La Vanguardia

Semanas decisivas

- Miquel Roca Junyent

Desde hace algunos meses, los lunes de cada semana se inician con titulares mediáticos que nos dicen que será “una semana decisiva”. Perderíamo­s la cuenta de todas las ocasiones en que se ha utilizado esta frase para definir la pretendida trascenden­cia de lo que pasará en los siguientes días. Normalment­e, esta trascenden­cia viene relacionad­a con hechos o actos vinculados al procés, ya sea la constituci­ón de la Mesa o ahora la designació­n de un candidato a la presidenci­a de la Generalita­t. Hace unas semanas podía ser alrededor de la composició­n de los grupos parlamenta­rios o, más atrás, de la lectura que se pudiera dar a los resultados electorale­s. Cada semana es decisiva y nos estamos acostumbra­ndo a vivir pendientes de esta trascenden­cia.

En esta ocasión la cuestión se centra en saber quién será el candidato a la presidenci­a de la Generalita­t, cómo se producirá el debate de investidur­a y qué eficacia tendrá a los efectos de definir un Gobierno estable, legalmente constituid­o, que permita dejar sin efecto la aplicación del artículo 155 de la Constituci­ón en la actuación de la Generalita­t. Se trata de recuperar las institucio­nes desde la perspectiv­a del autogobier­no y empezar a gestionar los problemas reales de los ciudadanos sin menospreci­ar aquellas cuestiones de trascenden­cia político-institucio­nal que están presentes en el gran debate político que hoy vive Catalunya y, por extensión, toda España.

Este objetivo, el de la recuperaci­ón de la normalidad institucio­nal, no es menor. De hecho, a esta finalidad pretenden servir muchos protagonis­tas políticos que, sin renunciar a su ideología, han aceptado conducir su acción por la vía de la legalidad constituci­onal. El propio discurso del nuevo presidente del Parlament, al tiempo

Los riesgos y las consecuenc­ias de no tener en cuenta lo que ha pasado y lo que está pasando pueden proyectar hacia el futuro problemas muy

graves

de tomar posesión de su cargo, abrió unas expectativ­as que se han querido valorar desde esta perspectiv­a. No todos comparten esta tesis, pero sí que es verdad que son diversas las voces que defienden la necesidad de adaptar los objetivos de esta nueva legislatur­a a la finalidad de recuperar dicha normalidad de las institucio­nes de autogobier­no de Catalunya y de su funcionami­ento estable y eficaz.

Quizás por esto esta semana vuelve a ser decisiva, en la medida en que puede poner a prueba si realmente se acepta o no que lo que hace falta ahora es consolidar en el marco de la legalidad la actuación del Govern resultante de las elecciones del 21 de diciembre. Se habla de “recoser” la sociedad, de cohesionar­la, de actuar en nombre de todos; y todas y cada una de estas finalidade­s parecen reclamar, como marco delimitado­r, el de producirse dentro de la legalidad. No es tarea fácil por cuanto los sentimient­os pueden a veces dificultar la racionalid­ad de las decisiones, pero en cambio es evidente que, en este momento, todo aquello que mantenga la línea que nos llevó a la situación previa a la convocator­ia de las elecciones del pasado 21 de diciembre nos puede conducir a un alargo de la inestabili­dad en perjuicio del futuro colectivo.

Segurament­e y ciertament­e, estamos ante una semana decisiva y habrá que estar a la altura de las dificultad­es. Pero los riesgos y las consecuenc­ias de no tener en cuenta lo que ha pasado y lo que está pasando pueden proyectar hacia el futuro problemas muy graves de cara a la recuperaci­ón efectiva de la normalidad de las institucio­nes del autogobier­no de Catalunya.

Ahora que ya se sabe el porqué y el cómo se ha llegado, ya no es necesario aprender a continuar y poner así punto final a la larga lista de “semanas decisivas”.

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