LA DURA VIDA DEL PEATÓN
Crónica sobre las crecientes dificultades que hallan los ciudadanos que se desplazan a pie
LOS OBSTÁCULOS PARA DESPLAZARSE A PIE EN BARCELONA HAN AUMENTADO
Vecinos y comerciantes del Turó Park están que trinan. Una cuadrilla está recortando las aceras del acceso principal del parque en recuerdo del poeta Eduardo Marquina. El mordisco es de unos tres metros, en la entrada de los jardines y la plataforma de Pau Casals. Uno de los obreros explica que amplían la calzada para dar cabida a otro carril bici. “Así no se invita al paseo, no se anima el comercio, no se hace barrio –tercia Bartolomé Criado, de la asociación de vecinos y comerciantes–. El Ayuntamiento quiere unir los nuevos carriles bici de Pau Casals y de Ganduxer, unos carriles que apenas se usan, que únicamente están empeorando el tráfico y la contaminación. Al final, como siempre, quien sale perdiendo es el peatón”.
“Les dijimos que la pendiente de Ganduxer es muy pronunciada para un carril bici de subida –dice Luis Tusell, de la asociación de vecinos de Tres Torres–, que ya pusieron uno bidireccional en Doctor Fleming, que si quieren reducir el uso del coche han de facilitar las cosas al peatón y ampliar las aceras, que son ínfimas y las usan muchos escolares, sobre todo entre General Mitre y Via Augusta. Queremos que pongan contadores y nos digan cuántos ciclistas usan esta nueva infraestructura”. Cualquiera que suba Ganduxer una tarde laboral verá que la respuesta es descorazonadora: uno, y en bici eléctrica, un solo ciclista que hace pocos días se cruzó con otros dos que pedaleaban en senplicando tido contrario, cuesta abajo. En realidad el carril se convirtió en una clandestina zona de carga y descarga. “Y hace pocos días una mujer mayor se cayó en la plaza Sant Gregori Taumaturg al tropezarse con uno de los pilones del carril...”.
El empeño del gobierno de Ada Colau en combatir la contaminación con la multiplicación de los carriles bici está agravando un viejo problema de Barcelona, añadiendo nuevos escollos en el camino, com- aún más la vida cotidiana del peatón común. En los setenta el alcalde Masó hablaba de promocionar “islas de peatones”. En 1995 Maragall publicó un bando titulado “los derechos de los peatones”. Ahora Colau defiende la supermanzana del Poblenou... Pero para bajarse de un taxi en Francesc Macià aún hay que tomar grandes medidas de precaución. Cambiar de línea
FALTA DE COMUNICACIÓN
Muchas entidades dicen que el Ayuntamiento no les escucha cuando hablan de movilidad
en la estación de Urquinaona obliga a subir y bajar muchísimos escalones. ¿Nunca les asustó un bocinazo al salir de la del paseo de Gràcia? Cada vez que llueve las baldosas de la parte alta de la Diagonal resbalan un montón. El maltrecho pavimento de Escudellers desencadena docenas de tropezones. Cada vez que lo riegan se convierte en un barrizal. Y algunos semáforos de la ciudad son tan implacables que muchos ciudadanos en edad provecta no tienen tiempo de llegar al otro lado, se ven atrapados en medio, entre un montón de coches a totudio da velocidad. La Vanguardia analizará estos días algunos de estos puntos negros, e invita a sus lectores a explicar dónde hallan más dificultades para hacer lo más sencillo, para caminar.
Porque el relego de las aceras afecta a toda la ciudad. Muchos vecinos de la calle Taulat del barrio del Poblenou no entienden que el gobierno de Colau haya preferido instalar allí un nuevo carril bici en lugar de ampliar en condiciones el pavimento dedicado al peatón. Aquí empujar un cochecito es un engorro. El margen es de apenas medio metro, a ratos aún menos. El caso Taulat no es excepcional. Estos días este diario explicará otra historia muy parecida al otro lado de la ciudad, en Pedralbes. Además, los comerciantes de Via Laietana llevan años reclamando en vano una ampliación de sus aceras. “Nosotros estamos a favor de la implantación de los carriles bici –retoma Salvador Clarós, de la asociación de vecinos del Poblenou–, pero esta acera es un desastre. Antes tampoco se podía caminar por aquí , y ahora que sacaron tantos coches aparcados mucha gente quiere poder caminar. La solución definitiva es reurbanizar la calle y peatonalizarla para que todo el mundo pueda pasar, pero el Ayuntamiento aún no contempla esta posibilidad”.
“No puedes empujar un cochecito, arrastrar una maleta, usar un andador...”, se queja la gente que vive en Taulat. “En algunos tramos pintaron de gris claro parte de la calzada, como si fuera acera, pero igualmente se la quedan los ciclistas”. “Yo es que no lo entiendo... si ya hay carriles bici en Ramon Turró y en Pujades, si también se puede pedalear por la Rambla del Poblenou, si la calle Bilbao es mucho más amplia ¿no había otro modo de enlazar con el Fòrum?”. Muy pocos se atreven a cuestionar las conveniencias del pedaleo. Un reciente es- concluye que las ciudades europeas evitarían 10.000 muertes prematuras si ampliaran sus carriles bici. Pero muchos cuestionan la calidad de la red que se está tejiendo en Barcelona. Todo apunta a que aquella promesa estrella del gobierno de Colau de triplicar el número de kilómetros de carriles bici en este mandato no llegará a cumplirse. Aun así el empeño municipal no desfallece. A ratos parece que el objetivo sea sumar, que no haga falta mirar atrás. Los males se acumulan gobierno tras gobierno. El actual Plan de Movilidad Urbana (PMU) se aprobó en el mandato anterior.
Hace años que la salida de la estación de metro de Monumental en Marina es una trampa. Muchos ciclistas que hacen uso del carril bici allí dispuesto han de hacer gala de sus reflejos cada dos por tres para esquivar a los peatones que salen de la estación mediante el ascensor o las escaleras mecánicas. La gente se mete en el carril sin darse cuenta. Las líneas blancas están despintadas. Y quienes más uso hacen de estos ascensores son las personas mayores, las que tienen problemas de movilidad, las que van con niños pequeños... De modo que muchos ciclistas prefieren ahorrarse disgustos y pedalear por la acera. Las prisas municipales a la hora de multiplicar la red se entienden en tanto que si el Ayuntamiento no ofrece a los ciclistas posibilidades seguras no puede obligarles a abandonar del todo las aceras. Pero la circunstancia de Monumental no es anecdótica. Ocurre lo mismo muy cerca, en la parada de autobús del lado montaña de la Gran Via. Aquí la ingeniosa solución consistió en hacer desaparecer el carril bici que, como el Guadiana, reparece una vez queda atrás la estación.
Otro de los rincones donde los ciclistas han de mostrar grandes habilidades es Sant Antoni. La reforma del mercado obligó a fusionar la acera Llobregat de la calle Urgell y su carril bici direccional, a habilitar un estrecho camino flanqueado por vallas de obra y New Jersey. Ocurrió hace muchos años. La escena más típica es la de un ciclista haciendo equilibrios circenses a fin de no caerse detrás de dos personas mayores que caminan muy despacio. Sin embargo, los respingos son muy frecuentes. Otros no tienen tanta paciencia.
CARRILES BICI CUESTIONADOS
Crecen las dudas sobre la idoneidad técnica de muchas de las nuevas vías para ciclistas
SUMA DE DIFICULTADES
Muchos escalones, baldosas resbaladizas, semáforos implacables...