Cuando la histeria define la historia, mal asunto
Jugando con el fuego de la histeria mediática y del honor jurídico mancillado, Carles Puigdemont ha viajado a Copenhague para volver a liderar la narrativa de la política hispano-catalana. Ayer, en las teles, los insultos se dispensaban a granel (loco, golpista, conejo asustado) combinados con análisis que destilaban perplejidad e ignorancia, como si los aspavientos anularan el derecho de Puigdemont a representar a sus votantes, que prefieren la esperanza de una posible mentira o de una imposible locura a una verdad fosilizada en forma de constitucionalismo insoportable. La histeria danesa, que inducía a pensar en la detención del Chapo o la reencarnación de Bin Laden, intentaba convertir a Puigdemont en una especie de Richard Kimball. Al final, entre tantos expertos, todo se reduce a una frase que define (por el énfasis preadolescente con el que fue pronunciada) la estrategia del prófugo: “¡España tiene un problema de cojones!”
Finalmente ha llegado la respuesta a Tabarnia: Catabàrnia, con un presidente, Toni Albà, que imitó el discurso del adversario para desprestigiarlo, pero sin el currículum de Albert Boadella. La frase de Picasso “Bienaventurados mis imitadores porque suyos serán mis defectos” volvió a tener sentido. La alocución de Albà fue una de las novedades del retorno de Preguntes freqüents (TV3), con nuevo presentador (Laura Rosel) y un póquer de invitados monotemáticamente plurales: Ernest Maragall, Elsa Artadi, Carles Riera y una Pilar Rahola plenipotenciaria de una interpretación puigdemontiana de la actualidad.
La del sábado fue una noche de estímulos soberanistas. Mientras intentan hacernos creer que Puigdemont es Charles Manson y vaga por Dinamarca como un pirómano, Sábado Deluxe (Telecinco)
Lapiedra explota la autodestrucción familiar como fuente de riqueza
invitó a María Lapiedra. En esta fase de su vida, Lapiedra explota la autodestrucción familiar como fuente de riqueza. Pero hace relativamente poco no dudaba en acudir en pelotas, con barretina y una estelada a las puertas del Parlament y en viralizar una canción dedicada a Artur Mas con versos de alto contenido agropecuario-geopolítico como: “Si nos das la independencia registrarán mis peras / al pasar por la frontera”.
Ahora que la psicosis sobre qué puede hacer Puigdemont en Dinamarca ha activado las alarmas fronterizas y una corriente de hipótesis humorísticas realmente cómica (a diferencia de tabarneses y catabarneses, no renuncia a la intención ni al talento), no descartemos que, ahora que vive en un plató de Telecinco, Lapiedra pida mirar fijamente a cámara y, en un gesto de astucia coherente con la historia y la histeria recientes, se quite la careta de látex y, cual Tom Cruise en Misión imposible, nos descubra que no es María Lapiedra sino el mismísimo Puigdemont.