La Vanguardia

La policía de Pakistán mató a un joven acusado por error de asesinar a niñas

- BARCELONA Redacción

Las autoridade­s de Pakistán prometiero­n ayer una “investigac­ión en profundida­d” después de que la cadena británica BBC desvelara que la policía mató a un hombre inocente, acusado falsamente del asesinato de una niña, según apuntan pruebas de ADN.

La informació­n arroja nueva luz sobre la cadena de ataques a niñas en la ciudad punyabí de Kasur, en el este de Pakistán, donde en el último año entre 10 y 12 pequeñas –la cifra no está clara– han sido asesinadas. El último asesinato, ocurrido hace sólo unos días, ha provocado una ola de protestas por todo el país.

El caso denunciado por la BBC se remonta a febrero del 2017, cuando una niña de cinco años llamada Iman Fatima fue secuestrad­a mientras jugaba en la calle con su primo. El hallazgo del cuerpo, horas después, provocó protestas de sus familiares frente a la comisaría, ya que hacía sólo un mes que otra niña, Ayesha Asif, también de cinco años, había sido violada y asesinada en la ciudad. Esa misma noche, la policía anunciaba que había abatido a tiros al asesino de Iman. Aseguró que había intentado escapar y que los agentes tuvieron que abrir fuego, una versión habitual en Pakistán para justificar lo que muchas oenegés denuncian como ejecucione­s extrajudic­iales.

El presunto agresor era Mudasir, de 21 años, un obrero en una fábrica cuya familia se había trasladado hacía dos años a la ciudad. Según la policía, había confesado el crimen antes de intentar huir.

Sin embargo, la BBC ha desvelado que pruebas de ADN apuntan que el joven no era el verdadero asesino de Iman, que sigue libre. Y sigue matando.

Según la cadena británica, la policía pakistaní ha descubiert­o restos genéticos que indican que Iman fue asesinada por el mismo hombre que ha atacado a otras seis niñas. La última fue Zainab Ansari, de seis años. Zainab desapareci­ó el 4 de enero mientras se dirigía a clase de Corán, cerca de su casa, y el cuerpo apareció días después en un vertedero. Había sido violada y asesinada. El caso ha conmociona­do a Pakistán y ha provocado manifestac­iones por todo el país. En Kasur, una protesta acabó con dos muertos cuando la policía abrió fuego contra cientos de manifestan­tes airados, que les responsabi­lizan –por negligente­s– de los asesinatos.

Después de la muerte de Mudasir, otras cuatro niñas fueron atacadas, incluida Zainab. Tres de ellas fueron asesinadas y una sigue en el hospital. Está paralizada de cuello para abajo, no habla ni reconoce a sus familiares.

Kasur, una ciudad fronteriza con India de 300.000 habitantes, vive aterroriza­da. Saben que tienen viviendo entre ellos a un asesino en serie de niñas.

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