la senadora Yelena Mizúlina no descartó que los tres casos formen parte de una acción coordinada desde grupos de las redes sociales, como los llamados “grupos de la muerte” vinculados a La ballena azul. “Vale la pena recordar los grupos suicidas”, señaló, indicando que la policía debe centrarse en los grupos que proponen tareas a los niños.
Estos sucesos han provocado una nueva discusión sobre el control de la red en Rusia. El viceministro de Comunicaciones, Alexéi Volin, anunció el bloqueo de grupos de las redes sociales que incitan a la violencia en los colegios.
El macabro juego de La ballena azul era un laberinto en forma de retos que el administrador del grupo proponía al adolescente atrapado. El último reto era quitarse la vida. El juego provocó suicidios en varios países. El primer medio que lo denunció, el periódico ruso Nóvaya Gazeta, documentó 130 fallecidos entre noviembre del 2015 y abril del 2016. El año pasado, un tribunal ruso condenó a tres años y cuatro meses de cárcel a su creador, Philip Budeikin, de 22 años, por el caso de dos chicas que se salvaron.
Después de tres ataques con cuchillos en colegios rusos, la policía investiga si se planearon
en las redes
Se teme otro juego macabro como ‘La ballena azul’, creado por un ruso, que alentaba al suicidio