La Vanguardia

Adiós al líder de la nouvelle cuisine

Muere Paul Bocuse, líder de la revolucion­aria nouvelle cuisine

- CRISTINA JOLONCH

Para dar una idea de la importanci­a de la figura de Paul Bocuse (Callonges-au-Montd’Or, 1926), que fallecía ayer a los 91 años, Ferran Adrià lo comparaba con un Van Gogh o un Picasso en el terreno del arte. Por eso señalaba que los jóvenes que ahora estudian en las escuelas de cocina deberían entender que “somos lo que somos y ellos algún día defenderán esta profesión porque antes lo hizo este señor cuya muerte entristece no sólo a los cocineros sino a todo el mundo de la gastronomí­a”.

Monsieur Paul fue uno de los personajes que, como Vatel, Carême o Escoffier, han protagoniz­ado la historia de la alta cocina. Desde su célebre “albergue” en Collonges-auMont-d’Or, cerca de Lyon, animó a los cocineros a salir de sus fogones para ser reconocido­s por los clien- tes. “Fue quien nos sacó de nuestras cuatro paredes para dignificar nuestro oficio”, afirma Martín Berasategu­i, orgulloso de haberlo visitado a finales de noviembre. “Fue una de las últimas veces que bajó al restaurant­e, con caminador, para charlar con un colega y recordó muchas cosas de los viejos tiempos”.

Bocuse fue el líder de la nouvelle cuisine, el movimiento creado por un grupo de chefs (algunos, tan relevantes como Guerard o Troisgros) que cambiaría el rumbo de la alta cocina para adaptarse a una Francia efervescen­te que reclamaba la libertad creativa y el “prohibido prohibir” a finales de los años sesenta del siglo pasado: huir de lo pretencios­o volviendo la mirada al mercado, a la estacional­idad y al respeto al producto, reivindica­r la cocina tradiciona­l en detrimento de los grandes clásicos de la alta cocina parisina, abrirse a las aportacion­es de otras cocinas y culturas o subrayar la importanci­a de la técnica fueron algunos de los puntos que mar-

carían el importante movimiento cuyas aportacion­es recogió en su día la revista Gault-Millau. Adrià recordaba ayer que Bocuse fue el gran director de marketing de esa revolución culinaria. “Cada uno de los integrante­s del movimiento tenía su propio estilo y su filosofía, pero el gran director de marketing y de comunicaci­ón fue Bocuse. Y él fue quien nos enseñó a todos los cocineros la importanci­a de vender aquello que hacemos. Independie­ntemente de que era un extraordin­ario chef y un vanguardis­ta en su momento. Quien cree que fue más clásico que el resto olvida contextual­izar en el tiempo: cuando Bras y Gagnaire triunfaban, él llevaba décadas de carrera”.

Su sencillez y su simpatía eran lo que ayer quería recordar Juan Mari Arzak, uno de los padres de la nueva cocina vasca, el movimiento con el que, atraídos por el discurso de sus vecinos, “lo que hicimos fue reivindica­r la cocina vasca como parte de la cultura y contribuir a difundirla. Pedro Subijana y yo le conocimos en el primer congreso de Club de Gourmets, en 1976, y después fuimos a su casa, estuvimos unos días con él y nos hicimos muy amigos”. Para Arzak, Bocuse fue un sabio, alguien que luchaba por la cocina del mercado y que escribió un libro, La

cocina del mercado, que fue fundamenta­l “porque se dirigía a toda la gente que quería cocinar en casa”. Arzak recuerda que el hojaldre sobre su célebre sopa de trufas era impresiona­nte. “Cuando regresamos a Donosti intentamos hacerlo como él, pero nunca nos subió tanto ni nos quedó tan perfecto”.

Su corazón enorme era lo que destacaban ayer Berasategu­i –“nunca cambió a pesar de ser alguien tan importante, era aún mejor persona que cocinero”– o Romain Fornell, amigo de su nieto, quien lo describía como un visionario con un corazón enorme que dignificó la profesión. “Era nuestro ídolo”, afirma Joan Roca. “Cuando comenzábam­os, todos teníamos su libro La cocina del mercado”. Para Roca, “cambió la considerac­ión social de los cocineros y lideró la revolución de la nouvelle cuisine con generosida­d, dando protagonis­mo a muchos cocineros de su generación”. Para Carme Ruscalleda, que ayer rescataba sus recuerdos de hace 40 años en Collonges-au-Mont-d’Or, ha sido alguien que dio un paso muy importante para la cocina francesa y la del mundo. “Bocuse ha viajado al cielo de los cocineros artistas. ¡Larga vida a su memoria!”.

EL COMUNICADO­R Para Adrià fue el gran director de marketing del movimiento de la nouvelle cuisine

DIGNIFICAR EL OFICIO Los cocineros lo describen como el chef que fue capaz de dignificar la profesión

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ROBERT PRATTA / REUTERS Una foto del cocinero, en el Instituto Paul Bocuse de Lyon, dedicado a la formación
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PB Celebrando sus 90 años en Collonges, con Lea Linster –única mujer Bocuse de Oro–; a la derecha, el actual ministro de Estado –entonces alcalde de Lyon–, Gérard Collomb y Alain Ducasse
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AFP El presidente Giscard d’Estaing le pone la Legión de Honor, en 1975
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MICHEL ARTAULT / GETTY Paul Bocuse compra lechugas en un mercado de Lyon, en 1973

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