JxCat invoca ahora la inmunidad para una posible investidura presencial
Junts per Catalunya (JxCat) está estudiando una nueva posibilidad para la investidura de Carles Puigdemont, y en este caso no es a distancia. Se trata de recurrir al concepto de inmunidad de que gozan todos los diputados en el Parlament para hacer posible una elección que, de ser aceptado el concepto, la formación entiende que podría ser perfectamente presencial.
“Los miembros del Parlament son inviolables por los votos y las opiniones que emitan en el ejercicio del cargo” y “durante su mandato disfrutan de inmunidad con el efecto concreto de que no pueden ser detenidos si no es en el caso de delito flagrante”, estipula el artículo 57 del Estatut, que es el que están analizando los servicios jurídicos de JxCat para ver si es posible aplicarlo al caso de su candidato a la presidencia de la Generalitat. “Hay que ver cómo se puede traducir, dentro de la estrategia judicial y política, la posibilidad de que se respete este derecho”, anunciaron ayer Elsa Artadi y Eduard Pujol, convencidos de que con ello sería posible la presencia de Puigdemont en la sesión de investidura.
Los diputados de JxCat no quisieron descartar, por tanto, una vuelta del 130.º presidente de la Generalitat a Catalunya, pero ni mucho menos la dieron por hecha, porque “es más útil como presidente de la Generalitat en Bruselas que como prisionero en Madrid”, como había advertido el mismo Puigdemont en el transcurso de una entrevista en Catalunya Ràdio. “Entre ser president y ser presidiario prefiero ser president, creo que puedo servir mejor en estas condiciones, en las otras no podría”, aseguró el candidato de JxCat, que con ello defendía que podía ejercer la presidencia de la Generalitat perfectamente desde Bruselas gracias a las nuevas tecnologías.
El caso es que las manifestaciones de Puigdemont tienen una implicación doble. Por un lado, presuponen que Oriol Junqueras, por su condición de preso, no puede ejercer de presidente de la Generalitat, y, de hecho, la contraposición entre presidente y presidiario causó cierto malestar en ERC, uno de cuyos diputados, Gerard Gómez del Moral, no dudó en sentirse “muy dolido” por “la falta de tacto”. Y, por otro, vienen a ser la confirmación de que, aunque sea reelegido presidente de la Generalitat, tampoco regresará a Catalunya, después de que tras el 21-D precisara que volvería una vez investido y de que durante la campaña electoral se comprometiera incluso, si ganaba, a regresar para ser investido incluso a riesgo de ser detenido. Un hipotético retorno que ha ido dando muchas vueltas y sobre el que las palabras de ayer del propio afectado contrastan con la nueva idea de JxCat en relación al concepto de inmunidad, que, sobre el papel, facilitaría una investidura presencial.
“En la prisión no me podría entrevistar ni dirigirme a la gente, escribir y recibir a gente, muchas de las cosas que hago, y la única manera de seguir haciéndolo es con libertad y seguridad, que es lo que garantiza que las políticas públicas se puedan desarrollar”, remachó Puigdemont, que consideró que si el Parlament le acaba invistiendo, el rey Felipe, en el supuesto de que el Gobierno español decidiera impugnar la elección, no tendría derecho a no firmar su nombramiento. “El problema lo tiene el Rey”, porque “si el Parlament me ratifica como presidente, el jefe del Estado no tiene ningún derecho a subvertir el mandato legal y constitucional”, advirtió el candidato de Junts per Catalunya.
Sin desvelar la fórmula con que finalmente se llevará a cabo la investidura, Puigdemont sí garantizó que, en todo caso, no sería ninguna que estuviese prohibida por el reglamento del Parlament.
Puigdemont defiende que puede gobernar desde Bruselas: “Prefiero ser president que presidiario”