Salud mental
Un conocido me comentaba los problemas de salud de su hijo, explicándome que dormía mal y comía peor; que tenía vómitos, que estaba irritable, triste y encerrado en sí mismo. Ya era la tercera vez que lo llevaba al especialista del aparato digestivo, y que ni tan siquiera en la analítica aparecía ninguna alteración. Le pregunté, provocadoramente: “¿Tú crees que está triste porque vomita, o vomita porque está triste?”, y si el especialista le había sugerido la posibilidad de que los síntomas pudieran ser de origen psicosomático. Fue entonces cuando me comentó que el galeno le había apuntado la posibilidad de que la solución estuviese en manos de un psiquiatra. E inmediatamente añadió: “Estos médicos cuando no encuentran la solución enseguida te dicen que estás loco”. Me limité a sonreír, aunque en mi interior sentí ali-
pori al oírlo utilizar la palabra
loco en esa acepción peyorativa a la que le arrastra el desconocimiento y el oscurantismo; demostrándome que sería incapaz de admitir la posibilidad de que su hijo sufra una enfermedad o alteración psicológica o que simplemente necesite a alguien que le ayude a poner en orden sus ideas, y mucho menos de tener intención de llevarlo al psiquiatra y/o al psicólogo.
Es inaceptable que a estas alturas aún exista esa estigmatización sobre las enfermedades mentales para las que, para más inri, existen tratamientos.
J.M.ª LORENTE HERNANDIS
Valencia