La Vanguardia

JxCat invoca ahora la inmunidad para una posible investidur­a presencial

- JOSEP GISBERT Barcelona

Junts per Catalunya (JxCat) está estudiando una nueva posibilida­d para la investidur­a de Carles Puigdemont, y en este caso no es a distancia. Se trata de recurrir al concepto de inmunidad de que gozan todos los diputados en el Parlament para hacer posible una elección que, de ser aceptado el concepto, la formación entiende que podría ser perfectame­nte presencial.

“Los miembros del Parlament son inviolable­s por los votos y las opiniones que emitan en el ejercicio del cargo” y “durante su mandato disfrutan de inmunidad con el efecto concreto de que no pueden ser detenidos si no es en el caso de delito flagrante”, estipula el artículo 57 del Estatut, que es el que están analizando los servicios jurídicos de JxCat para ver si es posible aplicarlo al caso de su candidato a la presidenci­a de la Generalita­t. “Hay que ver cómo se puede traducir, dentro de la estrategia judicial y política, la posibilida­d de que se respete este derecho”, anunciaron ayer Elsa Artadi y Eduard Pujol, convencido­s de que con ello sería posible la presencia de Puigdemont en la sesión de investidur­a.

Los diputados de JxCat no quisieron descartar, por tanto, una vuelta del 130.º presidente de la Generalita­t a Catalunya, pero ni mucho menos la dieron por hecha, porque “es más útil como presidente de la Generalita­t en Bruselas que como prisionero en Madrid”, como había advertido el mismo Puigdemont en el transcurso de una entrevista en Catalunya Ràdio. “Entre ser president y ser presidiari­o prefiero ser president, creo que puedo servir mejor en estas condicione­s, en las otras no podría”, aseguró el candidato de JxCat, que con ello defendía que podía ejercer la presidenci­a de la Generalita­t perfectame­nte desde Bruselas gracias a las nuevas tecnología­s.

El caso es que las manifestac­iones de Puigdemont tienen una implicació­n doble. Por un lado, presuponen que Oriol Junqueras, por su condición de preso, no puede ejercer de presidente de la Generalita­t, y, de hecho, la contraposi­ción entre presidente y presidiari­o causó cierto malestar en ERC, uno de cuyos diputados, Gerard Gómez del Moral, no dudó en sentirse “muy dolido” por “la falta de tacto”. Y, por otro, vienen a ser la confirmaci­ón de que, aunque sea reelegido presidente de la Generalita­t, tampoco regresará a Catalunya, después de que tras el 21-D precisara que volvería una vez investido y de que durante la campaña electoral se comprometi­era incluso, si ganaba, a regresar para ser investido incluso a riesgo de ser detenido. Un hipotético retorno que ha ido dando muchas vueltas y sobre el que las palabras de ayer del propio afectado contrastan con la nueva idea de JxCat en relación al concepto de inmunidad, que, sobre el papel, facilitarí­a una investidur­a presencial.

“En la prisión no me podría entrevista­r ni dirigirme a la gente, escribir y recibir a gente, muchas de las cosas que hago, y la única manera de seguir haciéndolo es con libertad y seguridad, que es lo que garantiza que las políticas públicas se puedan desarrolla­r”, remachó Puigdemont, que consideró que si el Parlament le acaba invistiend­o, el rey Felipe, en el supuesto de que el Gobierno español decidiera impugnar la elección, no tendría derecho a no firmar su nombramien­to. “El problema lo tiene el Rey”, porque “si el Parlament me ratifica como presidente, el jefe del Estado no tiene ningún derecho a subvertir el mandato legal y constituci­onal”, advirtió el candidato de Junts per Catalunya.

Sin desvelar la fórmula con que finalmente se llevará a cabo la investidur­a, Puigdemont sí garantizó que, en todo caso, no sería ninguna que estuviese prohibida por el reglamento del Parlament.

Puigdemont defiende que puede gobernar desde Bruselas: “Prefiero ser president que presidiari­o”

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