La lucha no es flor de un día
Las actrices de Hollywood ya habían despertado antes del escándalo Weinstein
El feminismo no puede basarse únicamente en actos simbólicos como vestir de negro en una alfombra roja como condena a los instintos depredadores de un sector de Hollywood, con Harvey Weinstein como máximo exponente, o soltar hashtags (#MeToo) en las redes sociales. La denuncia está mejor cuando se piensa en un plan de acción para implementar el cambio y de esto entiende mucho Reese Witherspoon, no solamente porque es una de las 300 firmantes del manifiesto de Time’s Up, la fundación para recaudar fondos para luchar por la igualdad. La ganadora del Oscar por En la cuerda floja estaba cansada de ver que su industria no invertía en personajes femeninos potentes y aprovechó su posición de prestigio para introducir el cambio. Era parte del caldo de cultivo que ha permitido que floreciera ahora un feminismo mainstream y combativo.
Era el 2012 cuando Witherspoon unió fuerzas y talento con la productora Bruna Papandrea y fundó Pacific Standard, una productora cuyo único objetivo era crear películas protagonizadas por mujeres. ¿La mejor forma de encontrar historias que le interesasen? Pujar por los derechos de los libros que le apalos sionaban y rápidamente recogió frutos. En el 2015 había tres actrices nominadas al Oscar por películas de su compañía: Rosamund Pike por Perdida, la adaptación de la novela de Gillian Flynn, y ella misma y Laura Dern por Alma salvaje, basada en la novela biográfica de Cheryl Strayed. En la última edición de los Emmy y los Globos de Oro también consiguió que Nicole Kidman y Laura Dern se llevasen premios interpretativos por Big little lies ,una miniserie sobre madres de familia que lidian con el matrimonio, la viomalos lación y los tratos a la vez que se ven involucradas en un caso de asesinato. “Quiero agradecer este premio a todas las personas que rompieron su silencio y hablaron de abuso y acoso”, dijo Witherspoon con el Globo de Oro en la mano a la mejor miniserie. Ahora ya prepara una serie sobre periodismo con Jennifer Aniston, que la propia Witherspoon protagonizará, y un drama criminal con Octavia Spencer (Criadas y señoras) en el papel principal para Apple.
Su feminismo cultural y emprepasaba sarial desapercibido en una industria más acostumbrada a los titulares. Pero la realidad es que fueron unas cuantas que utilizaron sus voces para reavivar la llama del feminismo como Emma Watson, que en el 2014 estaba en las Naciones Unidas hablando de que era feminista y explicando el significado del concepto a una nueva generación, aquella que había crecido con Harry Potter, mientras otras actrices (muchas de ellas españolas) todavía soltaban perlas ignorantes como “ni machismo ni feminismo” en entrevistas. O, estos días, cómo se puede olvidar el discurso de Patricia Arquette en los Oscars del 2015
INICIATIVA EMPRESARIAL
Witherspoon fundó una productora sólo para crear obras con personajes femeninos potentes
SUELDOS INJUSTOS
Arquette despertó el debate acerca de la igualdad salarial entre hombres y mujeres al recoger el Oscar en el 2015
VÍCTIMAS DE GUERRA
Jolie no quiere que los crímenes contra mujeres en las zonas de conflicto sean asumidos como normales
LA VIEJA ESCUELA
Fonda reconoce ser una víctima del patriarcado tras pasar su vida intentando gustar a los hombres
Cuanda tras recibir la estatuilla por Boyhood, llenó de euforia las mujeres del patio de butacas: "Es nuestro momento de tener igualdad salarial de una vez por todas". En esta lucha no siempre percibida como feminista por los medios de comunicación estaba Angel ina Jolie, que tras rodar Tomb Raider 2 m Camboya en el 2001 estrechó sus relaciones con el mundo humanita-rio. ¿Una de sus principales preocu-pacion es? Que se asumiera como normal la violencia hacia las muje-res en as zonas de guerra, por ejem-plo Bosnia, donde estuvo en contac-to con numerosas víctimas de viola- ción. En un plano más televisivo, no se puede ignorar el éxito de Shonda Rhimes, la creadora de Anatomía de
Grey, que dejó claro que en EE.UU. estaban preparados para una serie protagonizada por una mujer negra
(Scandal) y estableció un modelo de serie donde las actrices pudieran conciliar su vida personal y laboral. Ella, como madre soltera, entendía la necesidad de tener servicio de guardería en la propia productora y de ser flexible con la visita de familiares en el set de rodaje.
Pero la necesidad de confrontar el machismo lo dejó bien claro una cara histórica del movimiento como Jane Fonda en una columna de opinión en el 2016: “Cuando cumplí los sesenta y entré en mi tercer y último acto decidí que, por más miedo que me diera, tenía que curar las heridas que me había hecho el patriarcado”. Quería confesar que había infravalorado la lucha hasta que se dio cuenta que había pasado toda una vida basando su existencia en gustar a los hombres porque así la habían educado. La actriz era ejemplo de la longevidad de la lucha en Hollywood y de lo que queda por hacer. El movimiento que desbordan todas en los medios de comunicación no es flor de un día.